Figuras Clave de la Historiografía Romana Antigua
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Orígenes de la Historiografía Romana: Los Anales
Del afán por mantener la memoria de los hechos pasados, colectivos o individuales, se originan en Roma los llamados anales, recuentos anuales realizados por el Pontífice Máximo. Así, los primeros historiadores cuyo nombre conservamos siguieron esta costumbre de historiar escuetamente año por año. Por ello, son llamados analistas; el primero de ellos, Q. Fabio Píctor, de hecho, empezó su actividad sustituyendo al Pontífice en la redacción de los anales oficiales.
Historiadores Romanos Destacados
Gayo Julio César
Gayo Julio César. Gramático y escritor excelente, como demuestra en sus libros de comentarios De bello Gallico y De bello civili, relatos de sus campañas militares con los que aspiraba a ser juzgado benévolamente por la posteridad. Por ello, se esfuerza en justificar los motivos de sus actos, aunque a veces disminuya así la imparcialidad o la verosimilitud.
Tito Livio
Tito Livio, historiador oficial, por así decir, de Augusto, pese a su ideología republicana; escribió una magna historia desde la fundación de Roma hasta su época en 142 libros, de los que quedan 35. Siguiendo la política de Augusto encaminada a restaurar la estricta religiosidad y costumbres austeras de los antepasados, Livio exalta en su obra la tradición, las viejas gestas, reanimando así el patriotismo y la unanimidad de pensamiento en los romanos, debilitados por largas guerras civiles.
Como historiador, peca de acientificismo: admite leyendas fantásticas y prodigios divinos, y deforma los hechos según su conveniencia: magnificar al pueblo romano. Su concepto de la historia es más bien social, con atención especialmente a los problemas militares y políticos. Como escritor, Livio es partidario de Cicerón, esto es, de la escuela asiánica: con largos y equilibrados períodos, cuya belleza alcanza a veces un tono poético.
Publio Cornelio Tácito
Publio Cornelio Tácito. En sus primeros años fue abogado y orador, actividad en la que descolló como alumno que era de Quintiliano. Pero a la muerte del emperador Domiciano, modelo de déspotas, Tácito, a la vez que culmina su carrera política con el consulado, inicia su carrera la de escritor con dos monografías: Agrícola y Germania.
La primera es, esencialmente, una biografía de su suegro Julio Agrícola, conquistador de Britania; pero con este pretexto contrapone la tiranía de Domiciano con la actuación de Trajano, así como las costumbres naturales y libres de los bárbaros frente a las corrompidas de los civilizados romanos. Este último propósito es el que subyace en la Germania, estudio de los orígenes, instituciones y costumbres de los germanos.
Eutropio y Amiano Marcelino
Eutropio fue secretario del emperador Valente. Escribió un Breviarium ab urbe condita, que aunque de estilo claro y simple, fue muy apreciado desde la antigüedad y en la Edad Media por su esquematismo y sencillez.
En los siguientes siglos, solo merece destacarse Amiano Marcelino, que quiso continuar las Historiae de Tácito: su obra, las Res gestae, comienza con el emperador Nerva y concluye en su siglo.