La Fe Inquebrantable: Reflexiones sobre el Martirio de la Madre y sus Siete Hijos

El Martirio de una Familia

En aquellos días, arrestaron a siete hermanos junto con su madre. El rey Antíoco Epifanes los hizo azotar para obligarlos a comer carne de puerco, prohibida por la ley (2 Mac 7, 1). Después de todos los hijos, murió por fin la madre (2 Mac 7, 41).

Reflexiones sobre la Fe

En este séptimo capítulo del segundo libro de los Macabeos se nos presenta un triste momento de martirio. Trata de ubicarte en la escena y de entrar en el pensamiento de estos siete hijos y su madre para tomar consciencia:

• De la grande fe que esta mujer tenía y que había transmitido a sus hijos.
• De la ley que el rey ordenó para hacer que todos los judíos infringieran la ley de Dios.
• De la convicción que esta familia tenía de la presencia y del amor de Dios para con ellos.
• Del gran valor demostrado por los hijos y por la madre de éstos para soportar la tortura y la muerte como consecuencia de la fe a la ley de Dios.
• Sobre el impacto que debió haber experimentado el rey y su séquito ante la actitud de la familia.
• Sobre el impacto que hay en mí mismo ante una situación como esta.

La Madre: Fuente de Fe y Valor

Pon la atención en la madre, fuente de fe, fidelidad y valor para sí misma y sus hijos; mientras reflexionas sobre el modo en cómo cada uno de ellos vivió y afrontó la prueba, la tortura y la muerte, trata de:

• Pensar en sus sentimientos y pensamientos de amor, compasión, ternura y fortaleza que transmite a sus hijos.
• Reconocer la gran preparación que dio a sus hijos para afrontar un momento de esta naturaleza.
• Apreciar su decidida opción a sacrificar su vida y la de sus hijos porque Dios estaba en un lugar privilegiado en su corazón y en el de sus hijos.
• Darte cuenta que toda esta riqueza, belleza, fuerza y honor están presentes en ella debido a su fe profunda en Dios y al grande amor que le tenía a él.

Reflexión Personal

Ahora pon la atención en ti mismo para darte cuenta que, como esta mujer, tú también eres una creatura amada por Dios y que como ella, estoy previsto de fe, religión, inteligencia, voluntad, capacidad de amar, discernimiento y otros tantos dones.

• Intenta de reconocer y enumerar los dones que el Señor te ha dado.
• ¿Estoy realmente consciente del amor que Dios me tiene y de lo importante que soy para él?
• ¿En qué puedo basarme para decir que soy importante para él?
• ¿Acepto y estoy satisfecho de estos dones que poseo?
• En particular ¿De qué don me alegro y estoy satisfecho?
• En ocasiones ¿Me confronto y me lamento por lo que otros son y tienen?
• ¿Doy más valor a lo que los demás son y tienen en lugar de valorar lo que yo soy y tengo?
• ¿Cómo he llegado a transmitir parte de mi riqueza espiritual o material a los demás?
• ¿Mi comportamiento y actitudes confirman el aprecio que le tengo a Dios y a los dones que me ha dado?
• ¿De qué manera se da?

Frente a las Dificultades de la Vida

La grande fe que en su vida virtuosa tuvo esta mujer le ayudó para presenciar, resistir y aceptar el martirio de todos sus hijos y además para afrontar la propia muerte. Bajo esta perspectiva, trata de considerar en tu vida de fe el modo en cómo traduces estas situaciones:

• ¿Cómo creo saber afrontar las dificultades y los problemas de la vida?
• ¿Hay algún dolor, mal, enfermedad, o prueba que me parece demasiado grande para mí?
• En los momentos de prueba y confusión, contradicción o rechazo ¿Hacia dónde dirijo mi corazón perturbado?
• Cuando el sufrimiento se hace presente en mi vida y en las personas que amo ¿Cómo me ayuda la fe en Dios y mi riqueza espiritual para afrontar los momentos?
• ¿Qué me ha enseñado la experiencia, si considero mi manera de reaccionar ante las desgracias y las pruebas?
• ¿Qué tan fuerte es mi fe en la Resurrección y en la vida eterna?
• ¿Tengo alguna experiencia en la que mi fe en la Resurrección haya influenciado en mis opciones o tomas de decisiones?

Conclusión

Concluye la reflexión volviendo a leer una vez más la experiencia de esta mujer y sus siete hijos en el capítulo siete del segundo libro de los Macabeos, haciendo que resuene en ti lo que te ha dejado este ejercicio.