Fenomenología de la Percepción Estética: Fundamentos y Condiciones Esenciales

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Fundamentos de la Fenomenología de la Percepción Estética

Definir las cosas desde los juicios ajenos que la tradición nos brinda no suele ofrecer la prueba de su verdad. Filosofar supone llevar el conocimiento de las cosas hacia la fuente misma de su evidencia; es decir, hay que conquistar la verdad de las cosas de nuevo. Para conocer lo que es una cosa, esa cosa debe sernos dada de antemano, hacérsenos presente de alguna manera. La verdad o evidencia de cualquier juicio o teoría realizada sobre la obra de arte no es anterior respecto de la evidencia alcanzada en la experiencia perceptivo-estética de la obra.

Las Condiciones Empíricas y Trascendentales de la Percepción Estética

Lo que buscamos es una función de nuestra conciencia que nos ponga en contacto inmediato con las cosas antes de que estas sean dichas por el lenguaje. Esta función se la conocía antiguamente por intuitio. Tener intuición de una cosa no es tener una ligera idea de ella, sino tener una conciencia clara e instantánea de un objeto (idea, cosa, persona…) que lo son para una conciencia y pueden dar lugar a un tipo de intuición diferente que se corresponde con un tipo de acto de conciencia diferente. Todo cuanto se nos pueda dar a nuestra conciencia se ofrece de modo directo, inmediato, según la naturaleza de eso que se muestra. Los actos de conciencia son diferentes. Tres modos de ser del ente (de otros muchos) serían: ente imaginado, sensible y recordado. La intuición donadora es una forma esencial de darse los entes. Husserl dijo que toda intuición donadora originaria es una fuente de derecho para el conocimiento; todo lo que se ofrece a nosotros en la intuición de modo originario debe ser tomado por lo que se da y solo dentro de los límites en que se da. Un individuo que te dice algo realiza en la conciencia del receptor un acto de donación de sentido, y dicho mensaje tiene sentido porque tenemos un conocimiento previo del lenguaje e idioma en que se expresa el emisor. Es un conocimiento que no procede de una intuición sensible nuestra, sino a través de una proposición o juicio oído por otra persona. Se nos da en nuestra conciencia predicativamente. Todos los juicios empíricos son sintéticos, ya que lo predicado en ellos no puede ser extraído de la definición del sujeto por no estar contenido en él. El emisor realiza un acto intencional con el que pretendía expresar algo verdadero. Con nuestras percepciones podemos dar cumplimiento a ese sentido. Podemos distinguir así dos actos de conciencia: el de dación de sentido que nuestra conciencia hace de la expresión que acabo de oír, y el acto de cumplimiento de ese sentido, hecho posible gracias a la percepción del estado mismo de las cosas al que se refería la proposición oída. Con el acto de intuición sensible o percepción se llena, o plenifica el vacío de la mención, se cumple lo que prometía y refería la proposición. Se actualiza la denotación objetiva de la expresión lingüística. Comprobamos que lo referido por el acto judicativo se cumple, gracias a nuestro acto perceptivo sensible. Denominamos aprehensión objetivadora al estado de cosas mentado coincidente con el de cosas percibidas; el sentido dado a lo mentado se hace ahora algo real, presente, objetivo. Toda proposición ha de lograr los avales de su verdad de los actos intuitivos que cumplen y plenifican su sentido. Hay un juzgar que acompaña a la conciencia pre-predicativa, esa que se realiza. Se constituye así una creencia con su correspondiente certeza, ya que se está confirmando que lo que es, es, lo que es y cómo es. Ese saber-es percibiendo en una actividad de segundo orden que va aparejado con percibir algo real. Es decir, en cada acto perceptivo hay un saber inmediato sobre él; saber que lo acompaña y que se suma al saber que la percepción nos aporta del objeto o del estado de cosas. Todo dárse-nos algo a nuestra conciencia se nos da siempre sobre un fondo de conocimientos que tenemos habitualizados respecto de las cosas y sucesos del mundo; fondo que constituye en nosotros un horizonte de familiaridad a partir del cual comprendemos qué cosa es aquello que nos acaba de aparecer. Este preconocimiento preseñala nuestras expectativas. La percepción es siempre un juego entre lo inmediatamente dado, lo explicitado en esa dación y lo anticipado por explicitar. Las múltiples intuiciones son concordantes, ya que una tras otra ratifican con evidencia que lo que vemos que es, es. Aunque haya nuevas intuiciones no destruyen a las primeras.

Conclusión

Cuando se nos da u ofrece un objeto desconocido, la conciencia tiende siempre a aprehenderlo asimilándolo a un tipo de objetos ya conocidos.

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