Francisco de Quevedo: Exploración de su Legado Poético y Prosaico
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Francisco de Quevedo fue un poeta famoso en vida. Escribió sonetos, romances, letrillas, canciones, etcétera. Sus poemas son variados en su contenido, pudiendo ir de lo grotesco y atrevido a lo elevado y sublime.
Obra Poética
Su poesía puede clasificarse en las siguientes categorías:
Poesía Amorosa
Son poemas que se inscriben en los convencionalismos de la lírica amatoria de la época. Quevedo, además del artificio y de la belleza del lenguaje, ajustado siempre a la idea, sabe infundir a estos versos un sentimiento y una emoción tales que suelen trascender con creces cualquier tópico literario.
Poesía Metafísica
En estos poemas trata temas como la angustia vital, el desengaño, la resignación y la fugacidad de la vida y la presencia de la muerte.
Poesía Moral
Quevedo adopta también la actitud del moralista barroco que critica, satiriza y fustiga las debilidades humanas: la hipocresía, la ambición, la envidia, el egoísmo...
Poesía Satírica
Quevedo no tiene par en nuestra poesía satírica. Son inagotables su ingenio y su agudeza, su capacidad de crítica, de burla y de deformación grotesca para tratar desde lo serio y trascendente a lo más insignificante.
Temas recurrentes en la poesía satírica:
- Personajes de la sociedad del siglo XVII.
- Escritores y cuestiones literarias, especialmente Góngora y el culteranismo.
- Mitos.
- Personajes históricos.
- Personajes y héroes literarios.
Algunos de sus poemas más conocidos incluyen: Érase un hombre a una nariz pegado o Madre, yo al oro me humillo.
Obra en Prosa
Los Sueños
La obra está formada por cinco sueños:
- Sueños de las calaveras
- El alguacil alguacilado
- Las zahúrdas de Plutón
- El mundo por dentro
- La visita de los chistes
Esta obra es una de las más singulares del poeta. Aprovechando el artificio de las visiones y de los sueños, el autor realiza una crítica de costumbres y vicios, a la vez que hace desfilar un retablo de los más variados tipos y personajes. Quevedo nos ofrece una mirada burlesca, pero también la preocupación, el desengaño y la crítica de la sociedad española.
El Buscón
Es, sin duda, la mejor obra en prosa de Quevedo y la culminación de la novela picaresca. El autor se limita a enlazar y narrar magistralmente una serie de episodios y desgracias del protagonista en medio de un mundo trazado con tintes amargos.
El protagonista, don Pablos, hijo de padres poco ejemplares, entra al servicio del estudiante Diego Coronel, hospedado en casa del Dominé Cabra. En la Universidad de Alcalá, sufre burlas. Habiendo conocido por su tío que su padre ha acabado en la horca, va a Segovia a recoger su herencia. Marcha luego a Madrid donde por sus robos y fechorías acaba en la cárcel. Ya en libertad, es apaleado por fingir e intentar casarse con una prima de don Diego.