Francisco de Goya: Evolución Artística y Obras Clave

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Francisco de Goya y Lucientes

Francisco de Goya y Lucientes irrumpe en el panorama artístico a finales del Neoclasicismo, atravesará por un costumbrismo vinculado al Romanticismo, así como por fases visionarias para llegar a ser un precursor genial del Impresionismo. Su obra es difícil de clasificar por su continua investigación y su fuerte vena crítica.

Entre 1774 y 1792: Real Fábrica de Tapices

Trabaja para la Real Fábrica de Tapices como pintor de cartones, centrándose en temas costumbristas, con influencia algo rococó e incluso del Romanticismo. Las manchas de color y formas inacabadas son el medio para transmitir sus sensaciones. Obras destacadas de este periodo incluyen La Pradera de San Isidro, La Vendimia y El Quitasol. Los artesanos tapiceros se quejaban de la dificultad que suponía trasladar al tapiz los bocetos de Goya, por la factura suelta y la vivacidad de los tonos.

Obras Religiosas

Realiza también obras religiosas, en las que se ciñe a lo tradicional. Un ejemplo es el Cristo Crucificado (1780), de cuatro clavos (según la iconografía de Pacheco), aún vivo, alzando sus ojos al cielo. No hay vestigio de tormento, pero sí fuertes influencias velazquianas, como ese fondo oscuro y uniforme que hace atemporal el momento y que remarca una luz artificial de carácter dramático. Sin embargo, el claroscuro de Goya es algo más suave que el de Velázquez.

En 1798 decora la Ermita de San Antonio de la Florida con frescos en los que muestra una gran libertad creativa.

Retratos y la Corte de Carlos IV

Con 42 años, llega a ser pintor de cámara de Carlos IV. Se centrará en el retrato de reyes y nobles, plegándose más al Neoclasicismo. En estos retratos, Goya penetra en la psicología de sus personajes, muestra el papel social de los mismos e incluso deja entrever sus simpatías o antipatías personales hacia los personajes retratados.

  • La Familia de Carlos IV (1800): muestra influencia de Las Meninas de Velázquez, centrando la atención en los rostros (limitación en el de Carlos IV, carácter plebeyo y pícaro en su esposa). Goya aparece en segundo término y en la sombra ante el caballete. Los personajes no se comunican entre sí. La pincelada es suelta, rápida, valiente, consiguiendo captar los encajes, el brillo de las joyas, etc.
  • Maja vestida y Maja desnuda: la vestida de factura más suelta.
  • Sus retratos de niños están influidos por la escuela inglesa (inocencia y encanto infantil).

A partir de 1792: La Sordera y Los Caprichos

A partir de 1792, empieza a padecer sordera, lo que influirá en la evolución de su arte. Hacia 1799, la serie Los Caprichos (grabados al aguafuerte, también al aguatinta) muestra un universo poblado de monstruos, generados por la superstición, la ignorancia, etc. Son un total de 80 láminas que muestran un mundo similar al de las Pinturas Negras, un mundo en el que empieza a desconfiar del poder de la razón y el progreso humanos.

La Guerra de la Independencia y sus Grabados

Con la invasión francesa se desarrolla más esta cara amarga. La carga de los mamelucos o Dos de Mayo y Los Fusilamientos del 3 de Mayo, pintados ambos hacia 1814, muestran la tragedia, el dolor, con intensidad desbordada plasmada con diversos colores y juegos de luces y sombras.

La Guerra de la Independencia, con sus horrores, también dejará su huella en los grabados, en los que muestra influencia de Durero y Rembrandt: las expresiones, los claroscuros, etc., se consiguen con trazos, manchas negras, etc. De la serie Los Caprichos ya hemos hablado. Otras series son:

  • Los Desastres de la Guerra (hacia 1810-15): el terror y la muerte son los protagonistas de estos grabados, donde de nuevo reina la sinrazón humana.
  • Los Disparates (1817-18): dibujos y aguafuertes.
  • Tauromaquia (hacia 1815): le sirven para estudiar el movimiento, la fuerza, etc. Algunos de estos grabados son en litografía.

Las Pinturas Negras

En sus últimos años, antes de marcharse a Francia, decora al fresco una serie de estancias de una casita que compró en las afueras de Madrid, llamada "la Quinta del Sordo". Fueron posteriormente arrancados de la pared con el fin de preservarlas y hoy se hallan en el Museo del Prado. Los sufrimientos de Goya, su enfermedad, etc., explicarían estas fantásticas visiones. El negro es el color con el que remarca su aguda y penetrante crítica social. Estas obras miran al futuro, marcando la autonomía del pintor y de la pintura en sí misma.

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