El Franquismo: Ideología, Poder y Evolución Política en España

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Fundamentos Ideológicos y Evolución Política del Franquismo

Fundamentos Ideológicos

Durante la Guerra Civil, Franco asume todos los poderes y adopta el título de Caudillo. Tras la guerra, impone una dictadura y se le considera una figura providencial que solo responde ante Dios y la Historia.

El franquismo se caracterizó por su debilidad ideológica, pues a diferencia del nazismo o el fascismo, carecía de una ideología articulada, ya que la falangista no fue aplicada en su totalidad. Franco contó con el apoyo de diferentes fuerzas y sectores, pero sobre todo con el del ejército, la Iglesia y la Falange.

  • El Ejército: Franco y el ejército compartían los mismos valores, por lo que este se convirtió en la columna vertebral del régimen, manteniendo el orden y participando en la política y la economía.
  • La Iglesia: Era el elemento legitimador de la sublevación y del nuevo régimen. Recuperó privilegios y participó en la política a través de ministros pertenecientes a la ACNP o al Opus Dei. Este régimen ha sido calificado como nacionalcatolicismo. Sin embargo, hubo también críticas de la HOAC y la JOC, quienes se interesaron por los problemas obreros.
  • La Falange: El partido único participaba en el gobierno asumiendo los ministerios sociales y sus actuaciones servían para justificar a posteriori la sublevación. Aportaba también parte de la simbología y del contenido social del régimen, aunque sus aspectos más radicales fueron eliminados.

La Evolución Política

Los inicios del régimen

Se adoptan símbolos e instituciones fascistas de Alemania e Italia debido a la vinculación establecida con estos países durante la Guerra Civil y al interés por participar en el nuevo orden internacional. España abandona la Sociedad de Naciones y Franco tuvo entrevistas con Hitler (1940) y Mussolini (1941) para negociar la participación en el conflicto, a cambio de apoyo militar y económico y permitir la anexión de las colonias francesas del norte de África.

Como Hitler rechazó esas condiciones por excesivas, la intervención española se limitó al apoyo logístico y al envío de la División Azul (1941-1943) para colaborar en la invasión de la URSS. A partir de 1943, las derrotas alemanas llevan a España a volver a la neutralidad y retirar la División Azul. Y la victoria aliada en 1945 obliga a un cambio radical: abandono de los símbolos fascistas; potenciación de los caracteres católicos y anticomunistas; y la prensa presentó la neutralidad de España en la guerra como mérito de Franco.

Al acabar la Segunda Guerra Mundial, España siguió siendo considerada como una dictadura fascista. A ello se sumó el Manifiesto de Lausana (1945) en el que Juan de Borbón, heredero de la Corona, denunciaba la ilegalidad del régimen y exigía la vuelta a la monarquía.

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