Filósofos Clave: Contexto Histórico y Aportaciones a la Filosofía
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Contexto y Obra de Aristóteles
El texto presenta la vida y obra de Aristóteles, quien nació en Estagira, una ciudad que sufría las secuelas de las Guerras del Peloponeso. Después de estudiar en Atenas en la Academia de Platón, donde se convirtió en profesor, Aristóteles dejó la ciudad tras la muerte de Platón. Fue llamado por el rey Filipo II de Macedonia para educar a su hijo Alejandro, el futuro Alejandro Magno. Posteriormente, Aristóteles regresó a Atenas para fundar su propia escuela, el Liceo, que se destacó por su enfoque en la observación empírica y la instrucción sistemática.
Tras la muerte de Alejandro, Aristóteles enfrentó una reacción antimacedónica en Atenas y huyó a Calcis, donde falleció al año siguiente. Sus obras se han clasificado en dos grupos: exotéricas, que son fragmentarias y destinadas a una audiencia más amplia, y esotéricas, que son notas de clase más detalladas. El texto comentado proviene de una de sus obras esotéricas, "Ética a Nicómaco", que es uno de los tratados más importantes de la filosofía occidental. Este tratado se compone de diez libros, abordando temas como la felicidad, la virtud, la justicia y la amistad. El fragmento discutido pertenece al Libro I o Libro II, donde Aristóteles reflexiona sobre el fin de las acciones humanas y la naturaleza de la virtud, comparándola con otros tipos de conocimiento.
Contexto y Obra de Platón
Platón, nacido en el año 427 a.C. en una familia noble y con una educación aristocrática, fue profundamente influenciado por su maestro Sócrates, de quien aprendió la importancia del diálogo en la búsqueda de la verdad. Su vida coincidió con un período tumultuoso en la historia de Atenas, marcado por la recesión económica tras las Guerras del Peloponeso y la agudización de las diferencias sociales.
A pesar de sus intentos por participar en la política de Atenas, Platón se enfrentó a la decadencia sociopolítica y la injusticia, destacando la condena a muerte de su mentor, Sócrates. Este contexto lo llevó a fundar la Academia en el año 380 a.C., con el propósito de formar filósofos-gobernantes y contribuir al mejoramiento de la sociedad.
En sus escritos, Platón polemizó con los sofistas, especialmente criticando su convencionalismo y relativismo. Su obra, compuesta principalmente por diálogos, aborda una amplia gama de temas, desde la naturaleza del amor hasta la inmortalidad del alma y la estructura ideal del estado. Destacan obras como "La Apología", "El Simposio", "El Fedón", "El Menón", "La República" y "El Timeo", que reflejan su profunda reflexión filosófica y su visión del cosmos.
Contexto y Obra de Santo Tomás de Aquino
Tomás de Aquino, un destacado filósofo cristiano del siglo XIII, forma parte de la corriente de pensamiento conocida como Escolástica, que representa la filosofía de los autores cristianos desarrollada en las escuelas catedralicias y universidades medievales desde el siglo VII hasta el XIV.
El contexto histórico del siglo XIII es crucial para comprender el entorno en el que floreció la Escolástica y la obra de Tomás de Aquino. Este período se caracteriza por ser un momento de esplendor en la Edad Media, marcado por importantes transformaciones. A nivel económico, se observa cierta estabilidad, un aumento del comercio y una expansión urbana. Políticamente, se consolidan las grandes monarquías europeas, mientras que socialmente persiste el sistema feudal, con una estructura de tres estratos: nobleza, clero y campesinado, aunque los habitantes de las ciudades gozan de cierta independencia.
Desde el punto de vista cultural, el siglo XIII destaca por la construcción de majestuosas catedrales góticas, el surgimiento de universidades a partir de las escuelas catedralicias, como las de París y Bolonia, y la fundación de las órdenes mendicantes, entre las que se encuentra la orden dominica a la que pertenece Tomás de Aquino. Estas órdenes desempeñan un papel importante en la renovación interna de la Iglesia, promoviendo el ideal evangélico de la pobreza.
