Fernando VII y la Restauración Absolutista en España: Un Periodo Clave (1814-1833)

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El Sexenio Absolutista (1814-1820)

Fernando VII regresó a España, y los liberales le solicitaron que jurase la Constitución. En Valencia, en abril de 1814, recibió el Manifiesto de los Persas, un escrito de 69 diputados absolutistas, encabezados por el general Elío, en el que se le animaba a restaurar la monarquía absoluta.

El rey, que despreciaba todo lo que significara liberalismo, comprobó así que un sector importante de la población deseaba acabar con la obra de los liberales y no se hizo de rogar. Mediante el Real Decreto de 4 de mayo de 1814, declaró “nulos y de ningún valor y efecto” la Constitución de 1812 y los decretos de las Cortes de Cádiz, y anunció la vuelta al absolutismo y la restauración del Antiguo Régimen.

Además, comenzó una dura represión contra sus enemigos políticos: los liberales y afrancesados. La nobleza, el clero y gran parte del pueblo apoyaron este giro hacia el absolutismo. Sin embargo, surgió un motivo de fricción entre la Iglesia y el monarca, pues este se negó a devolver sus tierras expropiadas.

La situación económica del país era desastrosa debido a las guerras. Por otro lado, el sector liberal del Ejército no aceptó el retorno al absolutismo y, con la ayuda de sociedades secretas, intentó en varias ocasiones restablecer la Constitución a través de pronunciamientos militares.

Tratado de Valençay
Tratado por el cual Napoleón firma la paz con España y reconoce a Fernando VII como rey de España.

El Trienio Liberal (1820-1823)

Tras varios pronunciamientos militares fracasados, el 1 de enero de 1820, el coronel Rafael Riego se pronunció en Cabezas de San Juan. El pronunciamiento triunfó.

Fernando VII convocó las Cortes, nombró un gobierno de liberales moderados y, el 10 de marzo de 1820, juró la Constitución de Cádiz. Por primera vez, el liberalismo ejercería el poder en España. Comenzaba el Trienio Liberal.

Las nuevas Cortes intentaron desmantelar definitivamente el Antiguo Régimen con medidas liberales como:

  • Supresión de los señoríos jurisdiccionales.
  • Libertad de industria y comercio.
  • Supresión de la Inquisición.
  • Supresión del diezmo y desamortización de las tierras de la Iglesia.
  • Restablecimiento de los derechos de los ciudadanos.
  • Promulgación del primer Código Penal moderno.
  • Reinstauración de la Milicia Nacional: cuerpo civil de voluntarios, para garantizar el orden y defender las reformas constitucionales.

El monarca utilizó todos los resortes que la Constitución le proporcionaba para obstaculizar las reformas legislativas. Por ejemplo, si una ley propuesta no era de su agrado, podía paralizar durante dos años su promulgación, lo que hizo con cierta frecuencia.

El gobierno liberal estuvo marcado por la debilidad debido a sus poderosos enemigos, al escaso apoyo popular, la situación de crisis económica profunda, su incapacidad para detener el avance del independentismo en Hispanoamérica, y a su propia división interna en dos grupos:

  • Los moderados: Aconsejaban una política moderada de reformas.
  • Los exaltados: Querían continuar con el proceso revolucionario.

En 1822, la Santa Alianza respondió a las peticiones de ayuda de Fernando VII. El 7 de abril de 1823, un ejército francés encabezado por el Duque de Angulema, conocido como “los Cien Mil Hijos de San Luis”, entró en España y repuso a Fernando VII como monarca absoluto.

La Década Ominosa o Absolutista (1823-1833)

Fernando VII declaró nulos todos los actos del gobierno del Trienio Liberal y restauró, de nuevo, el absolutismo, además de una dura y vengativa represión contra los liberales (Riego fue ejecutado), quienes huyeron en masa del país.

Sin embargo, esta segunda restauración del absolutismo se desarrolló con un carácter más moderado, buscando una cierta modernización, ya que los problemas económicos, agravados por la pérdida definitiva de las colonias americanas, forzaron la colaboración con el sector moderado de las burguesías de Madrid y Barcelona.

En Cataluña, en 1827, se levantaron partidas absolutistas que reclamaban mayor poder para los ultraconservadores y defendían el retorno a las costumbres tradicionales.

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