Fernando Pessoa y la Vanguardia Portuguesa: Estéticas y Creación Literaria
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La Vanguardia Portuguesa: Fernando Pessoa y sus Estéticas
La vanguardia en Portugal se puede localizar a partir del surgimiento de conceptos que buscan definir las tendencias estéticas adoptadas por los nuevos escritores. Los conceptos que surgen son: saudosismo, interseccionismo, paulismo, trascendentalismo panteísta y sensacionismo. Todos estos conceptos, excepto el saudosismo, fueron inventados por Fernando Pessoa y representan las etapas de la evolución de su poesía. Son como "manifiestos" de pequeñas estéticas que Pessoa proponía para justificar su escritura. De todos ellos, su poesía finalmente resultó ser una mezcla, con una marcada tendencia hacia la estética sensacionista, que, en diferentes intensidades, se puede apreciar en sus tres principales heterónimos.
Fernando Pessoa llegó a posicionarse en la historia de la literatura no como parte de un movimiento o de un grupo de escritores, sino como una literatura en sí mismo. Es importante destacar que la vanguardia en Portugal fue iniciada y liderada en todo momento por Fernando Pessoa.
Por otro lado, esta vanguardia en Portugal, encarnada en Pessoa, a diferencia de otras vanguardias como el futurismo, no pereció, sino que permaneció en la historia de la literatura, no solo como un movimiento de ruptura, sino como una literatura completa. Por ello, Harold Bloom lo incluye en su canon occidental como uno de los más grandes poetas del siglo XX. La poesía de Pessoa pertenece a la vanguardia únicamente por su contexto temporal, pero es más que una poesía de ruptura; pertenece a la tradición literaria universal.
La Creación Literaria Inspirada en Pessoa: Un Relato
Muy temprano, Alejo sube a la terraza de un viejo edificio en el centro de la ciudad. Lleva los materiales necesarios para aislarse y escribir. Carga algunas fotos e imágenes, música y muchos papeles y esquemas sobre lo que será su Obra. Su obsesión es 'Tabaquería', un poema del portugués Fernando Pessoa.
Varios personajes invaden la cabeza de Alejo: una mujer condenada al deseo; un viejo taxista escritor; un adúltero y su amante, una vieja pianista aristocrática; un técnico electrónico y su padre, un cantor de tangos.
Llega a una glorieta plagada de escombros, desde la que puede ver el movimiento de la plaza y la estación de trenes, pero el lugar ya ha sido colonizado. En el último piso del edificio funciona un prostíbulo de mala muerte. Alejo no puede evitar que su mirada se fije en una niña, hija de una de las prostitutas. Tampoco puede evitar que el proxeneta lo vigile y lo provoque.
Mientras el autor avanza en la escritura, todo se va torciendo. El ruido de la vida en esa ruinosa glorieta y su deseo por la niña se apoderan de los personajes.
'No soy nada. No puedo querer ser nada. Más allá de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo'. El poema hace desaparecer la calle, los carteles, su lengua, su mundo. Y Alejo se ve rodeado por sus personajes. En el escenario, son dioses de un Olimpo ruinoso.
El poema de Pessoa llega a su fin. Al igual que Alejo, el autor intenta borrar y destruirlo todo, pero sus personajes ya se abren camino por la ciudad.