Filosofía Moral de Kant: Razón Práctica, Deber y Libertad
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La Razón Práctica en la Filosofía de Kant
Abordaremos la Razón Práctica, una faceta fundamental de la filosofía de Immanuel Kant que se ocupa del conocimiento moral. La razón humana es única, pero posee dos funciones esenciales: el conocimiento de las cosas (abordado por la Razón Pura) y el de la conducta. Mientras que la Razón Pura tiene como función formular juicios que expresen conocimiento, la Razón Práctica formula imperativos que rigen el comportamiento.
Tipos de Éticas según Kant
Para comprender la propuesta kantiana, es crucial distinguir entre dos tipos principales de éticas:
1. Éticas Materiales
Este grupo engloba a todas las éticas, excepto la kantiana. Las éticas materiales asumen que, mediante un comportamiento (considerado bueno o malo), se alcanzan determinados bienes o fines. Un ejemplo claro es la ética de Aristóteles, cuyo fin último era la felicidad.
- Carácter Empírico: Estas éticas son empíricas, ya que, para descubrir qué es lo que proporciona la felicidad o el bien, se debe recurrir a la experiencia. Por lo tanto, la experiencia es el fundamento de sus preceptos.
- Imperativos Hipotéticos: Los imperativos que formulan son hipotéticos porque se establecen para alcanzar un fin específico. La fuerza de estos imperativos depende del valor que la persona le otorgue a ese fin. Por ejemplo: «Si quieres salir, estudia.»
- Heteronomía Moral: Son éticas heterónomas, lo que significa que la moralidad está determinada por las apetencias o deseos externos, dejándonos llevar por lo que nos apetece o nos beneficia.
En consecuencia, la ética material nunca podrá tener un valor universal, ya que sus principios dependen de fines particulares y de la experiencia subjetiva.
2. Ética Formal Kantiana
Kant busca establecer una ética que sea verdaderamente universal y necesaria. Por esta razón, su propuesta no puede ser empírica ni basarse en imperativos hipotéticos. Debe ser una ética a priori, expresada mediante imperativos categóricos.
- Independencia del Bien: En la ética formal, no debe haber ningún bien o fin externo que determine la moralidad. Al no haber un valor o "recompensa" preestablecida para el comportamiento, el imperativo no es hipotético, sino necesario.
- Autonomía de la Razón: La moralidad viene determinada exclusivamente por la razón, lo que la convierte en una ética autónoma y, por ende, de valor universal.
El Sentido del Deber y los Tipos de Acciones
El primer principio a priori que regirá la moralidad de nuestro comportamiento, según Kant, es el sentido del deber. Kant distingue tres tipos de acciones en relación con el deber:
- Contra el deber: Comportamiento inmoral. (Ej. Estafar a clientes)
- Conforme al deber: La acción busca otro fin con el obrar; es amoral, pero legal. (Ej. No estafar por miedo al castigo)
- Por deber: Es un comportamiento moralmente bueno. La acción se realiza por respeto a la ley moral misma. (Ej. Ser honrado y no estafar porque es una obligación como ser humano)
La moralidad humana, por tanto, no depende de los contenidos específicos de la acción, sino de la forma en que se realice, es decir, de la intención: actuar por deber.
El Imperativo Categórico: Formulaciones Clave
El imperativo categórico de Kant es la ley moral suprema y tiene dos formulaciones principales que deben ser cumplidas obligatoriamente:
- Fórmula de la Ley Universal: «Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en ley universal.» Esto significa que los comportamientos concretos deben ser fruto del sentido del deber y del respeto a una ley que desearíamos que fuera válida para todos.
- Fórmula del Fin en Sí Mismo: «Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como un fin, y nunca meramente como un medio.» Es decir, implica tratar a las personas con dignidad, reconociendo su valor intrínseco y no utilizarlas como meros instrumentos para nuestros propios fines.
La Libertad como Postulado de la Razón Práctica
Kant afirma la existencia de la libertad basándose en la siguiente reflexión: La libertad no se deriva de la experiencia, por lo que no es un objeto de conocimiento empírico. El concepto de libertad, entonces, pertenece a la metafísica; es un ideal de la razón que no llegamos a conocer plenamente. La libertad es un noúmeno.
Pero entonces, ¿por qué afirmamos su existencia? Porque sin libertad no hay comportamiento ético. Nosotros podemos elegir nuestras acciones; tenemos libertad de elección. No estamos presos de nuestros instintos o nuestras apetencias; tenemos la capacidad de elegir cómo comportarnos. Como conclusión, a pesar de no tener un conocimiento puro de la libertad, su existencia es necesaria para la moralidad.
Inmortalidad del Alma y Existencia de Dios: Postulados Adicionales
En la Razón Práctica, Kant aborda por último dos postulados adicionales necesarios para la moralidad: la inmortalidad del alma y la existencia de Dios.
- Inmortalidad del Alma: Para Kant, lo que la razón nos impulsa a hacer (el deber) no siempre coincide con nuestra voluntad o deseos. Si coincidiese de forma absoluta, seríamos unos santos, alcanzaríamos la santidad, una virtud imposible de lograr en esta vida terrenal. Esta concordancia perfecta entre la voluntad y la ley moral solo podrá realizarse en un proceso ilimitado, lo que postula la inmortalidad del alma.
- Existencia de Dios: Por otro lado, el ser humano espera ser feliz (cumplir su voluntad), pero también quiere alcanzar la virtud, la santidad (cumplir la ley moral). Esta coincidencia entre virtud y felicidad, que no es posible en la vida terrena, exige la existencia de un ser supremo que la garantice en esa inmortalidad del alma. Por lo tanto, la existencia de Dios se postula como la garantía de la unión entre moralidad y felicidad.