El Frente Popular en España: Auge, Reformas y Conflictos (1936)
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Formación y Objetivos del Frente Popular
El Frente Popular se funda en enero de 1936 como una coalición de partidos y sindicatos de izquierdas, liderada por Manuel Azaña. Entre sus miembros destacados del PSOE se encontraban Largo Caballero, presidente de la UGT y ministro provisional; Indalecio Prieto, periodista; y Julián Besteiro, presidente de las Cortes. El pacto electoral del Frente Popular tenía un doble objetivo: la amnistía inmediata para los presos políticos de la revolución de 1934 y la renovación de las reformas que habían sido paralizadas.
Elecciones de Febrero de 1936
Las elecciones de febrero de 1936 se realizaron pacíficamente y con una alta participación. Los resultados favorecieron a las izquierdas, causando el hundimiento del Partido Radical de Lerroux, que no logró obtener un grupo parlamentario. Las derechas, aunque obtuvieron una mayor representación parlamentaria que en 1933, quedaron por debajo de la minoría parlamentaria.
Gobierno del Frente Popular y Medidas Populares
El gobierno del Frente Popular, formado exclusivamente por republicanos y presidido por Azaña, implementó una serie de medidas populares. La más urgente fue la amnistía de los condenados por los sucesos de octubre de 1934. Otra medida importante fue la reposición en sus puestos de los alcaldes y concejales elegidos en 1931, que habían sido suspendidos durante el "bienio negro" por los gobiernos radical-cedistas. El 28 de febrero, el gobierno decretó la readmisión de todos los trabajadores despedidos por motivos políticos y sindicales relacionados con los hechos de 1934, ordenando a las empresas indemnizar a estos trabajadores por los jornales no abonados. Asimismo, se restableció el gobierno de la Generalidad de Cataluña.
Conflictividad Social y Política
A pesar de las reformas, continuó la alta conflictividad en el campo, debido a la actitud de los propietarios y a la radicalización de las organizaciones campesinas. La actividad del parlamento estuvo paralizada casi todo el mes de abril debido al proceso de destitución del presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, y su sustitución por Manuel Azaña, quien fue investido el 10 de mayo de 1936. Casares Quiroga asumió la presidencia del gobierno, continuando con la política reformista de Azaña.
Uno de los principales problemas a los que tuvo que hacer frente el gobierno fue la oleada de huelgas, muchas veces declaradas y sostenidas por comités conjuntos CNT/UGT. Aunque se hablaba de revolución, ni UGT ni CNT preparaban ningún movimiento insurreccional. La única posibilidad de que se produjese alguno sería como respuesta a un intento de golpe militar.
Consecuencias y Polarización
Las consecuencias de este periodo fueron un gran número de víctimas humanas y mucha destrucción material, sobre todo en Asturias. Hubo miles de detenidos y se suspendió la autonomía catalana. Se aceleró el enfrentamiento entre las "dos Españas", especialmente en Madrid y Barcelona. En la derecha, aumentó la opinión pública autoritaria y profascista, sobre todo entre las juventudes de la CEDA. En las izquierdas, se movilizaron a favor de la amnistía de los encarcelados, lo que originó el Frente Popular.
Destitución de Alcalá-Zamora y Violencia Política
La destitución de Alcalá-Zamora de la presidencia de la República tuvo como objetivo que la izquierda monopolizara la magistratura del Estado. El principal problema de esta etapa fue la espectacular violencia política de la primavera de 1936, con el triunfo de la izquierda obrera y el éxito de Largo Caballero, quien impulsó la creación de las Juventudes Socialistas Unificadas, dirigidas por Santiago Carrillo. Las huelgas y la violencia callejera llevaron a la creación de milicias paramilitares.
Preparativos para el Golpe Militar
La derecha se apoyó mayoritariamente en el golpe militar contra los republicanos. Los rumores de golpe de Estado eran crecientes, pero el gobierno del Frente Popular no les dio crédito. Se limitó a asignar cargos militares de poca importancia a los generales de la CEDA, como el envío de Franco a Canarias y de Mola a Pamplona.