El siglo XIII también es notable por la recepción de las traducciones de filósofos griegos, árabes y judíos, especialmente de Aristóteles, lo que lleva a un período conocido como el "siglo aristotélico". Este influxo de ideas aristotélicas genera un enfrentamiento en el ámbito filosófico entre el pensamiento tradicional, influenciado por Platón y San Agustín, y los defensores del aristotelismo.
Tomás de Aquino se encuentra en el centro de esta disputa, elaborando un aristotelismo moderado que, aunque inicialmente enfrentó acusaciones de herejía, eventualmente se convirtió en el pensamiento oficial de la Iglesia. Su obra filosófica, como la "Summa Theologiae", refleja su intento de integrar la filosofía aristotélica con la teología cristiana, estableciendo un puente entre la razón y la fe.
Contexto y Obra de Descartes
El texto presenta un estudio sobre la obra "Discurso del método para guiar bien la razón y buscar la verdad en las ciencias" de René Descartes, escrita en 1637 cuando tenía 44 años. De los seis capítulos que componen la obra, se enfoca en el segundo, donde Descartes propone el método matemático como base de todas las ciencias y desarrolla su famosa duda metódica. Más tarde, en el cuarto capítulo, encuentra su primera verdad indudable, el cogito.
A pesar de que Descartes escribió mucho antes de publicar esta obra, había decidido mantener sus escritos privados. Sin embargo, cuando finalmente se publicó el "Discurso", se convirtió en un libro de gran influencia y controversia en su tiempo. Aunque originalmente fue publicado de manera anónima en Holanda, su autoría pronto se hizo evidente.
Descartes también había escrito otras obras importantes, como "Le Monde" o "Reglas para la dirección del espíritu en la búsqueda de la verdad", que decididamente no publicó. El motivo de esta tardía publicación y de la retención de otras obras sigue siendo un misterio, aunque se especula sobre la influencia del juicio contra Galileo y la naturaleza reservada de Descartes.
Para comprender adecuadamente las contribuciones de Descartes, es necesario considerar los contextos culturales y sociopolíticos que lo influenciaron. Esto incluye el nominalismo de Guillermo de Ockham, el humanismo renacentista, la revolución científica con figuras como Copérnico y Galileo, y las guerras religiosas en Europa. La búsqueda de la verdad y la crítica hacia la enseñanza escolástica recibida en el colegio jesuita de La Fleche también fueron factores determinantes en su vida y obra.
La muerte de su hija (sobrina) lo llevó a enfocarse completamente en la ciencia, vendiendo sus posesiones en Francia para dedicarse por completo a sus investigaciones. Viajó por Europa y finalmente falleció en Estocolmo, donde ejercía como profesor de la reina Cristina de Suecia, a la edad de 53 años.
Contexto y Obra de Hume
El texto presenta un perfil del filósofo escocés David Hume, quien nació en Edimburgo en 1711. Aunque estudió derecho por presión familiar, sus verdaderas pasiones eran la literatura y la filosofía. Pasó una temporada en el colegio de los jesuitas de la Fleché, donde elaboró su obra fundamental "Tratado de la naturaleza humana", que inicialmente fue un fracaso pero que más tarde fue reelaborada en obras como "Investigación sobre los principios de la moral" e "Investigación sobre el entendimiento humano". También escribió los "Diálogos sobre la religión natural" y la "Historia de Inglaterra", que fue un éxito de ventas hasta bien entrado el siglo XIX.
