Filosofía Cartesiana: Metafísica, Ética y el Legado del Racionalismo
Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 5,05 KB
Dios en la Filosofía Cartesiana: La Idea Innata y sus Argumentos
Para Descartes, la idea de Dios es una idea innata, infundida en la mente por un ser más perfecto que el propio yo pensante. A partir de esta premisa, se busca demostrar la realidad exterior de la mente y la existencia de Dios. Descartes emplea principalmente tres argumentos para fundamentar la existencia divina:
- Argumento de la Causalidad de la Idea de Infinito: La idea de un ser infinito y perfecto no puede haber surgido de un yo finito e imperfecto; por lo tanto, debe haber sido puesta en la mente por un ser verdaderamente infinito, es decir, Dios.
- Argumento de la Causalidad de la Existencia: Dios no es solo la causa de la idea de sí mismo en nuestra mente, sino también la causa de nuestra propia existencia y de la existencia de la idea de Dios en nosotros.
- Argumento Ontológico: La propia definición de Dios como el ser más perfecto implica su existencia, ya que la existencia es una perfección.
La Realidad de los Cuerpos y el Mecanicismo Cartesiano
La primera idea clara y distinta que tenemos de los objetos externos es su extensión en el espacio. Para Descartes, Dios es la garantía fundamental de que las cosas corpóreas existen fuera de nuestra mente, ya que su existencia no puede ser demostrada de otra manera con la misma certeza. En su física, Descartes adoptó una perspectiva estrictamente mecanicista, reduciendo la naturaleza a una gigantesca máquina. En este modelo, el movimiento de unas piezas provoca el de otras, y se enfoca exclusivamente en las causas eficientes, considerando imposible conocer las causas finales.
El Ser Humano: Dualismo Cartesiano de Alma y Cuerpo
Para Descartes, el ser humano es una combinación única de dos sustancias radicalmente distintas: la sustancia pensante (el alma o res cogitans) y la sustancia extensa (el cuerpo o res extensa). El alma humana es concebida como espiritual, inmortal y libre. La evidencia de la íntima unión entre alma y cuerpo se manifiesta a través de las pasiones. Estas pasiones son afecciones del alma que surgen de las acciones del cuerpo, y viceversa, demostrando la interacción entre ambas. Descartes postuló que esta interacción se producía en la glándula pineal, ubicada en el cerebro.
La Moral Provisional de Descartes y Principios Éticos
Descartes elaboró una moral provisional, entendiendo que una moral definitiva sería la consecuencia del desarrollo racional y científico. Su moral provisional quedó formulada en cuatro reglas fundamentales:
- Actitud Ponderada: Seguir las costumbres y leyes del propio país, manteniendo una actitud moderada para vivir felizmente y en paz con los demás.
- Firmeza en la Acción: Ser lo más firme y decidido posible en las acciones, siguiendo las opiniones más probables cuando la certeza es inalcanzable.
- Dominio de Sí Mismo: Procurar siempre vencerse a sí mismo antes que a la fortuna, y cambiar los propios deseos antes que el orden del mundo, reconociendo que solo nuestra voluntad está bajo nuestro control.
- Elección de la Ocupación: Elegir la mejor de entre todas las ocupaciones posibles, dedicándose a la razón y al conocimiento.
Estas reglas enfatizan la importancia de la moderación y la decisión en nuestro actuar para alcanzar la mayor felicidad posible. Además, Descartes afirmó que existen tres verdades fundamentales que contribuyen a mejorar la conducta:
- Que Dios existe y todo depende de Él.
- Que la naturaleza humana del alma es más noble que la del cuerpo.
- Que el universo refleja la grandeza de Dios.
Legado y Repercusión de Descartes en la Filosofía Moderna
René Descartes es ampliamente reconocido por haber inaugurado la filosofía moderna y ser el punto de partida del racionalismo. El eje central de este movimiento fue la teoría del conocimiento, y con Descartes se produjo un significativo giro idealista en el pensamiento filosófico. Los empiristas, por su parte, rechazaron vehementemente la teoría cartesiana de la existencia de las ideas innatas.
La ciencia moderna también adoptó la concepción mecanicista de Descartes y reconoció la exactitud de las matemáticas como herramienta fundamental, aunque añadió la observación y la experimentación como pilares esenciales de su método. Además, la figura de Dios continuó siendo un objeto central de reflexión en el pensamiento cartesiano y post-cartesiano. Los racionalistas posteriores, influenciados por Descartes, también buscaron establecer criterios morales de conducta basados en la razón y el dominio de las pasiones, consolidando así su impacto duradero en la ética y la epistemología.