Filosofía Crítica de la Cultura: Marx, Adorno y Benjamin sobre Sociedad y Arte

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El Fetichismo de la Mercancía en Karl Marx

El fetichismo de la mercancía es un concepto fundamental desarrollado por Karl Marx en su obra cumbre, El Capital. Marx lo describe como un fenómeno mental en el que, en una sociedad productora de mercancías, estas aparentan poseer una voluntad independiente de sus creadores, adquiriendo una cualidad casi fantasmagórica. Este concepto revela la ocultación de la explotación a la que son sometidos los obreros, al presentarse las mercancías ante los consumidores de forma desvinculada de su origen productivo y del trabajo humano invertido en ellas. El resultado del fetichismo es la apariencia de una relación directa entre las cosas (las mercancías) y no entre las personas, lo cual significa que las mercancías asumen el papel subjetivo que corresponde a los productores.

En una sociedad donde la producción de mercancías y servicios es la norma, el intercambio de estas es la única vía por la que los diferentes productores aislados se relacionan entre sí. En este contexto, el valor de las mercancías se determina de forma independiente de los productores individuales, y cada productor debe orientar su mercancía a la satisfacción de necesidades ajenas. De ello se desprende que la mercancía misma, o el mercado, parece determinar la voluntad del productor y no al revés, invirtiendo la relación sujeto-objeto.

La Cultura de Masas frente al Pensamiento Crítico: Theodor W. Adorno

Theodor W. Adorno aborda la crítica de la industria cultural a través de su reflexión sobre el arte. Para Adorno, la expresión de la obra de arte genuina no reside en comunicar un sujeto de forma directa, sino en el "temblor de la historia primigenia de la subjetividad del alma". La obra de arte es concebida como un enigma y un criptograma, una escritura jeroglífica cuyo código parece haberse perdido, y su contenido está determinado, en parte, por esa misma pérdida. El arte, según Adorno, complementa el conocimiento sobre lo inasequible, impulsado por la mímesis, en la que el ser humano tiende a entregarse a la naturaleza, debilitando los límites del yo.

Sin embargo, la industria cultural, que Adorno identifica como una industria de la diversión, implica la expropiación de la conciencia humana. Esta industria sustituye la experiencia artística genuina por un arte inferior, lo que evidencia el fracaso de la cultura en su promesa de emancipación. La cultura de masas, lejos de liberar, somete y estandariza el pensamiento, impidiendo el desarrollo de un pensamiento crítico y autónomo.

Aura frente a Reproducción Mecánica: Walter Benjamin

Walter Benjamin, en su influyente ensayo "La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica", identifica el concepto de aura con la singularidad y la experiencia de lo irrepetible de una obra de arte original. La reproducción técnica, sin embargo, destruye dicha 'originalidad', dado que el valor de un objeto ya no se calibra por su valor ritual (su unicidad y su inserción en una tradición), sino únicamente por su valor exhibido (su accesibilidad y difusión).

La pérdida del aura, provocada por la existencia de múltiples reproducciones, hace que el arte se convierta en un objeto cuyo valor ya no puede ser dimensionado en referencia a su función dentro de la tradición. La consecuencia más significativa de esta pérdida es la politización del arte. Benjamin afirma: "en el mismo instante en que la norma de la autenticidad fracasa en la producción artística, se trastorna la función íntegra del arte. En lugar de su fundamentación en un ritual aparece su fundamentación en una praxis distinta, a saber, en la política." Es decir, cuando un arte como el cine, por definición, no puede producir valores culturales basados en la unicidad, genera un valor intrínsecamente político. Así, Benjamin delimita el sentido del arte: este no puede reclamar su autonomía frente a una tecnificación que es inevitablemente política, sino que debe asumir su nueva función social y política.

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