Fundamentos de la Convivencia Social: Civilidad, Poder y Estado
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Civilidad y Virtudes Cívicas
Vivir en sociedad supone aceptar unas mínimas normas de convivencia (ética de mínimos), así como asumir que las conductas de las personas han de regirse por las normas jurídicas establecidas por el derecho. Aunque el Estado cuenta con medios coercitivos para establecer el orden social, se hace necesario, además, que la sociedad civil promueva entre los ciudadanos la praxis cívica o civilidad.
La civilidad es la virtud del ciudadano por antonomasia. Consiste en vivir con responsabilidad la condición de miembro de una sociedad con objetivos compartidos. El buen ciudadano es consciente de sus derechos, pero también de sus obligaciones, y busca su bien particular sin perjudicar el bien común. La civilidad no significa solo ser correcto y cortés en el trato, sino que implica poseer virtudes cívicas, como el respeto a la ley, el sentido de la justicia, la participación responsable en la vida pública, etc. Como ocurre con todas las virtudes, también las virtudes cívicas deben aprenderse para ser incorporadas a la conducta y convertirse en hábitos. Por ello es fundamental la labor educativa, o de socialización.
El Poder Político
Los seres humanos no somos autómatas programados por una inteligencia superior. La libertad constituye un valor esencial e irrenunciable de nuestra existencia. El problema surge cuando tomamos conciencia de que vivimos "entre" otros seres humanos. Para organizar la convivencia, hay que tomar decisiones que influyen en toda la colectividad y que no siempre coinciden con las voluntades de todos.
La política es una actividad desarrollada por los miembros de una colectividad encaminada a decidir cómo ha de organizarse la convivencia. Según una definición que relaciona política con poder, es el proceso de utilización del poder en el seno de una comunidad determinada para conseguir unos objetivos que se consideran válidos para la colectividad. En los Estados democráticos el poder político debe estar legitimado mediante el consenso de los miembros de la comunidad política para aceptar la autoridad establecida.
El Concepto de Estado
El Estado es el concepto central de la ciencia política. Esta forma de organización político-jurídica surgió en Europa en el siglo XVI. El Estado se caracteriza por:
- Ostentar el poder sobre un determinado territorio y sobre su población.
- Ejercer el monopolio de la coacción física para asegurar la consecución de los fines establecidos.
- Administrar la vida de los individuos mediante una compleja red de instituciones (burocracia, ejército, diplomacia, etc.).
En definitiva, el Estado es el depositario de la soberanía. El Estado es la institución que ostenta el poder efectivo, absoluto y perpetuo que se tiene sobre la comunidad política. Hasta la Revolución Francesa, la soberanía se identificó con la autoridad suprema encarnada en la figura del monarca o soberano, pero desde entonces se acepta que la soberanía reside en el pueblo, que la delega en representantes elegidos por medio del sufragio.