Figuras Clave del Barroco Musical: Lully y Schütz, Pioneros de la Música Europea

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Jean-Baptiste Lully: Arquitecto de la Música de Corte Francesa

Nacido en Florencia en 1632, Jean-Baptiste Lully (originalmente Giovanni Battista Lulli) falleció en París en 1687. Era hijo de Lorenzo Lulli y Caterina del Sesto. Discípulo de Giacomo Carissimi, comenzó su carrera musical en la casa de Legrenzi, donde tocaba la guitarra. Michel Lambert, quien más tarde sería su suegro, completó su educación.

En 1652, Lully se integró como bailarín en los ballets de la corte de Luis XIV y compuso diversas arias. Un año después, en 1653, fue nombrado compositor de la música instrumental del rey y tomó parte activa en la composición de los ballets de la corte junto a Isaac de Benserade. Su ascenso continuó, y en 1661, ascendió a superintendente y compositor de cámara.

A partir de 1664, inició colaboraciones fructíferas con dramaturgos de la talla de Molière y Jean Racine, marcando una era dorada para el teatro musical francés. En 1672, el rey lo nombró director de toda la música teatral, desbancando a Marc-Antoine Charpentier. Ese mismo año, compuso su primera tragedia lírica, a la que seguirían otras obras destacadas que consolidarían el género. En 1686, compuso su obra maestra, Armide.

Lully falleció al año siguiente a causa de una herida autoinfligida en el pie con su bastón de dirección, mientras marcaba el compás del Te Deum que se interpretaba en pro de la curación del rey. Su legado es fundamental para la ópera francesa y la música barroca.

Heinrich Schütz (Sagittarius): El Padre de la Música Alemana

Nacido el 14 de octubre de 1585 en Köstritz, cerca de Gera, Heinrich Schütz (conocido también como Sagittarius) falleció el 6 de noviembre de 1672 en Dresde. Su formación musical comenzó temprano: en 1598, ingresó como niño cantor en la Capilla de la Corte de Kassel, estudiando en el Collegium Mauritianum.

En 1608, estudió derecho en Marburg, becado por el Landgrave (práctica común para los niños cantores tras el cambio de voz). Sin embargo, su verdadera vocación lo llevó a Venecia en 1609, donde perfeccionó sus estudios de órgano y composición con el renombrado Giovanni Gabrieli, una experiencia que moldearía profundamente su estilo.

Su carrera profesional incluyó roles importantes: en 1613, se desempeñó como organista de la corte de Kassel, y en 1617, fue nombrado Maestro de Capilla en la influyente Corte de Dresde. Entre 1628 y 1629, realizó un segundo viaje a Italia, documentado por la adquisición de instrumentos y su perfeccionamiento con Claudio Monteverdi, otra figura cumbre del Barroco.

En 1629, Schütz sufrió los estragos de la Guerra de los Treinta Años, lo que lo llevó a realizar viajes a varias ciudades, incluyendo Copenhague, buscando estabilidad y oportunidades. A lo largo de su vida, se rodeó de un gran círculo de amigos y discípulos, entre ellos compositores como Christoph Bernhard, Johann Hermann Schein, Samuel Scheidt, Heinrich Albert, Adam Krieger y Matthias Weckmann.

Contexto y Estilo Musical de Schütz

Schütz se inscribe en la rica tradición de la música sacra evangélica de las cortes y Kantoreien alemanas, establecida por Martín Lutero y Johann Walter en el siglo XVI. Para Schütz, educado en el humanismo, la música representaba la máxima expresión de la ciencia y el arte.

El lenguaje musical de Schütz se configuró esencialmente en Italia. Allí conoció el nuevo stile concertante, basado en el bajo continuo, que revolucionaría la música barroca. La representación del texto y del afecto, típica del stile moderno, y el contrapunto del stile antico se fusionan en su música, demostrando una genialidad fundamentada en una sólida base artesanal. Schütz tradujo al alemán el nuevo estilo vocal italiano, si bien antes exigía expresamente a los jóvenes músicos que "cascasen la dura nuez del contrapunto", enfatizando la importancia de la técnica rigurosa.

Las libertades técnicas de escritura y la integridad de la composición sirven a la expresividad del texto, a su interpretación subjetiva, a las imágenes y a los afectos. Así surge, de acuerdo con las normas de la musica poetica, una obra de calidad global, un opus que se conserva y otorga celebridad al compositor (los números de opus son originales).

Schütz plasmó en música, salvo en contadas ocasiones, textos religiosos. Para su interpretación y mediación con el oyente, quien debía quedar emocionado e impresionado tanto por la música como por las palabras de un predicador, Schütz se presenta como un músico creyente que utilizó todos los medios de su arte para transmitir un mensaje profundo y emotivo.

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