Para entender el alcance de su propuesta filosófica, es necesario contextualizarla. Desde el punto de vista económico, se vivía una revolución agrícola que desembocaría en la Revolución Industrial, con teorías que defendían la libertad económica como factor crucial para el progreso. Políticamente, el sistema estamental dividía la sociedad en nobleza, clero y tercer estado, con la monarquía absoluta como forma de gobierno común, aunque en Inglaterra esto cambiaría con la Revolución Gloriosa. Culturalmente, el siglo XVIII se caracterizaba por el empirismo, la Ilustración y la confianza en la razón crítica y el progreso, influido por figuras como Isaac Newton.
Desde una perspectiva filosófica, el siglo XVIII fue una reacción al racionalismo, defendiendo el empirismo, que argumentaba que todo conocimiento procede de la experiencia, en contraposición al innatismo racionalista. Hume, junto con John Locke y George Berkeley, fue uno de los principales representantes del empirismo en Inglaterra, buscando aplicar el método experimental de las ciencias a los asuntos humanos.
Contexto y Obra de Kant
El fragmento del escrito "Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?" de Immanuel Kant aborda el significado y la influencia de este movimiento intelectual crucial conocido como "Siglo de las Luces". Kant propone que la Ilustración es una actitud mental que enfatiza el pensamiento independiente y racional, desafiando el fanatismo y la superstición, y alentando a cada individuo a pensar por sí mismo.
La Ilustración no solo fue un movimiento filosófico, sino también cultural, que influyó en diversas áreas como la literatura, el arte, la historia y la religión. Surgió al mismo tiempo que las revoluciones liberales-burguesas, como la Revolución Gloriosa en Inglaterra y la Revolución Francesa.
Se desarrolló primero en Inglaterra, con un enfoque más empírico y científico, luego en Francia, donde se centró en cuestiones morales y políticas, y finalmente en Alemania, con un énfasis en el análisis de la razón.
Socialmente, la Ilustración marcó la transición de una sociedad estamental a una sociedad de clases, con la ascensión de la burguesía y las clases medias. Económicamente, fue el siglo del triunfo del capitalismo mercantil, con Inglaterra y Francia como potencias líderes.
Políticamente, hubo un cambio hacia los regímenes liberales y parlamentarios, con el despotismo ilustrado como una etapa intermedia.
En filosofía política, el contractualismo se convirtió en el modelo de legitimación del poder en los nuevos estados liberales, con filósofos como Locke y Rousseau. Culturalmente, la física, especialmente después de Newton, experimentó un gran avance, sentando las bases para el desarrollo tecnológico futuro.
Kant, considerado la culminación del pensamiento moderno, presentó su filosofía en torno a tres preguntas fundamentales: ¿Qué puedo saber? (metafísica), ¿Qué debo hacer? (moral) y ¿Qué puedo esperar? (religión e historia). Finalmente, agregó una cuarta pregunta que engloba todas las demás: ¿Qué es el hombre? Kant enfatizó la importancia del pensamiento crítico y racional en la búsqueda de respuestas a estas preguntas esenciales.
Comparación entre Santo Tomás de Aquino y David Hume
Tanto Santo Tomás de Aquino como David Hume son figuras prominentes en la historia de la ética, aunque sus enfoques difieren significativamente en varios aspectos fundamentales.
Fundamentos Metaéticos
Santo Tomás basa su ética en una concepción teológica y metafísica, que se deriva de la filosofía aristotélica y la teología cristiana. Para él, la ley natural y la ley divina son los principios fundamentales que guían la moralidad humana. Por otro lado, Hume adopta un enfoque más empírico y secular en su ética. Para él, la moralidad surge de los sentimientos y las emociones humanas, y no de principios metafísicos o religiosos. Considera que los juicios morales se basan en la experiencia y la observación de cómo los seres humanos responden a diversas situaciones éticas.
Naturaleza Humana y Motivación Moral
Santo Tomás sostiene que los seres humanos tienen una naturaleza teleológica orientada hacia el bien y que la virtud moral implica el desarrollo de las potencialidades humanas de acuerdo con esa naturaleza. En contraste, Hume argumenta que la moralidad se basa en los sentimientos y pasiones humanas, y que la razón desempeña un papel subordinado en la toma de decisiones éticas. Para Hume, los seres humanos actúan en función de sus deseos y emociones, y la razón simplemente justifica esas acciones después de que se han tomado.
