La Fundación de Buero Vallejo: Un Estudio sobre la Realidad, la Libertad y la Condición Humana
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Trasfondo Histórico y Propósito de 'La Fundación'
La Fundación, concluida en 1966 y estrenada en Madrid el 15 de enero de 1974, con gran éxito de crítica y público, se contextualiza en una época de grandes convulsiones mundiales. La Guerra Fría persistía, y conflictos como la Guerra de Vietnam y el golpe de Estado en Chile marcaban el panorama internacional. La revolución del 68 en Francia había generado importantes cambios sociales, especialmente entre la juventud. España, por su parte, vivía los últimos años del régimen franquista, caracterizados por huelgas estudiantiles y obreras, represión policial y censura cultural, especialmente en el teatro y la prensa.
Los personajes de la obra viven bajo la dictadura franquista, con la represión, la ausencia de libertades y el encarcelamiento como respuestas frecuentes a la disidencia. La pena de muerte y el ambiente carcelario están fielmente reflejados en La Fundación. Aunque la denuncia directa solo aparece en la segunda parte, a través del personaje de Asel, predomina la denuncia indirecta mediante el recurso de la fábula. Frente a la pasividad y el encierro, Buero Vallejo propone en este drama la capacidad de actuar, y ante las ilusiones de libertad, advierte sobre otras cárceles.
La Fundación no se encuadra en una época y lugar determinados ("En un país desconocido") porque la intención de Buero es hacernos comprender que esta situación de injusticia, tortura, represión e intolerancia puede darse en cualquier momento de la historia y en cualquier lugar. Es algo que nunca dejará de suceder, incluso ahora.
Como toda la obra de Buero Vallejo, La Fundación es una incitación a remover la conciencia del espectador-lector, a hacer de él un elemento activo de lucha contra la injusticia y la falta de libertad, pero advirtiendo de la existencia de otras cárceles.
En suma, parte del éxito de La Fundación se debe a que recoge sentimientos e inquietudes de la sociedad de aquellos momentos. El planteamiento de la condición humana, con sus referencias a la prisión, independientemente del trasfondo autobiográfico, recuerda al personaje de Segismundo de La vida es sueño, de Calderón de la Barca. Tomás, encerrado en una cárcel...
No hay ninguna imagen más central en el teatro bueriano que la de la prisión. La evidente predilección de Buero por el tema del encarcelamiento, encierro o trampa refleja la situación del propio dramaturgo y de otros españoles de la época franquista.
Los Temas Morales: Traición, Supervivencia, Muerte y Libertad
La denuncia política del régimen, tan necesaria en el momento del estreno de la obra, queda en un segundo plano. Por el contrario, el lector contemporáneo descubre la vigencia de los interrogantes éticos que la obra plantea. La peripecia de los protagonistas nos sitúa ante dilemas morales intemporales e inherentes a la condición humana.
A) Traición y Supervivencia
La obra reflexiona sobre la necesidad de actuar contra fuerzas superiores injustas ("fundaciones") desde la conciencia de la fragilidad humana.
La traición, por tanto, es la salida que encuentra la debilidad humana ante el miedo y la tortura, que es un instrumento inmoral para la degradación de las víctimas. En esas circunstancias, traicionar es sobrevivir. Algo sin duda innoble, pero justificable. Diferente es el caso de Max, cuya traición es una forma de corrupción miserable, pues se vende a cambio de obtener ciertas ventajas materiales en la prisión. Pero incluso esta bajeza es comprendida por Asel: "Nadie sería un espía en un mundo humano".
La fragilidad humana, el miedo, la tortura y la traición son los condicionantes de la acción.
En definitiva, la lucha contra los poderes superiores es una lucha trágica que está condenada al fracaso. Pero la grandeza consiste en actuar, en no resignarse a pesar de todos los condicionantes o limitaciones de la condición humana.
B) Muerte y Libertad
La muerte. Los personajes de la obra son seres trágicos: su destino es la muerte y la nada. Buero reflexiona sobre esta circunstancia, de claras reminiscencias autobiográficas, y plantea las distintas opciones de los seres humanos ante ese destino fatal.
Otro de los temas de la obra es la lucha por la libertad. Al final de la obra se llega a la conclusión de que el ser humano es un prisionero (como el ratón de Berta, llamado Tomás, igual que el protagonista), encerrado en una sociedad engañosa, con apariencia de mundo feliz (igual que la fundación imaginada por Tomás).
Otros temas son:
- La crítica frente a la violencia, que se condensa en la intervención de Asel en la segunda parte, cuadro I.
- La tortura resulta insufrible para cualquiera.
- El hambre.
- Los crímenes. Prueba de que la violencia solo engendra violencia la tenemos en el asesinato de Max a manos de su compañero Lino.
- La crítica frente a la pena de muerte.
La Realidad y la Apariencia
La Fundación retoma el viejo tema literario del "engaño a los ojos", el carácter ilusorio de la realidad. Esto nos sitúa ante otra de las preocupaciones del autor: el concepto de lo real y las múltiples maneras en que la verdad permanece oculta. En este apartado, La Fundación tiene relación con otras tragedias clásicas como Edipo o La vida es sueño.
Los motivos que articulan la obra son el contraste entre:
- Locura / cordura
- Ficción / realidad
- Mentira / Verdad
(1ª parte / 2ª parte)
a) Contraste entre locura y cordura. La locura de Tomás consiste en transformar la realidad que no le gusta para crear un mundo ficticio. Así pues:
- La cárcel se convierte en una fundación dedicada a la investigación.
- La celda inmunda se transforma en una confortable habitación, con vistas al campo, electrodomésticos (nevera, teléfono, televisión), muebles (estanterías, cinco sillones) y delicado menaje.
- A sus compañeros, los presos políticos, les cambia de profesión para adaptarlos a su papel de investigadores de la Fundación: el ingeniero Asel pasa a ser médico, el tornero Lino a ingeniero, el contable Max a matemático. Únicamente el protagonista y Tulio conservan sus verdaderas profesiones: escritor y fotógrafo, respectivamente.
- Los carceleros burlones actúan y visten, en la mente de Tomás, como complacientes camareros.
- Llega, incluso, a crear a una novia ideal. La Berta de Tomás es, como la Dulcinea de Don Quijote, un producto de la imaginación del protagonista (por eso les corresponde a ambos el mismo número de identificación: el 72).
b) Contraste entre la ficción y la realidad. El simbolismo, tanto de los hologramas, como de la Fundación o los ratones, sugiere que la diferencia entre la realidad y la ficción es más leve de lo que parece a simple vista.
- Los hologramas son imágenes proyectadas en el aire.
- La Fundación representa a la sociedad actual, donde el ser humano vive tan engañado como Tomás en la Fundación.
- El ratón de Berta, Tomás, representa al propio Tomás y al ser humano en general: un prisionero cuyo destino es la muerte.
c) Contraste entre mentira y verdad. Ante la locura de Tomás, Asel y Tulio mantienen posturas enfrentadas:
- Asel defiende la postura de seguirle la corriente al loco para no causarle más sufrimiento. Piensa que se irá curando lentamente al mejorar su condición física (con la ración extra de comida) y al ir descubriendo, por sí mismo, la verdad.
- Tulio, en cambio, es partidario de decir siempre la verdad, aunque esta resulte dolorosa. Acepta a regañadientes el plan de Asel. Pero no le gusta actuar, por eso se muestra tan antipático con el protagonista en los primeros diálogos.
Como en muchísimas obras de Buero, es fundamental el tema del descubrimiento de la verdad como único camino para la verdadera vida.