La Filosofía de Nietzsche: Crítica Radical, Voluntad de Poder y Eterno Retorno

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La Crítica Nietzscheana a la Filosofía Occidental y la Metafísica

El pensamiento de Nietzsche se caracteriza por un desprecio intenso y profundo por la filosofía occidental y, en concreto, por la metafísica. Esta última no es vista como una descripción del mundo, sino como una moral, es decir, la imposición de valores que atrofian, oprimen y debilitan la vida.

En su trabajo de 1873, La filosofía en la época trágica de los griegos, Nietzsche afirma que Anaximandro transforma las cuestiones ontológicas en axiológicas al culpabilizar el devenir. Asimismo, Parménides (antecedente de Sócrates y Platón) es considerado el padre de la teoría de los dos mundos: uno permanente, invariable y eterno; el otro caracterizado por el devenir, la mezcla impensable de ser y no ser.

Para Nietzsche, la historia de la filosofía es la historia de este error fundamental: haber admitido la existencia de un mundo verdadero frente a otro aparente. Es la historia del triunfo de Sócrates, Platón y Parménides, el triunfo de la razón sobre la vida. En contraste, Nietzsche ve en Heráclito a su verdadero antecedente, el filósofo fiel a la physis.

El Ser como Vida: La Voluntad de Poder

Nietzsche plantea las preguntas originarias de la filosofía: ¿Qué es el ser? ¿Qué es el mundo? Y las responde de manera radical: el ser es vida (Leben). El ser ya no es el ser permanente de Parménides; ahora se identifica con la vida, y la vida es voluntad de poder.

A diferencia de las ciencias biológicas de su tiempo (Darwin, Spencer), para Nietzsche, "la vida es un querer crecer", una pugna constante por ir más allá de sí misma y ser cada vez más.

El Eterno Retorno y el Amor Fati

En Así habló Zaratustra (1884), el amor fati, el amor al destino, el más profundo de los amores de la vida, asume la fórmula del eterno retorno de lo igual. Esta idea es presentada como una serpiente que penetra por la boca del pastor, sumiéndolo en una náusea terrible y amenazando con ahogarlo. Zaratustra le dice que muerda y trague, para transfigurarse en un ser resplandeciente y risueño, que en lugar de rencor y miedo, tiene alegría y salud.

El eterno retorno es la suprema fórmula de la fidelidad a la tierra, del sí a la vida y al mundo, la expresión de la voluntad de poder. Zaratustra es el profeta del eterno retorno. Nietzsche afirma la inocencia del devenir y el valor de esta vida, la única que hay.

El Arte y la Tragedia Griega

En El nacimiento de la tragedia (1871), Nietzsche postula que el arte nos revela la esencia de la realidad, y el concepto es una forma de repensar lo que el arte muestra.

La tragedia griega, según Nietzsche, penetra en la lucha originaria de los principios antagónicos de Dionisos y Apolo. Apolo simboliza la racionalidad y la belleza, mientras que Dionisos es la voluntad, la fuerza primordial de la vida, la esencia de la realidad. Hay hostilidad entre estos dos poderes, pero no pueden existir uno sin el otro. Son como música e imagen, sueño y embriaguez, luz y noche. La tragedia griega desaparece con Eurípides, quien hizo desaparecer el elemento dionisíaco.

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