Filosofía y Ética Aristotélica: Alma, Virtud y Política
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Antropología
Para Aristóteles, el alma es el principio vital, aquello en virtud de lo cual los seres vivos están vivos. Aristóteles define el alma como la forma del cuerpo, que es material, y también como acto o actualización de la vida. Entre el alma y el cuerpo se produce una unión sustancial, ya que constituyen una única sustancia natural: el ser humano, que es un compuesto hilemórfico de cuerpo y alma unidos sustancialmente. Como el alma es principio de vida, existen tantas almas como seres vivos existan.
- Alma vegetativa: Principio vital de los vegetales, su función es el crecimiento y la reproducción.
- Alma sensitiva: Principio vital de los animales, les permite cambiar de lugar y tener conocimiento sensitivo.
- Alma racional: Añade a la de los animales el entendimiento y la voluntad.
El ser humano es el único que posee las tres clases de alma, y no existe el alma separada del cuerpo.
Ética
Los dos conceptos fundamentales de la ética son los de ser y bien. El concepto de ser es aplicado a cada ser de modo que le es propio por su naturaleza, y el concepto de bien, adecuado a un ser, depende de su esencia. Para Aristóteles, su objetivo será determinar cuál es la naturaleza propia del ser humano y cuál es el tipo de bien que, según ella, le corresponde. En este bien, el ser humano encontrará la felicidad, que es la meta de todos los seres humanos. Es el fin último y el bien supremo. Por lo que su ética se trata de una ética eudemonista y se basa en un principio teleológico, según el cual todo en la naturaleza tiende a un fin propio; este fin consiste en el bien y la perfección.
El hombre es un ser racional, y esta es la única característica que lo distingue del resto de los seres. Así pues, el bien del hombre consiste en desarrollar la función que le es propia, y lo propio del ser humano es el alma racional. Por lo que la felicidad consistirá en el ejercicio de la racionalidad; así, el ser humano vivirá virtuosamente, ya que una vida feliz es aquella conforme a la virtud. Aristóteles distingue dos tipos de virtudes:
- Virtudes éticas: Corresponden a la parte sensitiva del hombre, como la justicia.
- Virtudes dianoéticas: Corresponden al alma racional, como la prudencia.
Pero las que determinan en último término la acción del hombre han de ser las virtudes éticas. La virtud, por lo tanto, consiste en someter la voluntad y la parte irracional del alma a los dictados de la razón.
La conclusión a la que llega Aristóteles es que la actividad más elevada de la inteligencia es la actividad contemplativa, definida como el más perfecto ejercicio de la más perfecta facultad. Aristóteles establece la naturaleza de la virtud, que consiste en un hábito delectivo consistente en un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y tal como lo ejercería el hombre prudente. Por otro lado, la prudencia es la virtud que le indica al hombre cuál es el término medio adecuado para él, sin caer en el exceso ni en el defecto. Aristóteles señala que la virtud consiste en el hábito; así, seremos virtuosos practicando repetidamente actos buenos. Para Aristóteles, no es suficiente con saber lo que es la virtud, sino que hay que ser virtuosos.
Política
La política aristotélica no busca el bien o la felicidad de un individuo, sino el bien colectivo en el marco de la polis. Aristóteles define al ser humano como un ser social, ya que solo en comunidad puede el hombre satisfacer sus necesidades y realizarse plenamente. La sociabilidad del hombre se fundamenta en el sentido ético, ya que el ser humano es el único ser que tiene palabra con sentido, mientras que el resto de los animales tienen voz. La palabra humana comunica el valor que atribuimos a las cosas y, así, valorarlas. Así, la sociabilidad tiene su raíz última en el sentido del bien y del mal que los seres humanos tienen, pero que solo podrán ejercerlo viviendo en sociedad.
Según Aristóteles, la sociedad primitiva es la familia, que cubre las necesidades básicas. Posteriormente, las familias se agrupan en aldeas para cubrir las necesidades defensivas. Por último, las aldeas se agrupan en ciudades (polis), que sería la sociedad perfecta. El fin de la comunidad política parte de que la comunidad política debe buscar el bien de los ciudadanos individuales. Por tanto, el bien común debe buscarse a partir del bien individual. Aristóteles entiende por vivir bien, vivir de acuerdo con lo que exige la naturaleza humana y vivir virtuosamente. El bien individual y el bien común se diferencian específicamente, lo que justifica el papel de las leyes. Las leyes deben ser garantía común. Aristóteles establece que la justicia es la virtud principal tanto en la vida individual como en la vida social y política. La excelencia de la acción política se mide en la capacidad para mantener la justicia en dos ámbitos:
- En las relaciones del Estado con los ciudadanos, en la que rige una justicia distributiva (distribución de bienes correspondiente al cargo que cada habitante desempeñe); su criterio es la proporcionalidad.
- En las relaciones de los ciudadanos entre sí, en la que rige la justicia conmutativa; su objetivo es corregir las relaciones entre los ciudadanos; su criterio es la igualdad.
Aristóteles considera que existen unas formas de gobierno que logran la justicia en la polis y cuyo requisito es que gobiernen en vista del bien común del conjunto de ciudadanos. Establece tres formas de gobierno:
- Monarquía: Gobierno de uno.
- Aristocracia: Gobierno de pocos.
- Democracia: Gobierno de muchos.
Cuando alguno de estos sistemas no persigue el bien común, degenera en un gobierno vicioso, que será la tiranía, la oligarquía y la demagogia. Aristóteles afirma que la forma de gobierno más adecuada será la politeia, término medio entre aristocracia y democracia, que está formada por ciudadanos de rentas medias. Establece también que el equilibrio entre el ciudadano y el Estado depende de la educación.