Filosofía Moderna: Racionalismo, Empirismo e Ilustración – Claves del Pensamiento Occidental
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La Transición del Pensamiento: De la Filosofía Medieval a la Modernidad
En los siglos XV y XVI, una serie de acontecimientos históricos, culturales y religiosos, junto con la trascendental Revolución Copernicana, socavaron progresivamente la hegemonía de la filosofía medieval. Esta última se había centrado en la pregunta fundamental "¿qué existe?", respondiendo que la realidad se componía de cosas (res) dotadas de inteligibilidad, esencia y existencia.
El Giro Epistemológico de la Filosofía Moderna
El pensamiento de la Edad Moderna, cuyo máximo exponente es René Descartes, marcó un cambio de paradigma al abordar la cuestión "¿qué puedo saber?". La filosofía moderna adoptó una postura metódica y crítica, distanciándose del ingenuo realismo aristotélico-tomista.
Nuevos Métodos Científicos y la Búsqueda de la Certeza
Figuras como Francis Bacon y Galileo Galilei fueron pioneras en el desarrollo de nuevos métodos científicos. Las matemáticas emergieron como un lenguaje científico universal, transformando radicalmente la investigación de la naturaleza. Paralelamente, Johannes Kepler formuló leyes que revelaron una armonía matemática precisa en el cosmos.
Descartes, partiendo de la razón matemática, desconfió profundamente de la experiencia sensorial y emprendió la búsqueda de una verdad indudable a través de la duda metódica. Su célebre conclusión fue la certeza del pensamiento: aunque se pueda dudar de todo, no se puede dudar de la propia acción de dudar, lo que implica la existencia del sujeto como un ser pensante ("Cogito, ergo sum").
Así, la filosofía moderna se centró en los pensamientos y en el sujeto cognoscente. A la pregunta "¿qué existe?", respondió afirmando la existencia del yo pensante, sentando las bases del idealismo.
Corrientes Fundamentales de la Filosofía Moderna
Las respuestas a la compleja cuestión de cómo el mundo exterior se relaciona con el pensamiento y el yo se agruparon en dos corrientes principales:
- Racionalistas (representados por Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz):
- Fundamentan la realidad en la razón, priorizándola sobre la experiencia sensorial.
- Afirman la existencia de ideas innatas.
- Buscan una ciencia universal basada en las matemáticas y el método deductivo.
- Empiristas (con figuras como John Locke, George Berkeley y David Hume):
- Consideran la experiencia como la fuente principal de todas las ideas y el límite del conocimiento.
- Investigan cómo la mente humana percibe y construye el conocimiento del mundo externo, a menudo influenciados por la física y el método inductivo.
La Ilustración: El Siglo de las Luces y la Razón Crítica
En el siglo XVIII, la Ilustración emergió como un movimiento intelectual que abogó fervientemente por el uso de la razón como motor del progreso humano, simbolizada por la potente metáfora de la Luz.
A diferencia de los racionalistas dogmáticos (como Descartes), la razón ilustrada se caracterizó por reconocer sus propios límites, especialmente aquellos impuestos por la experiencia. Pensadores empiristas como Locke y Hume fueron cruciales al enfatizar la experiencia como el criterio supremo de validez, desestimando la primacía de las ideas innatas. Hume, en particular, llevó este enfoque a sus últimas consecuencias al cuestionar conceptos metafísicos arraigados como la causalidad y la existencia del alma.
Principios y Legado de la Ilustración
La Ilustración ejerció una influencia decisiva en figuras como Montesquieu y en eventos históricos como la Revolución Americana, promoviendo activamente valores como la democracia, la tolerancia y la libertad de conciencia. Originada en Inglaterra, se difundió ampliamente en Francia, principalmente a través de la monumental obra de la Enciclopedia.
Este movimiento se caracterizó por su fe inquebrantable en el poder liberador de la razón —como expresó Immanuel Kant, su imperativo era "Sapere Aude!" (¡Atrévete a saber!), es decir, "sacar al hombre de su minoría de edad"—. Los ilustrados creían en el progreso ilimitado de la ciencia, la técnica y la moral, y promovían una religión natural (el deísmo), que concebía a Dios como un creador racional pero no intervencionista.
Su ideal educativo se centró en la difusión del conocimiento para combatir la ignorancia y la superstición. Kant, con su crítica profunda de la razón, culminó la filosofía moderna con su innovador idealismo trascendental, marcando un hito en la historia del pensamiento.