El Franquismo Temprano: Economía, Sociedad y Estrategias de Legitimación en la España de Posguerra
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El Desarrollo Socioeconómico del Primer Franquismo (1939-1959)
La Autarquía y sus Consecuencias (1939-1959)
La Guerra Civil tuvo unos efectos demográficos muy importantes desde la perspectiva de la economía. Provocó un descenso similar de la población activa. La represión y el exilio afectaron a sectores de trabajadores especializados. Cuando finalizaron los enfrentamientos militares, la economía estaba profundamente desarticulada: la producción agrícola e industrial era muy inferior a la de 1935, las reservas de oro y divisas habían desaparecido, y la red de transporte se encontraba muy deteriorada. Las destrucciones de edificios e instalaciones fabriles fueron moderadas, aunque el régimen las utilizó como elemento de propaganda para justificar la mala situación.
Racionamiento y Mercado Negro: Los "Años del Hambre"
La victoria de Franco en la Guerra Civil tuvo repercusiones económicas muy negativas, sumiendo en el hambre y la miseria a muchos españoles. Las arbitrarias decisiones de las autoridades consolidaron una economía muy poco competitiva en la cual el tráfico de influencias y la corrupción fueron elementos destacados. Los años cuarenta quedaron en la memoria colectiva de los españoles como los “años del hambre”.
En el sector agrícola, la fijación de precios por el Estado por debajo del que hubiera resultado de la libre interacción de la oferta y la demanda, provocó un descenso de la producción y, en consecuencia, un desabastecimiento de alimentos, lo que obligó al régimen a establecer las cartillas de racionamiento para organizar la distribución de los productos de primera necesidad.
Estrategias de Legitimación y Crisis Internas del Régimen Franquista
La Búsqueda de Legitimidad: Catolicismo y Monarquía
La primera estrategia del régimen para adquirir legitimidad había sido acentuar sus características católicas; la segunda, hacer mayor uso del aspecto monárquico. En esta ley, Franco quedaba como Jefe del Estado vitalicio y podía proponer a las Cortes a su sucesor. Don Juan rechazó esta ley, pero en 1948 llegó a un acuerdo con Franco para que don Juan Carlos se educara en España.
La Crisis de 1956 y el Ascenso de los Tecnócratas
A mediados de los años cincuenta, por un lado, la política autárquica había llevado a una difícil situación económica; por otro, aparecían otros grupos dentro de la Iglesia Católica. El detonante político de los grandes cambios que se avecinaban fueron los sucesos de febrero de 1956, donde hubo enfrentamientos callejeros entre estudiantes contrarios al régimen y falangistas.
Se culpó de la situación al ministro de Educación, Ruiz Giménez, por su política aperturista; sin embargo, Franco, al remodelar el gobierno, no solo lo dejó fuera a él, sino también al falangista Fernández-Cuesta. A finales de la década de los cincuenta, la Iglesia no era la institución monolítica que apoyaba sin fisuras al régimen. Había intelectuales católicos que defendían el desarrollo de las libertades; otros grupos mantenían una lucha obrerista; y también estaban los tecnócratas del Opus Dei.