La Filosofía Moral de Santo Tomás de Aquino: Ley Natural y Ética

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Santo Tomás de Aquino acepta del aristotelismo que la felicidad es el fin último del hombre, y que el conocimiento de la naturaleza humana permite especificar un conjunto de normas morales que constituyen la ley natural. Aquino continúa la tradición filosófica griega y se adentra en un análisis de la naturaleza humana.

El Origen de la Ley Natural

El punto de partida de esta ley es el hecho de la creación: Dios ha creado todo cuanto existe y, al hacerlo, ha dotado a la creación de unas leyes con el fin de que todo funcione de un modo ordenado. De aquí se derivan la ley eterna y la ley natural. Esta última es aquella parte de la ley eterna que afecta al hombre. La ley natural es expresión de la naturaleza humana y es inherentemente racional. Contiene un primer principio evidente, universal e inmutable: hay que hacer el bien y evitar el mal. Dios concede al hombre libertad (libre albedrío) para obrar bien. De la ley natural nacen los principios fundamentales del comportamiento humano.

Antecedentes Griegos: Éticas de Móviles y de Fines

Las reflexiones de los griegos habían puesto de manifiesto dos formas fundamentales de interpretar la naturaleza humana como fuente de normas de conducta:

  1. ¿Qué mueve de hecho a los seres humanos a obrar? Como hicieron los sofistas y después Epicuro, se puede preguntar qué impulsa la acción humana. Sin duda, lo que realmente mueve a los seres humanos es la consecución del placer y el alejamiento del dolor. Esta respuesta da lugar a una ética de móviles, a una ética hedonista.

  2. ¿Cuál es el fin a cuyo cumplimiento está orientado el ser humano? Esta línea fue emprendida por Platón y desarrollada por Aristóteles. No se trata de saber qué mueve al ser humano a obrar, sino dónde se hallan el perfeccionamiento y la plenitud humanas (entelequia). Esta orientación da lugar a una ética de fines, a una ética eudemonista.

De acuerdo con la teleología aristotélica, Santo Tomás afirma que el ser humano, al igual que cualquier otro ser natural, posee ciertas tendencias enraizadas en su naturaleza que orientan la conducta a un fin específico.

La Racionalidad Humana y la Deducción de la Ley Natural

El hombre se distingue de los otros seres naturales por su racionalidad, porque solo él es capaz de conocer sus propias tendencias y, por tanto, solo él puede deducir ciertas normas de conducta encaminadas a darles el cumplimiento adecuado. De este modo, Santo Tomás demuestra la existencia de la ley natural: el hombre puede formular ciertas normas de conducta de acuerdo con las exigencias de su propia naturaleza.

Contenido y Órdenes de la Ley Natural

El contenido de la ley natural se deduce, por tanto, de las tendencias naturales del ser humano, que Aquino clasifica en tres órdenes:

  • En tanto que sustancia: la tendencia a conservar la propia existencia.
  • En tanto que animal: la tendencia a la procreación y a la educación de la prole.
  • En tanto que ser racional: la tendencia a buscar la verdad (especialmente sobre Dios) y a vivir en sociedad.

Dado que la ley moral se deduce de las tendencias de la naturaleza misma, su contenido es evidente, universal e inmutable. La evidencia de sus preceptos radica en que han de ser fácilmente cognoscibles, de modo que todos los hombres puedan conocerlos. En cuanto a la universalidad y la inmutabilidad de la ley natural, vienen dadas por el concepto de naturaleza.

Relación entre la Ley Natural y la Ley Positiva

La ley positiva es una exigencia de la ley natural. En efecto, la ley natural impone la vida en sociedad y esta solo es posible sobre la base de unas normas legales que regulen la convivencia. La ley positiva es una prolongación de la ley natural. Su contenido viene a concretar las normas naturales. Las exigencias de la ley natural han de ser respetadas por la legislación positiva.

Esta forma de interpretar las relaciones entre la ley natural y la ley positiva pone de manifiesto que Tomás de Aquino no concibe el mundo del derecho y el mundo de la moral como dos reinos desconectados e independientes. El punto de unión es la idea de justicia, como exigencia de dar a cada uno lo suyo, como hijo de Dios.

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