Fundamentación de las Normas Morales
Santo Tomás cree que existen normas objetivas y universales derivadas de la naturaleza humana y la voluntad divina. Estas normas son absolutas y no cambian con el tiempo o las circunstancias. Por otro lado, Hume sostiene que las normas morales son convenciones sociales que evolucionan a lo largo del tiempo y varían según el contexto cultural y social. Para él, no existen normas morales objetivas y universales, sino que son construcciones humanas que se desarrollan en respuesta a las necesidades y valores de una sociedad en particular.
En resumen, mientras que Santo Tomás fundamenta su ética en principios metafísicos y teológicos, Hume la basa en la experiencia humana y los sentimientos. Además, mientras que Santo Tomás sostiene que las normas morales son objetivas y universales, Hume argumenta que son relativas y contingentes. A pesar de estas diferencias fundamentales, ambos filósofos hacen contribuciones significativas al estudio de la ética y continúan siendo objeto de estudio y debate en la filosofía moral contemporánea.
Teoría de la Relación entre Fe y Razón en Santo Tomás de Aquino
El pensamiento de Santo Tomás de Aquino sobre las relaciones entre razón y fe representa una síntesis significativa entre dos fuentes de conocimiento: la fe, basada en la Revelación, y la razón, que se desarrolla a través de la Filosofía. En sus escritos, Santo Tomás aborda la interacción entre estas dos formas de conocimiento y cómo pueden coexistir armónicamente para alcanzar una comprensión más completa de la realidad.
En la Edad Media, la fe y la teología tenían una primacía sobre la razón y la filosofía, ya que se consideraba que solo a través de la fe se podía obtener un conocimiento verdadero y completo de la realidad. Sin embargo, a partir del siglo XI, esta concepción entró en crisis y surgieron disputas sobre la primacía entre fe y razón.
Santo Tomás propone una posición que afirma la autonomía de la razón frente a la fe, separándose así del pensamiento de San Agustín. Para él, la razón y la fe son dos fuentes distintas de conocimiento pero no pueden contradecirse, ya que la verdad es una. Rechaza la teoría de la doble verdad de Averroes y sostiene que existe un conjunto de verdades comunes a la razón y a la fe, llamadas preámbulos de la fe, que pueden ser demostradas tanto racionalmente como conocidas por revelación.
Tomás justifica la existencia de estas verdades alegando razones circunstanciales y estructurales. Además, defiende la colaboración entre razón y fe, argumentando que ambas deben ayudarse mutuamente.
La razón puede ayudar a la fe proporcionando procedimientos de ordenación, demostrando preámbulos de la fe y proporcionando argumentos para defender los artículos de fe. Por otro lado, la fe puede ayudar a la razón adelantándose a ella, confirmando lo que la razón descubre y sirviendo como criterio extrínseco para revisar posiciones filosóficas.
En resumen, Santo Tomás aboga por una relación armoniosa entre razón y fe, donde ambas se complementan y colaboran en la búsqueda del conocimiento y la comprensión de la verdad. Su enfoque conciliador influyó profundamente en el pensamiento filosófico y teológico posterior.
Teología de Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino emprende el desafío de demostrar la existencia de Dios mediante la razón, partiendo del supuesto de que esta demostración es necesaria, dado que la existencia de Dios no es una verdad evidente ni una idea innata, como lo evidencian la presencia de ateos en la sociedad. Además, considera que es posible basar esta demostración en el conocimiento de las cosas sensibles, lo que constituye un enfoque a posteriori. Este intento de demostración se realiza a través de las cinco vías, que comparten una estructura común.
