Fundamentos de la Filosofía Política: Contrato Social y Modelos de Ciudadanía

Teoría del Contrato Social

El individuo es la clave del orden social y político. El pacto social se trata de aportar razones que justifiquen su posible aceptación por parte de todos los implicados.

1. Modelo Individualista (Thomas Hobbes - conservador)

   • Situación inicial: Es una guerra de todos contra todos, con libertad y derechos ilimitados.
   • Contrato social: Entre todos los individuos a favor del soberano.
   • Fines del Estado resultante: El Estado como garante de la paz, del orden y de la seguridad.

2. Modelo Libertario (John Locke - liberal)

   • Situación inicial: Cada uno es libre y se gana lo que trabaja, con derechos naturales de la vida, libertad y propiedad privada.
   • Contrato social: Doble contacto entre todos los individuos para crear el Estado y entre los individuos y gobernantes.
   • Fines del Estado resultante: El Estado como agencia protectora que evite que cada individuo tome su propia justicia.

3. Modelo Universalista (Jean-Jacques Rousseau)

   • Situación inicial: Igualdad natural, problemas de subsistencia, no hay derechos previos al contrato.
   • Contrato social: Entre todos los ciudadanos a favor de la comunidad.
   • Fines del Estado resultante: Pacto social, el Estado como expresión de la voluntad general, como búsqueda del bien común.

Origen y Legitimidad: Cuatro Modos de Combinación

1. Una institución tenga un origen que consideramos bueno y al mismo tiempo la consideramos legítima (la religión). En ese tipo de casos, podemos cuestionar la legitimidad de algunas situaciones concretas de abusos y malas prácticas, pero raras veces se pone en cuestión la institución como tal.
2. Una institución cuyo origen radica en el abuso y la violencia y que, por tanto, tampoco es legítima según los criterios habituales de legitimidad (esclavitud, mafias).
3. Una institución tenga un origen histórico violento y lleno de abusos y, sin embargo, haya razones para considerar que esa institución es legítima.
4. Una determinada institución puede tener un origen éticamente impecable y, sin embargo, ese origen no es por sí mismo una garantía de que la institución sea legítima (fiestas populares).

Concepciones de la Ciudadanía

Concepción Republicana

La defiende Jürgen Habermas. No hay lugar para excluir los derechos políticos a ningún colectivo social, puesto que no se da preferencia a los rasgos de ninguna mayoría frente a las minorías. Se considera la sociedad política como una asociación de miembros libres e iguales de una comunidad de derecho. Dicha comunidad se considera producto de un contrato social en el que los participantes han consentido vivir bajo leyes reguladoras de las libertades públicas. La ciudadanía va ligada a los procedimientos democráticos desde su misma raíz y, por ello, el respeto a dichos procedimientos es la mejor garantía de integración social.

Concepción Comunitarista

Charles Taylor. Reclama mayor atención a los vínculos étnicos y culturales. Critica un concepto demasiado atomizado del individuo y de las relaciones humanas. El comunitarismo mantiene que existen unos vínculos formados por la cultura y la procedencia étnica compartida dentro de cada pueblo. Habermas critica que los seres humanos no son ni los seres egoístas y aislados que presupone el liberalismo, ni tampoco los miembros forzosos de un cuerpo colectivo anterior al Estado, sino más bien unos seres comunicativos y abiertos a la deliberación pública que son capaces de crear vínculos de solidaridad y ciudadanía mediante los procedimientos democráticos.

Modelos Históricos de Ciudadanía

La Ciudadanía en la Democracia Griega: La Tradición Política

Cada ciudad era un pequeño Estado independiente y que procuraba ser económicamente autosuficiente. Ser ciudadano significaba participar en la política. El ciudadano tenía la responsabilidad de acudir a la asamblea y tomar parte en los debates públicos acerca de los problemas de la ciudadanía. Tres principios regían la participación en la Asamblea:

• Isonomía (igualdad ante la ley)
• Isegoría (igualdad de palabra)
• Koinonía (cooperación para alcanzar el bien público)

La Ciudadanía en la Antigua Roma: La Tradición Jurídica

La ciudadanía consistía sobre todo en el reconocimiento legal de algunas personas como miembros de pleno derecho de la República. Esto significa que el ciudadano era aquel que gozaba de la protección jurídica otorgada por las leyes y las instituciones. El ciudadano se entiende más bien como un título jurídico que permite reclamar ciertos derechos.