Figuras Clave y Evolución del Teatro en el Siglo XVIII Español

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Escritores, desde una actividad diferente, representan de forma la tendencia reformadora del XVIII: El benedictino Feijoo, quien alternó la vida monástica con las clases en la Universidad de Oviedo, y cultivó el ensayo en el Teatro crítico universal y las Cartas eruditas y curiosas, donde están presentes todos los conocimientos de la época, con un estilo de enorme sencillez. Los asuntos que trata en sus obras pueden agruparse en 3 apartados:

  • Lucha contra las supersticiones.
  • Artículos de divulgación científica.
  • Ensayos de contenido filosófico.

En lo referente a la Iglesia, censuró conductas de lujo y rechazó la oposición a las novedades intelectuales en nombre de la fe. Destacan sus artículos sobre el gusto literario en los que defiende el uso de préstamos extranjeros siempre que sean necesarios y cuestiona su uso indiscriminado cuando existan palabras en el idioma propio. Jovellanos representa las esperanzas en las reformas emprendidas con Carlos III y la frustración con Carlos IV. Fue ministro de Gracia y Justicia y autor de numerosos informes y proyectos. Fue desterrado a Mallorca por Godoy en 1801 y se negó a participar en el gobierno de José Bonaparte. Destacan especialmente el Informe sobre la ley agraria, Memoria sobre espectáculos públicos y diversiones públicas, Memoria sobre educación pública, y Memoria en defensa de la Junta Central. Defiende un teatro útil, didáctico moral que ofrezca ejemplos de conducta cívica y combata los vicios y extravagancias sociales; propugna una educación armónica entre ciencias y letras que haga de los ciudadanos hombres de provecho y sentido moral. En lo que respecta a los problemas del campo, propone disminuir las tierras sin cultivar; reformar las leyes del mayorazgo y desamortizar las propiedades de la iglesia. Las propuestas de Jovellanos no se pusieron en práctica y le ocasionaron la oposición de la nobleza y el clero. Su prosa se caracteriza por la claridad y el uso de un lenguaje técnico cuando la materia lo requiere.

Cadalso

Alcanzó en el ejército el grado de coronel. De ahí, tal vez, sus escritos satíricos contra las reglas de la milicia y la falsa erudición (Los eruditos a la violeta). Es autor de 2 obras que le han proporcionado la fama. En Noches lúgubres, escrita a raíz de la muerte de su amante, el tono lastimero y el marco espiritual revelan las primeras señales de un sentimentalismo en el que se vislumbran algunas actitudes románticas. Cartas marruecas, pertenece al género epistolar. Consta de 90 cartas, intercambiadas entre 3 personajes: Gazel, Ben-Beley y Nuño. El norteafricano Gazel, del séquito del embajador de su país, que se queda en España para conocer y estudiar las costumbres españolas, y remite sus impresiones a su maestro Ben-Beley, musulmán también. Mientras tanto, conoce a Nuño, que será su compañero de viajes y tertulias. Este recurso (utilizar las opiniones de un extranjero de distinta civilización para poner de relieve, por contraste, los defectos de una sociedad) había sido utilizado por Montesquieu en sus Cartas persas. Las cartas sirven para hacer una crítica severa de la vida económica, social y cultural de la España de la época. El estilo, basado en la sencillez y claridad, se caracteriza, a veces, por la presencia de ciertos elementos subjetivos y de narraciones que funcionan como ejemplos de las situaciones o hechos que se critican: nobleza hereditaria, nacionalismo estrecho, modas afrancesadas, atraso científico, supersticiones, etc.

Teatro del Siglo XVIII

El teatro continuó siendo uno de los grandes espectáculos preferidos por el público popular durante todo el siglo XVIII. Hasta muy avanzado éste, continuaron en los corrales las representaciones barrocas, lo que respondía a una sociedad en contradicción con el deseo de la minoría ilustrada dirigente de modernizar el país. Por ello los ilustrados abominan de la lit barroca y pretenden asentar un nuevo teatro civilizado y razonable, cuyo modelo sería el teatro clásico francés, en el que los principios de orden, corrección, buen gusto y armonía enlazaran con la finalidad de deleitar, instruir y corregir. Además, quisieron modernizar el teatro con reformas materiales (escenografía, decorados y aumento de la comodidad), administrativas y económicas, y también con la dignificación del trabajo de los actores y autores.

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