- Primera vía (vía del cambio o movimiento): Se basa en la distinción aristotélica entre potencia y acto. Santo Tomás argumenta que todo lo que se mueve es movido por algo externo, lo que lleva a la necesidad de un primer motor inmóvil, identificado como Dios.
- Segunda vía (vía de la causalidad eficiente): Se apoya en la idea de que cada efecto tiene una causa, lo que conduce a la necesidad de una primera causa eficiente, que es Dios.
- Tercera vía (vía de la contingencia y necesidad): Se basa en la distinción entre seres contingentes y necesarios. Santo Tomás argumenta que si todos los seres fueran contingentes, habría un momento en que nada existiría, lo que conduce a la necesidad de un ser necesario, que es Dios.
- Cuarta vía (vía de los grados de perfección): Parte del hecho de que las cosas del mundo se diferencian en grados de perfección. Santo Tomás argumenta que debe existir un ser óptimo que sirva como modelo de perfección, que es Dios.
- Quinta vía (vía de la finalidad o del orden cósmico): Se basa en el hecho de que todos los seres tienen una finalidad. Santo Tomás argumenta que la existencia de un orden cósmico apunta a la existencia de un ser inteligente que dirige todo hacia su finalidad, que es Dios.
Una vez demostrada la existencia de Dios, Santo Tomás sostiene que es posible acceder racionalmente a su esencia o modo de ser, aunque este conocimiento es imperfecto y limitado debido a la finitud del entendimiento humano y la infinitud de Dios. Los atributos divinos pueden ser conocidos a través de dos vías: la vía de la negación, que consiste en negar de Dios los atributos imperfectos que se observan en las criaturas, y la vía de la eminencia, que consiste en predicar de Dios los atributos positivos en grado sumo o eminente.
Crítica de Hume a la Metafísica Tradicional
En este extenso análisis, se aborda la crítica radical que David Hume realiza a la tradición filosófica, particularmente a los principios metafísico-racionalistas predominantes en su tiempo. Hume, tras establecer la diferencia entre impresiones y ideas, así como entre los dos modos de conocimiento, se sumerge en una crítica profunda a conceptos fundamentales como la causalidad y la sustancia.
Crítica al Principio de Causalidad
Hume cuestiona el principio de causalidad, considerado esencial tanto en la filosofía racionalista como en la metafísica escolástica. Argumenta que la supuesta conexión necesaria entre causa y efecto no es intuitiva ni deductivamente demostrable. Utiliza el ejemplo del movimiento de una bola de billar para ilustrar que la sucesión o contigüidad de eventos no implica necesariamente causalidad. Esta crítica lleva a un escepticismo fundamental: Hume sostiene que no podemos conocer más allá de nuestras impresiones y que la creencia en la causalidad es simplemente una convención basada en la memoria y la imaginación, pero no en una impresión real.
Crítica al Concepto de Sustancia
Hume critica el concepto de sustancia, argumentando que no hay impresión de la misma. Sostiene que solo tenemos impresión de los accidentes y que la idea de sustancia es una construcción de la imaginación para agrupar estas impresiones simples. Esta crítica se extiende a la existencia del mundo, el yo y Dios. Hume niega la posibilidad de demostrar la existencia de un mundo exterior al ser humano y rechaza la noción de un yo sustancial y una identidad personal permanente. Además, argumenta que no se puede justificar racionalmente la existencia de Dios ni tener impresiones de sus atributos.
En conclusión, Hume desmonta las bases de la metafísica tradicional, mostrando que muchos de sus principios carecen de fundamentos sólidos y se basan en meras creencias o convenciones humanas. Como figura ilustrada, Hume aboga por el combate contra la intolerancia, el fanatismo y la superstición, y sostiene que las creencias religiosas deben ser respetadas siempre que no intenten imponerse como verdades absolutas. Su enfoque escéptico y empirista representa una ruptura radical con la tradición filosófica anterior y continúa siendo influyente en la filosofía contemporánea.
