Financiación Europea: De los Paquetes Delors a las Raíces de la Integración Continental

Financiación de la Unión Europea: Orígenes y Evolución Presupuestaria

Tras la adopción del Acta Única en 1986, se planteó la necesidad de revisar el Presupuesto de la Comunidad. Este había aumentado considerablemente y su reparto por partidas se había modificado de forma significativa, con un incremento de los gastos estructurales mientras disminuían proporcionalmente los gastos destinados a la política agrícola. Este compromiso, conocido como “Paquete Delors I”, estableció las perspectivas financieras para los siguientes cinco años.

Las nuevas políticas propuestas en el Tratado de Maastricht requirieron nuevas disposiciones presupuestarias. En febrero de 1992, la Comisión hizo pública una comunicación conocida como Paquete Delors II, presentada por el entonces presidente Jacques Delors ante el Parlamento Europeo.

Primeras Iniciativas Funcionalistas y la Integración Europea

Otras iniciativas, ajenas al federalismo europeísta y centradas en limitados proyectos funcionalistas de carácter económico, también buscaron avanzar en la integración. Estas iniciativas constituyeron progresos en la consecución de los ideales paneuropeos y se desarrollaron mediante dos líneas de acción paralelas:

1. El estímulo a la regulación de las tasas de cambio y el impulso a las uniones aduaneras, con el fin de evitar el proteccionismo y las guerras tarifarias. En 1925, surgió el Comité de Acción Económica y Aduanera, que defendía el librecambismo y la libertad de empresa en la economía europea. Posteriormente, en 1926 y 1927, aparecieron la «Asociación para la Unión Económica Europea» y el Movimiento para la Unión Aduanera Europea, que propusieron una Unión Económica y la creación de un libre mercado europeo abierto a la circulación de capitales.

2. La formalización de cárteles empresariales supranacionales en la industria y el comercio. En 1927, Maryrisch fundó la Entente Internacional del Acero, mediante la cual animó a empresarios metalúrgicos de Francia, Alemania, Bélgica y Luxemburgo a eliminar las barreras estatales a la libre circulación del carbón y el acero, sentando un precedente para la futura CECA. No obstante, la falta de intervención reguladora de los gobiernos tuvo el efecto de reducir la competencia de las empresas no afiliadas y, tras extenderse al Reino Unido y a los Estados Unidos, llegó a controlar el 90% de las exportaciones mundiales de acero en 1939.

La estructura de la nueva institución comprendía tres órganos: la Conferencia Europea, compuesta por representantes de todos los gobiernos europeos miembros de la Sociedad de Naciones, que constituiría el órgano director y esencial de la UE y estaría configurada como instancia deliberativa; y un Comité Político como órgano ejecutivo.

En este periodo, tomaba impulso el «Espíritu de Locarno», un proceso que conduciría al Protocolo Briand-Kellogg, firmado en 1927 por quince potencias que renunciaban a la guerra y se comprometían a someter sus litigios al arbitraje internacional. Apenas un año después de la muerte de Stresemann, Hitler triunfaría en las elecciones de septiembre de 1930. Briand murió en 1932, cuando Europa se encontraba ya dividida entre regímenes totalitarios y democráticos.