Filosofía y ética de Platón

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PLATÓN (427 a.C - 347 a.C)

Platón nace en Atenas poco después de la muerte de Pericles, gobernante que había llevado a la polis griega a un periodo de esplendor sin igual. A los 20 años conoce a Sócrates, que le parecerá por siempre el más justo de los hombres de su tiempo. La condena a muerte de Sócrates determinará la filosofía de Platón. Si su inquietud política siempre había sido acuciada, desde este suceso, Platón inclina definitivamente la filosofía a la vida política de la ciudad.

Platón abrirá la Academia de Atenas, donde enseñará durante 20 años. Para Platón, la filosofía tiene una misión moralizadora y educativa que el griego ha de conjugar y extrapolar a la vida política y cívica. La ciudad educa al hombre a través de la ley. Los filósofos han de trabajar en la creación y el perfeccionamiento de las leyes.

Antropología

El hombre se compone de alma y cuerpo. El alma es inmortal, mientras que el cuerpo es perecedero. El alma existe con anterioridad al cuerpo. Para Platón, el alma se divide en tres partes:

  • Alma racional: Inmortal e inteligible. Platón la sitúa en el cerebro. Tiene afinidad con el mundo inteligible porque su hogar natural es el mundo de las ideas.
  • Alma irascible: De donde surgen las pasiones nobles (el valor, la voluntad). Esta parte del alma muere con el cuerpo y Platón la sitúa en el tórax.
  • Alma apetitiva o concupiscible: De ella surgen los apetitos, los deseos corporales. Es mortal y se halla en el vientre.

El filósofo ha de olvidarse de la vida material y concentrarse en su alma. El mundo sensible es el mundo bajo, y el filósofo ha de aspirar a un mundo más alto. Platón entiende la vida humana desde una perspectiva de perfección piramidal. En el punto más bajo hallamos la vida material: las pasiones, etc. y en el punto más alto encontramos a Dios. La inteligencia humana es el medio esencial para pasar de ese mundo terrenal a un mundo espiritual que nos eleve acercándonos a Dios. La inteligencia es el método que nos eleva hacia lo perfecto.

La teoría de las Ideas

Platón sostiene la existencia de una realidad dual, lo que se denomina dualismo ontológico. Las ideas no son abstracciones, las ideas existen con independencia de las cosas, con realidades objetivas. Así, hay muchas cosas bellas, pero solo una idea de lo bello. Un único concepto universal de belleza. La idea capta la esencia de lo particular y la eleva a generalidad. Pero Platón va más allá, y termina por afirmar que las ideas son la verdadera realidad, mientras que el mundo sensible es apariencia.

Las ideas son únicas, “eternas”, inmutables e inalterables. Las cosas, sin embargo, son múltiples, sometidas al cambio, y por tanto, menos reales que las ideas. Si dibujamos un círculo, veremos que cada uno será diferente, pero la idea de círculo permanecerá inalterable, mientras que los círculos dibujados serán más o menos perfectos dependiendo de su semejanza a la idea previa. En el mundo de las ideas, la más elevada es la del bien.

La relación entre los dos mundos

Todos los juicios que emitimos tienen como referencia una idea. Afirmamos que algo es justo porque tenemos la idea de justicia. Entre las ideas y las cosas hay una relación de participación y de imitación. Las cosas blancas lo son porque imitan la blancura. El mundo sensible es una copia a un reflejo de las ideas, y por lo tanto, es menos real que estas.

El mito de la caverna

Es el mito más célebre de Platón. Platón nos pide que imaginemos una caverna subterránea con una entrada por la que entra luz. Dentro de la caverna, unos hombres permanecen encadenados desde niños observando tan solo los reflejos de la pared de enfrente. Detrás de ellos hay un fuego y un camino por el que desfilan otros hombres que acarrean todo tipo de objetos. Objetos que se reflejan en la pared, lo único que pueden ver los prisioneros es el reflejo, única realidad que pueden llegar a contemplar.

Si uno de los prisioneros fuese liberado y pudiese observar el fuego, tendría que hacer un esfuerzo para adaptarse a la luz. Si posteriormente siguiese el camino hasta el final, quedaría cegado por la luz del Sol hasta ser capaz de ver las cosas tan directamente y comprender que esa realidad es la fuente de todos los reflejos.

Si el prisionero que ha conseguido ver la realidad volviese a la caverna, intentaría guiar a los demás para salir, pero estos no le creerían, pues han pensado toda su vida que la realidad es un reflejo, y podrían incluso llegar a darle muerte.

  • Reflejos de la caverna: Realidad sensible
  • El sol: Idea suprema del bien
  • La salida de la caverna: Un camino difícil y reservado a unos pocos hacia el mundo inteligible.

El mito del carro alado

Explica la relación entre las diferentes partes del alma humana. El alma se compone con un carro alado:

  • Auriga: Conduce a los dos caballos (las otras partes del alma). Representa el elemento racional.
  • Caballo dócil: el elemento irascible, las pasiones nobles.
  • Caballo desobediente y agresivo: Es el elemento apetitivo, representa los deseos más bajos del ser humano. Es necesario que el auriga utilice el látigo para educarle.

El acceso al conocimiento

El conocimiento es, para Platón, la contemplación de las ideas. Sin embargo, las ideas pertenecen a un mundo distinto del sensible (el mundo inteligible). Así, accedemos a las ideas mediante dos vías: la reminiscencia y la dialéctica.

La reminiscencia

La teoría platónica de la reminiscencia sostiene que conocer es recordar. El alma humana ha contemplado con anterioridad las ideas, aunque las haya olvidado al unirse a su cuerpo. Pero puede recordar al observar las cosas sensibles. El conocimiento es un recuerdo de lo que ya estaba en el alma.

La dialéctica

Platón lleva a cabo una distinción entre diversos grados del conocimiento, entendiendo la dialéctica como el método mediante el cual se asciende gradualmente desde el conocimiento sensible hasta el verdadero conocimiento, que consiste en la contemplación directa de las ideas. La dialéctica se divide en dos tipos:

  • Dialéctica ascendente: Asciende en abstracción, comienza por los objetos sociales y continúa por conceptos cada vez más universales, en un proceso que va de lo particular a lo general.
  • Dialéctica descendente: Permite llegar de lo universal a lo particular mediante definiciones.
  • Opinión (doxa): Es un pensamiento sobre el mundo sensible y cambiante y, sobre él, por tanto, no se puede buscar ciencia. La opinión se divide en:
    • Imaginación o conjetura
    • Creencia
  • Ciencia (episteme): Incluye el estudio de la física, y se divide en 2 partes:
    • El pensamiento discursivo: Es el pensamiento propio de las matemáticas (1er momento al salir de la caverna)
    • La inteligencia: el auténtico conocimiento que consiste en la contemplación de las ideas.

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