Francisco de Goya: Evolución Artística y Etapas Clave
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Tercer Período (1792-1808): Nuevos Rumbos
Este período comienza con la grave enfermedad que le dejará sordo y marcará su vida interior, convirtiéndole en un ser atormentado, fantasioso, visionario y, a decir de algunos contemporáneos, amargado. En su obra profundiza en el interior del hombre, y el grabado será la técnica más adecuada para esto. Su dibujo se vuelve extravagante, sin reglas ni convencionalismos. De esta época son los Caprichos, serie de grabados en los que se refleja su propia personalidad atormentada.
En un intento de liberación personal, Goya realiza algunos cuadros en los que aparecen los temas que podemos encontrar más tarde en la pintura romántica: La casa de los locos, El aquelarre, El incendio, El naufragio y otros de los que el propio artista dice: “he logrado hacer observaciones que regularmente no dan lugar en obras encargadas, en las que el capricho y la invención no tienen ensanche”.
Sin embargo, continúa siendo uno de los pintores más admirados (y mejor pagados). Su labor como retratista continúa y mejora en este período. Destacan los retratos de Jovellanos, el delicioso de La condesa de Chinchón y La duquesa de Alba. Como retrato colectivo, La familia de Carlos IV, lo que supone el reconocimiento real (el propio Goya se autorretrata en un extremo del cuadro). Por encargo de Godoy pinta las dos Majas (desnuda y vestida). Al parecer ambas se presentaban juntas y por medio de un dispositivo de superposición se mostraba una u otra según conviniera.
En cuanto a la pintura religiosa destacan los frescos de San Antonio de la Florida, en Madrid.
Cuarto Período (1808-1828): Los Años Finales
Los acontecimientos históricos suponen lo que para algunos autores es su segunda crisis. Deberá sobrevivir a los horrores de la Guerra de Independencia (a veces al servicio de los afrancesados, otras al de los patriotas), y ésta le dejará un profundo poso, del que extraerá nuevas formas y temas. La guerra había sido pintada hasta ahora como algo bello, pero Goya la presentará, en pinturas, dibujos y grabados (Los Desastres) como el cúmulo de todas las tragedias. Dos grandes cuadros que iban a constituir el inicio de una serie constituyen la base artística de este período: La carga de los Mamelucos (El dos de mayo) y Los fusilamientos de la Moncloa (El tres de mayo).
Aún pintará algunos cuadros de temática religiosa, entre los que destaca La última comunión de San José de Calasanz, así como numerosos retratos.
Sin embargo, culminará la concepción formal y el patetismo de las obras anteriores con el expresionismo de sus Pinturas Negras realizadas entre 1819-1823 en su casa, conocida como la Quinta del Sordo. Son representaciones patéticas y de muy difícil interpretación, ya que Goya penetra en lo visionario; su colorido es frío y abundan los tonos pardos, negros y ocres que son interrumpidos por manchas de color brillante. Redujo su paleta, mientras que la técnica es muy libre y llega a colocar pinceladas de color puro (antecedente del impresionismo). Destaca todo el conjunto, pero sobresalen:
- Saturno devorando a su hijo
- El aquelarre
- Duelo a garrotazos
- La Romería de San Isidro
- Asmodea
A este período corresponden las series de grabados Los Disparates y La Tauromaquia.
En 1824 pidió licencia real para marchar a Francia, afincándose en Burdeos, ciudad que verá como crea una de sus mejores obras y claro precedente del impresionismo La lechera de Burdeos; en esta obra parece haber desaparecido el pesimismo anterior. Poco después, en 1828, morirá.