El Conocimiento según Kant
El preámbulo de la filosofía trascendental de Kant marca un punto de inflexión en el desarrollo de la filosofía occidental al proponer un enfoque radicalmente diferente para abordar el conocimiento humano. Kant inaugura lo que más tarde se llamaría la filosofía trascendental, un giro copernicano que cambia el foco de atención desde el objeto de conocimiento hacia las capacidades cognitivas del sujeto.
Posibilidad del Conocimiento
El primer interrogante que plantea Kant es si es posible el conocimiento. A diferencia de los escépticos, Kant afirma que sí es posible, como lo demuestra el ejemplo de la ciencia. Siguiendo a los empiristas, sostiene que el origen del conocimiento radica en la experiencia sensible.
Condiciones del Conocimiento
El segundo cuestionamiento se refiere a las condiciones necesarias para que exista conocimiento. Kant argumenta que el conocimiento se expresa a través de juicios sintéticos, los cuales añaden conocimiento al sujeto. Estos juicios, que son a posteriori, no son necesariamente ciertos y deben ser verificados en la experiencia. Sin embargo, Kant introduce la noción de juicios sintéticos a priori, los cuales son universales y necesarios y no requieren verificación empírica para su validez.
La "Crítica de la razón pura", dividida en estética trascendental, analítica trascendental y dialéctica trascendental, busca responder a la pregunta sobre cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en diferentes ámbitos del conocimiento.
- Estética trascendental: Aborda la cuestión de cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en matemáticas. Kant sostiene que el ser humano percibe los objetos ordenados en el espacio y el tiempo, que son formas a priori que se encuentran en el sujeto y posibilitan el conocimiento.
- Analítica trascendental: Se ocupa de cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la física. Kant argumenta que el entendimiento humano cuenta con categorías trascendentales, que son previas a la experiencia y permiten la comprensión de los fenómenos. Estas categorías son universales y necesarias y no provienen de la experiencia.
- Dialéctica trascendental: Investiga cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica. Kant concluye que la metafísica es imposible como ciencia, ya que las ideas trascendentales de la razón, como el alma, el mundo y Dios, no tienen fundamento en la experiencia y conducen a paralogismos y antinomias.
En resumen, Kant logra reconciliar el empirismo y el racionalismo al mostrar que si bien el conocimiento tiene su origen en la experiencia, su carácter universal y necesario proviene de la propia estructura de la razón humana.
Teoría Moral de Kant
Este tema aborda la dualidad de la razón humana en relación con la teoría y la práctica, así como el rechazo de ciertos enfoques éticos y la propuesta de una ética formal y deontológica por parte de Immanuel Kant.
Razón Teórica y Práctica
En primer lugar, se señala que la razón humana tiene un doble uso: teórico y práctico. En el aspecto teórico, se utiliza para el conocimiento de los objetos, mientras que en el aspecto práctico, se aplica a las acciones morales del ser humano.
Rechazo de las Éticas Materiales
A continuación, se rechazan las éticas materiales que se basan en el contenido concreto y en las consecuencias de las acciones. Estas éticas teleológicas buscan un fin o bien supremo, como la felicidad (eudemonismo), el placer (hedonismo), la mayor felicidad posible (utilitarismo), la voluntad de Dios (cristianismo), entre otros.
Ética Formal y Deontológica
Se argumenta que la moral nunca debe fundamentarse fuera de la propia voluntad, es decir, debe ser autónoma en lugar de heterónoma. Se propone una ética formal que carece de contenido, es a priori y deontológica, basada en el actuar por deber y respeto a la ley moral. Solo las acciones realizadas por deber tienen valor moral.
Imperativo Categórico
Para alcanzar esta ética formal, Kant sugiere que cada individuo debe pensar sus propias reglas morales y actuar según el Imperativo categórico. Este imperativo es una prescripción de acción a la voluntad, que es universal, incondicional y no busca un fin en particular. Se insta a actuar como si la máxima de la acción se convirtiera en una ley universal.
