Francisco de Goya: Evolución Artística y Legado Universal
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GOYA
La pintura española del siglo XVIII no alcanza su esplendor hasta la llegada de Francisco de Goya, cuya obra evolucionó a la par de sus vivencias. Su pintura es universal y atemporal, ya que los problemas que plantea son válidos para cualquier época y lugar. A veces su estilo se acerca al barroco, otras al neoclásico, al romanticismo o incluso al impresionismo, influyendo en casi todos los pintores posteriores. Goya retrató tanto al pueblo como a la corte, y sus fuentes de inspiración fueron Velázquez y la propia realidad.
Biografía
- Nace en 1746 en Fuendetodos (Zaragoza), donde se formó en el taller de José Luzán.
- En 1763 se presenta en Madrid al concurso de la Academia de San Fernando, pero tras su fracaso viaja a Italia, donde pinta en Parma para su academia "Aníbal cruzando los Alpes".
- En 1771 regresa a España y trabaja para el cabildo de la Basílica del Pilar, pintando La adoración del nombre de Dios por los ángeles.
- En 1774 interviene en la Cartuja zaragozana de Aula Dei y comienza a trabajar en el taller de Mengs, realizando cartones para tapices.
- El éxito de los cartones le proporciona numerosos encargos. En 1786 es nombrado pintor del rey y en 1799, pintor de cámara de Carlos IV.
- En 1792 cae enfermo y se queda prácticamente sordo.
- En 1808, la invasión francesa de la península provoca una gran crisis en Goya.
- En 1816 inicia la serie de grabados La Tauromaquia. Entre 1816 y 1820 decora su casa, la llamada Quinta del Sordo.
- En 1824 se exilia a Burdeos, donde muere en 1828.
Dividiremos su estudio y obras en tres etapas:
Primera etapa: 1775-1792
Aparte de los trabajos que realiza en Zaragoza, destaca como pintor de cartones para tapices que se tejían en la Real Fábrica de Santa Bárbara y decoraban los palacios del Escorial y El Pardo. En estos cartones, pintados al óleo sobre lienzo, Goya trataba temas costumbristas y campestres, como Merienda a orillas del Manzanares, El quitasol, La maja y los embozados y El bebedor.
En 1780, al ingresar en la Academia de San Fernando, pinta un Crucificado en el que se aprecia frialdad y convencionalismo. Sobre un fondo oscuro, se recorta un Cristo que no inspira dolor, con un cuerpo escultórico e influencia del Cristo de Velázquez.
Los últimos cartones para tapices los realizó bajo el reinado de Carlos IV, incluyendo La gallina ciega y La boda, todos muy cromáticos. En 1792 deja de hacer cartones.
Realizó numerosos retratos, como los de Floridablanca, Francisco Bayeu (pintor y cuñado de Carlos III), los duques de Osuna y Jovellanos. En España, la política comienza a ser controlada por María Luisa de Parma y Godoy, con un espíritu contrario a Goya y sus amigos, muchos de los cuales fueron encarcelados.
Segunda etapa: 1792-1808
Marcada por su enfermedad, que lo convierte en una persona misteriosa, insociable y agria, lo que se refleja en su pintura. Obras como Casa de locos o Entierro de la sardina muestran dinamismo, toques desordenados y rostros deformados.
En 1794 comienza la serie de grabados Los Caprichos, publicados en 1799, que suelen llevar un título o especie de moraleja. Tratan temas como la ignorancia, la prostitución, el anticlericalismo y la superstición, con la aparición de animales simbólicos y críticas a la sociedad de su época. Destacan El sueño de la razón produce monstruos y Volaverunt.
En 1798 comienza la decoración de los frescos de la ermita de San Antonio de la Florida. En la cúpula se representa un milagro del santo: la resurrección de un muerto presenciada por mendigos. Junto a lo bello, aparece lo feo y desagradable. Goya inventa una estructura, una barandilla inexistente a la que se asoman distintos personajes, con una pincelada dinámica y espontánea.
De esta época son los retratos del rey Carlos IV a caballo y de la reina. El más famoso es La familia de Carlos IV (1800), donde aparecen el rey, la reina e incluso Goya autorretratado. La composición es neoclásica, con los personajes distribuidos a ambos lados de los reyes. En el centro de la composición está la reina, pero la importancia del rey queda marcada al estar más adelantado. Es un desnudo frontal.
Tercera etapa: 1808-1828
La invasión francesa y la Guerra de la Independencia marcaron profundamente el arte de Goya. Entre 1810 y 1814 comienza una segunda serie de grabados, Los desastres de la guerra, con gran dramatismo, angustia, violencia, represión civil, hambre y muerte.
En 1814 acomete dos grandes obras de tema bélico: El dos de mayo de 1808 en Madrid, de espíritu romántico y gran violencia y dinamismo, y Los fusilamientos del tres de mayo, obra dramática y expresionista donde el artista presenta varios grupos: el pelotón de fusilamiento, los cadáveres y los que van a ser fusilados.
En 1815 realiza la serie de grabados La Tauromaquia, que refleja el mundo de los toros, que tanto le atraía, con figuras como Costillares y Martincho. Algunas situaciones son inventadas por él.
Entre 1817 y 1823 realiza la serie de grabados Los disparates o Los sueños (22 estampas), una serie fantástica, surrealista, imaginativa y con gran claroscuro.
Entre 1816 y 1820 decora la Quinta del Sordo (su casa) con las llamadas Pinturas negras, un total de 14 obras realizadas al óleo donde predomina el color negro. En general, hay un gusto por lo feo, desagradable, horrible y deformado. Los temas incluyen Saturno devorando a un hijo, Aquelarre, Romería de San Isidro, Las Parcas y Dos frailes, con predominio de la mancha. Goya pinta estas obras en las paredes de su casa, pero con una visión anticulturalista.
En sus últimos años en Burdeos, pinta La lechera de Burdeos, con una técnica suelta y luminosa que lo aproxima al impresionismo.