Filosofía Clásica Griega: Sócrates, Sofistas y la Transformación del Pensamiento Ateniense

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De la Physis a la Polis: El Giro Antropológico en la Filosofía Griega

A partir del siglo V a.C. se inicia en Atenas una nueva cruzada intelectual centrada en el problema del hombre y su organización social.

La Democracia Ateniense: Cimientos y Evolución

Atenas fue un referente hacia un sistema político democrático. El primer paso hacia la consolidación de la democracia fue poner por escrito las leyes. Así, en el siglo VII a.C., las leyes de Dracón pusieron límites a la aristocracia.

La Constitución de Solón, al inicio del siglo VI a.C., fue otro paso hacia la democracia.

Empero, no es hasta la reforma de Clístenes que se inicia la democracia ateniense y se hace efectiva gracias a Pericles.

Los Sofistas: Maestros de la Retórica y la Ciudadanía

En la segunda mitad del siglo V a.C. se dio en Atenas una situación de inquietud, preocupación y difusión cultural, y los filósofos de este momento histórico eran los sofistas.

El tema de interés de estos hombres eran las cuestiones del ser humano: su educación para vivir en democracia y su organización social.

Enseñaban una necesidad de la democracia: la habilidad retórica o capacidad política. Se ganaban la vida preparando a sus alumnos para la vida activa de la polis, enseñando la excelencia o areté que capacitaba en el dominio del lenguaje y la habilidad retórica y política que permitía argumentar, persuadir y mostrar las dos caras de la cuestión.

El sofista más connotado fue Protágoras de Abdera. Era un relativista, pues decía que cada uno posee su verdad: «El hombre es la medida de todas las cosas».

Gorgias de Leontino fue más radical; decía que no podemos estar seguros de nada, de allí que se le considere el padre del escepticismo, que significa «examinar atentamente». Él sostenía que si algo existe no podemos conocerlo y, si llegamos a conocerlo, no podemos comunicarlo; así pues, la actitud más sensata es la de la duda permanente.

Sócrates: El Filósofo de la Virtud y el Autoconocimiento

Sócrates no escribió nada; lo que se sabe de él proviene de sus discípulos Jenofonte, Platón, Aristófanes y una tercera fuente que lo ridiculiza. Aristóteles, por su parte, presenta a Sócrates preocupado solo por temas de teoría del conocimiento.

Sócrates y los Sofistas: Un Contraste Filosófico

Sócrates se diferencia de los sofistas: él es su crítico y polemizador, rechaza tanto el escepticismo como el relativismo. Él es optimista de la razón humana, lo que lo lleva a creer en la existencia de leyes estables.

Jamás niega la posibilidad del acceso al conocimiento. Inmortaliza la frase «Solo sé que nada sé», que significa que solo quien se reconoce ignorante tiene la posibilidad de iniciar un nuevo camino racional hacia el conocimiento.

Sócrates comparte con los sofistas el problema de la educación de los jóvenes y el anhelo por alcanzar la excelencia o areté. Para él, el areté es conocimiento; la adquisición de una habilidad depende del conocimiento; sin él no hay areté.

El Método Socrático: Ironía y Mayéutica

Se plantea una cuestión que podría expresarse con preguntas del siguiente tipo: ¿Qué es la virtud? ¿Qué es la ciencia? ¿En qué consiste la belleza?

El interlocutor da una respuesta que es inmediatamente discutida o rebatida por el maestro (a esta etapa se le suele llamar ironía socrática).

Se discute sobre el tema y se lleva al interlocutor a la confusión. Este momento de confusión e incomodidad por no ver claro algo que antes del diálogo se creía saber perfectamente es condición necesaria para el aprendizaje.

La intención del método mayéutico es elevarse progresivamente a definiciones cada vez más generales y precisas de la cuestión que se investiga (la belleza, la ciencia, la virtud).

Conclusión: El Legado de la Filosofía Clásica

La discusión concluiría cuando el alumno, gracias a la ayuda del maestro, consigue alcanzar el conocimiento preciso, universal y estricto de la realidad que se investiga, aunque muchas veces la discusión queda abierta e inconclusa.

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