La Fijación del Referente en Nombres Propios: Un Análisis Crítico de las Teorías Descriptivas

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Hasta ahora hemos visto que es posible referirse "correctamente", aunque la descripción que usemos para fijar el referente esté formulada de modo que no pueda seleccionar un objeto (caso de Einstein), sea verdadera de más de un objeto (caso de Jefferson), o sea verdadera de un objeto distinto (caso de Cristóbal y Bizet). Un caso más opuesto si cabe a las pretensiones de las teorías descriptivas viene dado por la posibilidad de referirse a alguien a pesar de que todo lo que se sabe de él constituya una leyenda (si lo entendemos es porque lo consigue señalar aunque todo sea falso, el sentido es falso). Ejemplo: Jonás, todo lo que se sabe de él es obviamente falso, y no es verdadero de ninguna otra persona. A pesar de todo, como veremos, es posible referirse a Jonás cuando se utiliza el nombre propio "Jonás".

Las teorías descriptivas de la referencia vinculan la teoría del sentido de los nombres propios con la teoría de la referencia. Ambas dimensiones, como sabemos, son interdependientes: la descripción que constituye el sentido del nombre sirve, al mismo tiempo, para fijar el referente. Kripke reelabora el problema de la fijación del referente y lo desliga de la cuestión del sentido. Es decir, una descripción como "La reina egipcia que se suicidó en el 30 a.C. junto a Marco Antonio", puede utilizarse para fijar el referente del nombre "Cleopatra", pero esto no la convierte en sinónima del nombre, como ocurre con el sentido fregeano. De este modo, el carácter contingente de la descripción deja de ocasionar los problemas que ya he comentado. La relación entre un nombre y las descripciones a él asociadas no puede considerarse, en opinión de Kripke, como una relación de sinonimia. Una descripción, que expresa un hecho contingente acerca del referente, puede usarse para fijar el referente de un nombre, pero, una vez fijado, el nombre funciona como designador rígido, pudiendo incluso plantearse la posibilidad de que la descripción usada para fijarlo resulte falsa.

Para ilustrar esta idea de la fijación del referente como opuesta a la definición de un término, Kripke recurre al ejemplo wittgensteiniano del metro patrón que se encuentra en París. Un metro es la longitud de una barra (b) que se encuentra en París. En un momento dado (t), se estipula que llamaremos "un metro" a la longitud de (b) en el momento (t). Es algo absolutamente accidental que la barra b tenga esa longitud; podemos imaginar múltiples situaciones en que hubiera tenido una longitud distinta; no es, por tanto, una verdad necesaria que b tenga un metro de largo en el momento t. La longitud de b ha servido para fijar la referencia de "un metro", pero no es su definición. "Un metro" no es sinónimo de "longitud de b en t"; cualquier otro...

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