Kant formula dos enunciados adicionales del Imperativo categórico:
- Tratar a la humanidad siempre como un fin y nunca como un medio.
- Actuar como si fueras un miembro legislador en un reino universal de fines.
Estos enunciados resaltan la dignidad humana y la autonomía moral de cada individuo.
Metafísica de Descartes
Descartes, en su metafísica, establece como punto de partida la famosa frase "cogito ergo sum" (pienso, luego existo), de la cual deduce que el pensamiento es la esencia del ser humano. Esto significa que la existencia de uno mismo está indisolublemente ligada al hecho de pensar. Para Descartes, la esencia de uno mismo radica en la actividad del pensamiento, y el cuerpo es simplemente el instrumento que el alma utiliza para interactuar con el mundo material creado por Dios.
Bajo esta premisa, Descartes defiende el racionalismo, postulando que la realidad se concibe en la mente y que el conocimiento se produce a través de las ideas. De hecho, sostiene que es posible conocer realidades que podrían no existir físicamente, ya que lo que se percibe en la mente tiene un reflejo en el exterior, garantizado por la bondad divina.
El autor argumenta que la realidad está compuesta por diferentes tipos de sustancias y que Dios, como ser perfecto, existe necesariamente. Este argumento se basa en la idea de que la existencia de Dios es inherente a la idea misma de perfección e infinitud, que está presente en la mente finita y limitada del individuo.
Descartes sostiene que las ideas de perfección e infinito, al igual que otras ideas innatas como la existencia o la sustancia, no pueden provenir de la experiencia sensible ni ser creadas por el individuo, ya que una mente finita e imperfecta no puede generar conceptos de infinitud y perfección. Por lo tanto, estas ideas deben haber sido colocadas en la mente por Dios en el momento de la creación.
Finalmente, Descartes rechaza la posibilidad de que Dios pueda engañar o equivocarse, argumentando que, como ser perfecto y bondadoso, Dios es incapaz de engañar o cometer errores. Por lo tanto, la existencia de Dios, según Descartes, se presenta como una verdad incuestionable y necesaria para la comprensión del mundo y del propio ser.
El Método de Descartes
El método propuesto por Descartes se fundamenta en la búsqueda de la verdad a través de la razón, alejándose de la incertidumbre que percibía en la filosofía escolástica y en los conocimientos adquiridos durante su formación en los jesuitas. Su objetivo primordial era acceder a nuevas verdades que aumentaran el conocimiento humano, evitando el error en el proceso.
Para ello, Descartes consideraba esenciales ciencias como el cálculo, la lógica, la aritmética y la geometría. Reconocía dos modos de conocimiento de la razón: la intuición, que permite la captación inmediata de verdades simples, y la deducción, un proceso mental que conecta ideas simples para acceder a ideas más complejas.
Reglas del Método
Las reglas de su método debían ser simples y accesibles para todos.
- Evidencia: Admitir solo lo evidente y claro, sin ningún tipo de oscuridad o confusión.
- Análisis: Reducir los problemas complejos en sus elementos o ideas simples.
- Síntesis: Construir deductivamente el pensamiento verdadero a partir de los elementos simples conocidos.
Duda Metódica
La base del método cartesiano era la duda metódica, que consistía en someter toda la realidad a la duda para discernir las verdades indubitables. Descartes dudaba de la fiabilidad de los sentidos y de la capacidad para distinguir la realidad de la ilusión, incluso planteaba la hipótesis de un "genio maligno" que nos engañaba. Sin embargo, la única certeza que no pudo poner en duda fue la de su propia existencia: "Pienso, luego existo". Esta certeza se convirtió en el fundamento de su edificio epistemológico, demostrando que, aunque dudara de todo lo demás, la existencia del pensamiento era irrefutable. La duda de Descartes no era escéptica, sino que servía como base para descartar todo aquello que pudiera generar duda y alcanzar una certeza inquebrantable.