Filosofía ante el Cambio Climático: Perspectivas Éticas y Reflexiones Clave

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Relación con el interés del autor

Ortega quiere superar la dicotomía entre Racionalismo y Vitalismo, porque ambas posturas son incompletas: El Racionalismo sacrifica la vida y la historia para defender una verdad fija y universal. El Vitalismo exalta la vida, pero se queda sin un concepto sólido de verdad, cayendo en el relativismo. Este fragmento sirve para preparar el terreno para su propuesta de Raciovitalismo, una filosofía que une una razón capaz de buscar la verdad con una vida que cambia y tiene historia.

En el fragmento X (“La doctrina del punto de vista”), Ortega expone cómo es posible compatibilizar verdad y vida mediante su teoría del perspectivismo: Cada sujeto, generación o cultura ve una parte de la verdad desde su circunstancia.

Ninguna perspectiva lo ve todo, pero todas juntas construyen progresivamente la verdad, que así se “historiza” sin dejar de existir.

Este perspectivismo es la base epistemológica del Raciovitalismo: permite mantener el concepto de verdad (como suma de perspectivas válidas) y, al mismo tiempo, respetar la pluralidad histórica y vital de cada época.

Tanto en el fragmento III como en el X, Ortega muestra que la tarea de su generación (los intelectuales, no la masa) es construir esta nueva filosofía que supere las ideas anteriores y ayude a regenerar la cultura y la vida social y política de España y Europa tras la crisis de comienzos del siglo XX. Explica que todo conocimiento depende del punto de vista de cada persona o época, y que no hay una única verdad absoluta, sino perspectivas parciales que se complementan.

Introducción

El cambio climático no solo es un problema científico o político, sino también filosófico, ya que nos obliga a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza, la justicia y la responsabilidad hacia las generaciones futuras. Este tema puede abordarse desde la ética, la filosofía política y la antropología filosófica, con aportaciones de pensadores como Platón, Descartes, Nietzsche y Ortega y Gasset.

Primer argumento: El ser humano debe dominar la naturaleza

Desde Descartes, se ha defendido que el ser humano, como “res cogitans”, está por encima de la naturaleza (“res extensa”) y debe usarla racionalmente para su beneficio. Esta visión dualista ha impulsado el desarrollo científico y económico, justificando la explotación ambiental si mejora la vida humana. Según esta perspectiva, el dominio técnico del mundo natural es un signo del progreso de la razón humana.

Refutación del primer argumento

Esta postura ha llevado a una visión instrumental de la naturaleza, que ignora sus límites. Nietzsche criticó la voluntad de dominio del ser humano moderno, que rompe su conexión con la vida. Desde el ecologismo profundo, Arne Naess defiende una ética ecocéntrica, que reconoce valor intrínseco a los ecosistemas. Incluso Platón, en La República, valoraba la armonía entre las partes como base de la justicia; si el ser humano rompe el equilibrio con la naturaleza, genera caos y destrucción.

Segundo argumento: Cada país o individuo debe decidir libremente cómo actuar

Algunos sostienen que no se puede imponer una única forma de actuar ante el cambio climático. Desde una visión liberal, inspirada en la libertad individual y en pensadores como Nietzsche, cada persona debería crear sus propios valores. Además, muchos países en desarrollo defienden su derecho a crecer sin restricciones, argumentando que los países ricos fueron los que más contaminaron en el pasado.

Refutación del segundo argumento

Pero como dijo Ortega y Gasset, “yo soy yo y mi circunstancia”: nuestras decisiones siempre afectan a los demás. La libertad sin responsabilidad pone en peligro a los más vulnerables. Según Rawls, la justicia exige proteger a los desfavorecidos, incluyendo a las futuras generaciones. Por tanto, el cambio climático requiere cooperación global y un reparto justo de responsabilidades. La ética del cuidado y la solidaridad deben guiar nuestras acciones colectivas.

Conclusión

El cambio climático plantea preguntas clave sobre nuestra forma de vivir. Desde Platón hasta Ortega, la filosofía nos enseña que no somos dueños absolutos de la naturaleza, sino parte de ella. Solo con una ética solidaria, una política justa y una conciencia crítica podremos afrontar este reto de forma responsable y humana.

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