Filosofía y Perspectivismo en Ortega y Gasset

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1. Idea de la filosofía

Ortega y Gasset tenía una idea clara de lo que era la filosofía y su labor intelectual. Para él, no se trataba de una actividad más entre otras. La vida, según el pensador madrileño, sería sonambulismo o filosofía, un vivir a ciegas o de forma reflexiva, con una constante velocidad o alerta.

Imperativo de autonomía

El filósofo no debe dar por válidas las ideas aceptadas por otros saberes, sino únicamente admitir aquello que se le muestre como evidente.

Principio de bonhomía

Mientras que las ciencias particulares, como la física, se interesan por un aspecto parcial de la realidad, a la filosofía le interesa la totalidad. Es un conocimiento teórico, un sistema de conceptos precisos elaborados de acuerdo con la razón y la lógica, ajeno a cualquier misticismo.

Finalmente, hay que señalar la importancia que para Ortega tiene el estilo, pues la claridad es la cortesía del filósofo.

2. El objetivismo

El pensamiento de Ortega suele estructurarse en tres etapas. La primera, denominada objetivismo, comprende el periodo de 1902 a 1914. En este momento, su preocupación fundamental es el desfase social, político, cultural y técnico de España respecto del continente europeo.

Para Ortega, es necesario que en España se desarrollen las actitudes intelectuales que han hecho posible el progreso en Europa, es decir, la ciencia y la teoría. Hay que implantar la disciplina intelectual que domina el objetivismo y que se basa en los siguientes principios:

  • Precisión y método: Es necesario definir y acotar las cuestiones que se van a discutir y, además, analizarlas con rigor y orden siguiendo un método.
  • Ámbito crítico: Es fundamental, ya que nos lleva a cuestionar cualquier tipo de doctrina desde el plano de la subjetividad y no desde el enfoque personal o, incluso, visceral.
  • Racionalidad: Es el tercer aspecto del objetivismo, pues permite poner en común ideas, ya que la razón es patrimonio de todos y a todos es accesible la verdad que se basa en ella.

Ortega reclama, en definitiva, que las querellas personalistas se conviertan en auténticas discusiones racionales.

3. Circunstancia y perspectiva

En 1914 Ortega publica su primera obra, Meditaciones del Quijote, con la que se inaugura la segunda etapa de su filosofía: el perspectivismo. Esta etapa supone un replanteamiento de lo defendido en la anterior y anuncia, a la vez, lo esencial de su pensamiento de madurez. La frase más representativa de este momento es la célebre idea de que “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Con esto, Ortega pretende manifestar que el yo y el mundo son dos polos inseparables e inexplicables el uno sin el otro.

Diferencia entre circunstancias mayúsculas y minúsculas

Las primeras son las que nos caracterizan como individuos de una civilización determinada. Las minúsculas, nos constituyen como personas únicas, son las más cercanas y las que confieren el sentido a lo que somos y sentimos. Ortega considera fundamental atender primero a lo más próximo, pues es lo que más nos afecta.

Según Ortega, la realidad, el universo, la vida, se quiebra en facetas innumerables, cada una de las cuales toca a un individuo; por eso, cada uno tendrá una perspectiva de acceso a la verdad, vinculada a su circunstancia. El perspectivismo, presentado de esta manera por Ortega, nos permitirá superar el tradicional antagonismo dado entre:

  • Dogmatismo realista: Considera que la verdad solo puede ser una y la misma para todos con independencia de las peculiaridades, cultura y época a la que pertenezca el sujeto.
  • Escepticismo relativista: Niega la posibilidad de alcanzar la verdad, pues considera que las particularidades de cada sujeto cognoscente influyen fatalmente en el conocimiento.

Según Ortega, estas dos doctrinas tienen un mismo fundamento equivocado: la creencia en la falsedad del punto de vista del individuo. El perspectivismo admite, como el relativismo, el carácter múltiple y cambiante de la realidad, pero también considera que hay que aceptar la tesis racionalista de que la verdad existe y es posible hallarla.

La doctrina del perspectivismo tiene dos sentidos:

  • Ámbito individual: El descubrimiento y aceptación de la existencia de otras perspectivas tan válidas como la propia, que nos lleva a plantear que el valor de lo otro no radicará tanto en el acuerdo con nosotros como en el desacuerdo. A diferencia de lo planteado en su primera etapa, el individualismo, lejos de ser un obstáculo para la objetividad, es imprescindible para lograrla. Por esa misma razón, hay que buscar siempre el consenso que haga posible la convivencia.
  • Ámbito social: La síntesis entre las perspectivas se traducirá en tolerancia, indispensable en el plano moral, político o religioso.

4.1. La vida como realidad radical

La evolución intelectual de Ortega culmina, en su tercera y última etapa, con la superación de dos planteamientos filosóficos que habían constituido la historia del pensamiento hasta el momento: el realismo, que comienza con la filosofía griega de la Antigüedad, y el idealismo.

  • Realismo: Interpreta que el mundo físico, las cosas, son independientes del sujeto.
  • Idealismo: Considera que las cosas son contenidos del pensamiento, estados de la conciencia, construcciones absolutamente dependientes del sujeto, que es lo único que existe.

Frente a este antagonismo, la innovación metafísica de Ortega será la de haber hallado una realidad radical nueva. El ser ya no será la cosa ni tampoco la subjetividad, sino la vida, en la que quedan conservadas e integradas la Antigüedad y la Modernidad.

  • Vivir es darse cuenta: A diferencia de los objetos, nosotros sentimos que estamos vivos, nos percatamos de nuestra existencia y de lo que nos rodea.
  • Vivir es encontrarse en el mundo: No hablamos de espacio físico, sino de un ocuparse de las cosas del mundo, que son cosas por vivir.
  • Vivir es fatalidad: Nosotros no elegimos venir al mundo ni escogemos nuestra circunstancia.
  • Vivir es libertad: La limitación del mundo que encontramos, nuestra concreción, no es absoluta. Tenemos siempre un margen de libertad y la capacidad de elegir.
  • Vivir es ser en el tiempo: El ser humano no consiste, como en el resto de los seres, tanto en lo que es en el momento presente como en lo que va a ser, en su apertura hacia el futuro.

4.2. Razón vital y razón histórica

Ortega quiso distanciarse tanto del exceso del racionalismo, por el empeño de encontrar una verdad absoluta que no es más que una ilusión, como del vitalismo irracionalista de autores como Nietzsche. Su sistema se ha denominado “raciovitalismo” porque, por un lado, considera que la razón, el pensamiento, es una dimensión irrenunciable del ser humano que nos ayuda a orientarnos en la existencia y a satisfacer nuestro anhelo de verdad.

La razón vital es también razón histórica. “El hombre no tiene naturaleza, tiene historia”, señala Ortega, y, de este modo, urge a sustituir el concepto de razón pura de la Modernidad.

4.3. Ideas y creencias

La razón histórica ha de dar cuenta de lo que los individuos, las colectividades o culturas son en cada momento, de esos proyectos y esquemas vitales.

Las ideas son pensamientos que tenemos sobre las cosas, configuran nuestra vida intelectual. Las creencias, por el contrario, son una clase especial de ideas que tenemos asumidas y de las que ni siquiera somos conscientes de su influencia. Para Ortega, las ideas pueden convertirse en creencias y viceversa. La duda sería el punto de inflexión que nos arranca de una creencia y nos introduce en el inevitable proceso de conocimiento derivado del cuestionamiento de las certezas, que pasan a ser ideas.

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