Fases Clave de la Guerra Civil Española: Estrategias y Batallas Decisivas
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En la Guerra Civil, el bando nacional llevó la iniciativa estratégica, aunque los republicanos consiguieron éxitos tácticos concretos. Se distinguen las siguientes fases:
La lucha por Madrid (Julio 1936 - Marzo 1937)
Era fundamental trasladar el ejército de África a la Península. El paso del Estrecho se consiguió con la ayuda de Italia y Alemania, y su llegada desestabilizó, a favor de los insurgentes, el panorama de las primeras jornadas. En el caso republicano, desde Barcelona partieron columnas de milicianos, cuya zona de acción se situó en Aragón.
El bando nacional se estructuró en torno a dos ejércitos: el del norte, comandado por Mola, que conquistó Irún, San Sebastián y parte de Guipúzcoa, pero fue detenido en Somosierra y Guadarrama en su avance hacia Madrid; y el del sur, capitaneado por Franco, que avanzó hacia la capital por Extremadura y el valle del Tajo. La toma de Madrid se demoró por la detención de Mola y el desvío de Franco para liberar a los sitiados en el Alcázar de Toledo. Madrid era el objetivo final de los sublevados. Fue bombardeada por aire y asediada por tierra. Ante su inesperada resistencia, el conflicto se convirtió en una guerra de desgaste. El gobierno, presidido por Largo Caballero, se trasladó a Valencia. El ejército republicano rechazó un ataque en Ciudad Universitaria (Hospital Clínico). Al no conquistar Madrid, Franco decidió rodearla, sucediéndose las batallas de La Carretera de La Coruña, El Jarama y Guadalajara. En el frente sur, los nacionales tomaron Málaga, lo que representó el fracaso del modelo de guerra con milicias desorganizadas y la necesidad de formar un ejército popular disciplinado.
La campaña del norte y las ofensivas republicanas (Abril - Octubre 1937)
Al no conquistar Madrid, Franco cambió de estrategia. Eligió para la nueva ofensiva el territorio republicano del norte, rico en infraestructuras industrial y minera. Primero cayó Vizcaya, rotas las defensas del “cinturón de hierro de Bilbao”, luego Santander y Asturias. El episodio más destacado fue el bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor alemana. Para reducir la presión franquista, el general Vicente Rojo diseñó una serie de ofensivas de distracción: las batallas de Brunete y Belchite, que fracasaron.
Teruel, la Batalla del Ebro y la toma de Cataluña (Diciembre 1937 - Febrero 1939)
Para evitar una ofensiva sobre Madrid, la República atacó Teruel, recuperada poco después por los nacionales. Franco desplaza entonces el eje de la guerra al frente aragonés, para alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana, cuyo gobierno se trasladó a Cataluña. Consiguió su objetivo a la altura de Vinaroz (Castellón). A continuación, comenzó el ataque sobre Valencia, que degeneró en una cruenta guerra de desgaste.
Los republicanos lanzaron entonces la operación militar más brillante de la guerra: cruzaron el Ebro, cayendo sobre la retaguardia franquista. Fue el enfrentamiento más sangriento, muriendo, en cuatro meses, unos 100.000 hombres. La derrota de la República sentenció su suerte. Franco conquista Cataluña sin apenas resistencia. El gobierno de Azaña, de la Generalitat y muchos civiles y militares cruzaron la frontera.
Final de la guerra (Abril 1939)
Surgen fuertes discrepancias en el gobierno republicano. El presidente Negrín y los comunistas eran partidarios de continuar la resistencia, esperando el apoyo aliado en una posible guerra mundial. Los anarquistas y el ala moderada de los socialistas, encabezada por Besteiro, eran partidarios de negociar el final. El coronel Segismundo Casado se sublevó y las dos facciones se enfrentaron por el control de Madrid, con el triunfo de los primeros. Franco exigió la rendición incondicional. El 1 de abril, las calles de la capital fueron testigos del Desfile de la Victoria.