Filosofía Clásica y Moderna: Ética Aristotélica y la Existencia en Descartes

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Ética de Aristóteles: La Búsqueda de la Felicidad y la Virtud

El ser humano, como ser natural, se plantea metas y actúa para alcanzarlas. Si reflexionamos, nos daremos cuenta de que todos esos fines son medios para alcanzar otros fines más importantes. Tampoco aquí se acepta una serie infinita, sino que existe un fin último de la conducta humana: la felicidad.

Todos los seres humanos desean ser felices. El problema radica en saber en qué consiste la felicidad. Para Aristóteles, la felicidad consistirá en realizar la actividad que es propia y específica del ser humano: pensar. En efecto, la vida dedicada a la reflexión es el modelo de vida feliz. Para acercarnos a este modo de vida, que Aristóteles consideraba propio de la divinidad, es preciso cultivar las virtudes relacionadas con el conocimiento, las virtudes dianoéticas. Estas son aquellas cualidades o capacidades que perfeccionan nuestra actividad racional. La más importante es la prudencia o sabiduría práctica, que nos permitirá elegir los mejores medios para alcanzar la felicidad.

Sin embargo, la felicidad humana será siempre limitada. Tenemos que actuar diariamente, con un cuerpo, unos sentimientos, unas relaciones personales... y en este ámbito también debemos buscar la excelencia. Y para ello debemos cultivar las virtudes éticas, que son las que perfeccionan nuestro comportamiento.

Las Virtudes Éticas: El Justo Medio

Según Aristóteles, la virtud ética consiste en el hábito de elegir prudentemente un término medio entre dos extremos, un término que es relativo a nosotros. El hábito implica una disposición permanente, basada en la repetición de las acciones. La prudencia nos indica la presencia de la razón como guía de nuestras elecciones. La virtud se sitúa en el término medio entre dos extremos viciosos: uno por exceso y otro por defecto. Este término medio es relativo a nosotros, es decir, varía dependiendo de la persona. Por ejemplo, no debe comer la misma cantidad un cuerpo robusto que uno delgado.

Ejemplos de virtudes éticas incluyen la valentía y la moderación. Aunque la más importante es la justicia, resultante de la adquisición del resto de virtudes. Aristóteles también le otorga un sentido específico: dar a cada uno lo suyo. Si se entiende como dar a todos lo mismo, tendríamos la justicia aritmética; pero si se da según los méritos respectivos, tendríamos la justicia geométrica.

Aunque la posesión de virtudes dianoéticas y éticas es la condición más importante para ser feliz, Aristóteles señala otros requisitos. Se necesita, además, integrarse en la polis, cultivar las relaciones interpersonales y, en especial, la amistad. Por último, también se requiere la posesión de ciertos bienes externos o internos.

Descartes: Dios y la Existencia del Mundo

Entre las ideas innatas, Descartes descubre una que representa una realidad infinita y que identifica con Dios. Esta idea será la llave que le permita abrir la puerta de la mente y salir al mundo. Para ello, Descartes propone dos pasos fundamentales: primero, demostrará la existencia de Dios a partir de la idea de Dios; después, demostrará la existencia del mundo a partir de la existencia de Dios.

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