Fundamentos del Estado y la Ciudadanía: Perspectiva Aristotélica
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La Naturaleza del Estado y la Definición del Ciudadano en la Filosofía Política
La familia es la asociación natural y permanente por excelencia. El pueblo es la primera asociación de muchas familias. La unión de muchos pueblos forma el Estado. Un Estado es una asociación política que se forma con miras a un bien común. Todas las asociaciones tienden al bien de su especie. Los elementos constitutivos del Estado son las partes más pequeñas de un conjunto.
El Estado procede siempre de la naturaleza; es un hecho natural. El hombre es un ser naturalmente sociable, y quien vive fuera de la sociedad es un ser degradado o un ser superior a la especie humana. Como bien lo expresa Homero en la Ilíada: “Sin familia, sin leyes, sin hogar”. El hombre que fuera por naturaleza tal como lo pinta el poeta Homero, solo respiraría guerra, porque sería incapaz de unirse con nadie. La naturaleza arrastra instintivamente a los hombres a una asociación política. Es el último en vivir sin leyes y sin justicia.
El Estado y el Ciudadano: Una Perspectiva Aristotélica
Al momento de hablar de la naturaleza particular de la clase de gobierno, tenemos que pensar en la idea de Estado. ¿Es el Estado sinónimo de gobierno? El gobierno no es más que cierta organización impuesta a todos los miembros del Estado. Ahora, si relacionamos la palabra Estado con Oligarquía o con Tiranía, esto no es un Estado para Aristóteles. Para él, el Estado es un sistema completo y formado por muchas partes, un agregado de elementos.
La Definición de Ciudadano
Se presenta al ciudadano como un elemento esencial del Estado. ¿A quién puede darse el nombre de ciudadano? ¿Se basa en el consenso o en la ausencia de imperfecciones? Se considera ciudadano en la Democracia a quien no lo es en un Estado oligárquico. La ciudadanía no depende solo del domicilio, lo que excluye a extranjeros y esclavos. Tampoco se limita al simple hecho de poder presentarse a los tribunales como demandante o como demandado.
Existen categorías de ciudadanos incompletos o temporales: los jóvenes que no han llegado a la edad de una inscripción cívica (ciudadanos incompletos) y los ancianos que han sido borrados de ella (ciudadanos jubilados). En el lenguaje actual, el ciudadano es el individuo nacido de padre ciudadano y de madre ciudadana, aunque esto no se podía exigir a los primeros habitantes de la ciudad.
Lo que Aristóteles trata de encontrar es la idea absoluta de ciudadano, exenta de todas las imperfecciones anteriormente mencionadas. El rasgo eminentemente distintivo del verdadero ciudadano es el goce de las funciones de juez y magistrado. Aristóteles llama ciudadano a todos los que gozan de una magistratura, es decir, a quienes tienen la capacidad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, con imparcialidad y sin vínculos o intereses en el caso.
El ciudadano, tal como lo hemos definido, es el ciudadano de la Democracia, pero esto no quiere decir que no pueda ser ciudadano en otro régimen. Evidentemente, es ciudadano el individuo que puede tener en la Asamblea Pública y el tribunal voz deliberante. Por Estado, Aristóteles entiende la masa de hombres de este género (ciudadanos) que posee todo lo preciso para satisfacer las necesidades de la existencia.