Friedrich Nietzsche: Zaratustra y la Transvaloración de Todos los Valores
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Nietzsche: El Giro Moral de la Filosofía y Así Habló Zaratustra
Introducción Biográfica
Friedrich Nietzsche (1844-1900) nace en Röcken, cerca de Leipzig (Prusia). Pronto se aficiona a la música y comienzan sus problemas de salud (dolores de cabeza). En 1864 inicia los estudios de Filología Clásica en Bonn, y al año siguiente continúa en Leipzig, donde descubre la filosofía de Schopenhauer, que le entusiasma. En 1868 conoce a Wagner; su música le apasiona. En 1869 es nombrado catedrático extraordinario de Filología Clásica de la Universidad de Basilea. En 1872 publica El nacimiento de la tragedia. En 1878 rompe su amistad con Wagner, y al año siguiente las enfermedades le obligan a abandonar su cátedra de Basilea. Tiene 35 años y comienza una vida errante, viajando siempre, especialmente hacia el Mediterráneo y los Alpes suizos, atormentado continuamente por dolores de cabeza, de ojos y vómitos. En 1882 conoce a Lou Andreas-Salomé, que rechazará su petición de matrimonio, pero que le inspirará un nuevo deseo de vivir. En 1889 sobreviene la catástrofe: sufre un colapso en una plaza de Turín y debe ser internado en una clínica psiquiátrica, diagnosticándosele una parálisis progresiva. A partir de entonces, perdida definitivamente la razón, queda al cuidado de su madre y de su hermana, y muere en 1900.
Nietzsche no es un autor sistemático; emplea habitualmente el aforismo y el poema, y su estilo es fascinante. Los términos fundamentales escapan a toda definición, estallan en significados contrapuestos. No hay razonamientos o deducciones, sino intuiciones como relámpagos. No evita contradecirse y, además, es violento y agresivo. Es fácil malinterpretarlo.
Así Habló Zaratustra como Inversión de los Valores
La Figura de Zaratustra
Así habló Zaratustra es la obra fundamental de Nietzsche. En ella se contiene lo esencial de su mensaje. ¿Por qué este nuevo profeta, Zaratustra? Zaratustra es el intento de recuperar al hombre trágico, el fondo dionisíaco de la existencia, la afirmación de la vida —de esta vida— sin límites. Supone el intento de romper la antigua tabla de valores (la del hombre teórico) y darse una nueva tabla de valores desde el "sí a esta vida", desde la óptica de la vida (hombre trágico). Zaratustra es Dioniso transfigurado.
Si Nietzsche sustituye a Dioniso por Zaratustra es para que "se mande al diablo todo consuelo metafísico". Es decir, Dioniso se identificaba demasiado con la metafísica de Schopenhauer; la nueva visión de Nietzsche rechaza toda metafísica y se mantiene únicamente en el campo axiológico de los valores morales. Justamente por eso, Nietzsche escoge la figura de Zaratustra, ya que ve en él al "creador de la moral" —la contraposición entre el bien y el mal—; por eso mismo, invirtiendo su significación histórica, lo convierte en el que supera la moral, en el que va más allá del bien y del mal: "Zaratustra creó ese error, el más fatal de todos, la moral; en consecuencia, también él tiene que ser el primero en reconocerlo".
En su afirmación de la vida y de la voluntad de vivir, en su decir sí al mundo, Zaratustra representa lo mismo que Dioniso: Zaratustra es Dioniso despojado de la metafísica de Schopenhauer. Su gran enemigo es también Sócrates, Platón y todo lo que ellos representan. Solo que ahora Nietzsche representa a ese enemigo en la civilización cristiana. Dioniso contra Sócrates, Zaratustra contra el Cristianismo; o, en una fórmula cruzada: "Dioniso contra el Crucificado".
Temas Fundamentales y la Transvaloración
Así habló Zaratustra (A.H.Z.) se divide en un prólogo y cuatro partes (compuestas de poemas sin enlace aparente). El prólogo presenta la antítesis del superhombre y el último hombre (Aprender a filosofar, pág. 113). La primera parte desarrolla el tema del superhombre y la muerte de Dios (Aprender a filosofar, pág. 25). La segunda se centra en la voluntad de poder. La tercera expone la idea clave del eterno retorno. La cuarta, centrada en el capítulo sobre los hombres superiores, no añade nada nuevo.
En conjunto, la obra, llena de alegorías y escrita con un estilo que la convierte en una joya de la literatura alemana, es de difícil interpretación. Las alusiones a la Biblia —que es la gran antítesis del Zaratustra— son continuas. La transvaloración de todos los valores es la atmósfera que rodea la obra.