La Fe Cristiana: Vida, Martirio y Excelencia según Tertuliano

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La Vida Cristiana que Impresionó a Tertuliano

(CONTINUACIÓN TEXTO 8.TEMA2) Tertuliano es un jurista intelectual, moral y social. El autor cuenta que este vive en una sociedad en la que constata que las costumbres y el modo de vida de la gente van en decadencia. Sin embargo, este hombre es un espíritu inquieto que observa que, en medio de esa situación y costumbres sociales, hay un grupo de personas cuyo comportamiento le llama la atención. Él va buscando la verdad y quiere vivir una vida alta, no se conforma con vivir como la mayoría. Esto es lo que lleva a Tertuliano a abrazar la fe: el modo de vida de los cristianos. La fe hace que los cristianos tengan una respuesta diferente.

En el texto, durante la epidemia, las mismas personas que calumniaban y perseguían a los cristianos vieron cómo, durante la enfermedad, estos fueron los primeros en ponerse al servicio y cuidado de los enfermos, a riesgo de enfermarse. Esto tiene que llamar la atención, porque no se trata de cuidar a un familiar enfermo, sino que los cristianos lo hacemos con todos, más allá de los lazos de sangre y de la propia familia. Por tanto, no podemos sentirnos ajenos a un problema que tenga el prójimo, porque nos sentimos hermanos de todos los hombres. Este es el modo de vida del cristianismo. Si una persona puede vivir indiferente a los problemas de los demás, entonces su fe está en entredicho.

Texto 9: El Impacto Profundo de la Vida Cristiana

“Pero de la vida de los cristianos lo que más profundamente impresionó al…”

1. Identificación del Tema

El significado del sacrificio.

2. Estructura de las Partes

El texto está compuesto por una única parte donde se aborda el sacrificio, cómo las personas se interrogan para conocer el cristianismo y así conseguir el perdón de Dios.

3. Conceptos Clave

  • Mártires
  • Conversiones

4. Desarrollo o Comentario

El Estado persiguió al cristianismo durante cuatro siglos. Al cabo de este tiempo, el Estado se dio cuenta de que las persecuciones y los martirios estimulaban las conversiones al cristianismo: cuanto más martirios había, más conversiones se producían. Porque, como dice Pascal, no es lo mismo ver morir a un grupo de una secta de fanáticos que a un grupo de mártires cristianos. Estos eran interrogados —unos eran campesinos, otros iletrados, otros sirvientes, etc.—, pero el modo en que dialogaban con los jueces y los verdugos, su forma de entregarse, despertaba una admiración que, por supuesto, la gente percibía y que provocaba conversiones al contemplarlo.

La razón antropológica y psicológica por la que sucede esto está en que la mediocridad no atrae a la emulación; en cambio, la excelencia sí. Esforzarse hasta un límite, hacer las cosas lo mejor que uno pueda, eso es la excelencia. Lo mejor que puedas, hazlo siempre lo mejor.

La mediocridad es lo que hace la mayoría: esforzarse al mínimo. «Puedo aprobar o puedo tener una buena nota sin esforzarme», eso es lo que hace la mayoría. Por el contrario, una persona virtuosa contagia, atrae e incita a la emulación.

Tertuliano dice: «¿Quién ha habido que haya buscado y no se haya unido a nosotros?». Cuando dice «ha buscado», se refiere a que el que no busca, el que no se interroga, el que en su vida no tiene una meta más allá de lo superficial y lo mundano —lo propio del mundo: mantener una familia, sacarse una carrera, trabajar...—, esa persona que no se pregunta más allá de esto, que no tiene otra inquietud y que no busca nada más, seguramente no se une al cristianismo.

El cristianismo es una fe para personas de altura. Es decir, aunque tengan la misma fragilidad y debilidad que los demás, aunque tengan caracteres más o menos agradables, 'altura' se refiere a personas con sentido, inquietas por dentro, que se preguntan por la realidad y el porqué de las cosas, que tienen dentro la inquietud de una entrega mayor. Esta es la clave.

La persona que tiene esta inquietud dentro, que quiere algo más, esa es la persona susceptible de hacerse cristiana. Por el contrario, la persona que no nota dentro ningún movimiento, a la que le da igual blanco que negro, esa persona no sentirá el llamado del cristianismo, no le va a llamar la atención.

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