El Fascismo Italiano y la Crisis Alemana de Entreguerras: Evolución, Economía y Auge del Nazismo
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Evolución del Fascismo Italiano
En la dictadura de Mussolini pueden diferenciarse dos fases:
1.- De 1922-26: eliminación de la oposición. Este período se caracterizó por la eliminación de la oposición por medio de la violencia, aunque se pretendió aparentar respeto por las formas constitucionales. En un primer momento compartieron el poder y solo disponían de cuatro carteras. En 1924 se celebraron elecciones y los fascistas consiguieron de manera fraudulenta hacerse con dos tercios de la cámara. El secretario del Partido Socialista, Matteotti, denunció el fraude, pidió la anulación de las elecciones, y fue asesinado. Ante este hecho la oposición reclamó al rey la vuelta a las normas constitucionales y la abolición de la milicia fascista, pero el monarca no accedió. Como consecuencia de esta negativa abandonaron el Parlamento 127 diputados de la oposición, dejando las instituciones en manos de los fascistas. Mussolini asumió entonces todos los poderes, disolvió el Parlamento y anuló cualquier oposición mediante la creación de un tribunal político para la defensa del Estado.
2.- De 1926-36: implantación del Estado totalitario fascista. Se prohibieron los partidos políticos (a excepción del Partido Fascista) y los sindicatos, se decretó la censura de prensa y se ampliaron los poderes del Duce que gobernó con decretos-leyes anulando la división de poderes. También en estos años se aprobó la Ley de Defensa del Estado por la que se creó un Tribunal especial para juzgar delitos políticos. El poder residía solo en el Duce, asistido por el Gran Consejo Fascista, órgano supremo que decidía la composición de la Cámara de los Diputados.
Economía, Estado Fascista y Relaciones con la Iglesia Católica
Se creó el llamado «Sistema corporativo», que pretendía implantar un nuevo régimen de organización económica y social que conjugara los intereses de los trabajadores y de los patrones, presentándose como el sistema más eficaz para superar la lucha de clases, pues las corporaciones unificaban en su seno a los representantes de la empresa (capital) y de los obreros (trabajo). La política económica del fascismo fue intervencionista, aunque en los cinco primeros años practicó una política de liberalización que redujo el paro y elevó los salarios, pero no eliminó la inflación. A partir de la crisis de 1929 adoptó un programa de autarquía, de rearme y de realización de numerosas obras públicas. No hubo en el sistema fascista ni planes quinquenales al estilo soviético, ni cuestionamiento de la propiedad privada ni alteraciones radicales del sistema capitalista más allá de la intervención en el mercado, manteniendo en la práctica el sistema de producción capitalista aunque bajo la dirección suprema del Estado. Aun así resultaba evidente que el fascismo procuraba contentar a todas las clases sociales del capitalismo.
Relaciones con la iglesia... Por último, debemos señalar que las relaciones que mantuvo el fascismo con la Iglesia fueron muy estrechas y ambos firmaron los Pactos de Letrán en el año 1929, por lo que el Estado italiano reconocía la soberanía del Papa sobre la Ciudad del Vaticano y se le indemnizaba por la pérdida de los Estados de la Iglesia. Por su parte, el Vaticano legitimó la dictadura de Mussolini y permaneció callado mientras esta duró.
Alemania Después de la I Guerra Mundial
La derrota en la Gran Guerra de 1914-1918 y los términos del Tratado de Versalles sumieron a Alemania en un completo colapso social, económico y político. Los vencedores consideraron a Alemania como única responsable de la guerra y en los protocolos de Versalles se le obligaba a:
- 1.- Pagar millonarias indemnizaciones a Francia y a otros países.
- 2.- Ceder su imperio colonial.
- 3.- Ceder parte de su territorio (Prusia Oriental).
- 4.- Entregar zonas neurálgicas en su desarrollo industrial y económico que pasaban a estar explotadas por las potencias vencedoras (la zona minera del Ruhr por Francia).
- 5.- Destruir su flota mercante y de guerra y limitar su ejército a poco más de 100.000 hombres.
Esta situación de enorme crisis constituiría un espléndido caldo de cultivo para la aparición de la ideología nazi que aspiraba, con ánimo de revancha, a devolverle a Alemania su pasado poder y, al tiempo y sobre todo, a combatir una nueva "enfermedad" que venía del Este de Europa después del triunfo de la revolución rusa: el comunismo. Sin embargo, cuando Alemania comenzó a recuperarse de la crisis, chocó con el colapso que provocara en la economía mundial el crack de la bolsa de Nueva York de 1929. Esta situación de crisis económica, política y social, con enorme paro obrero y con el desencanto de los excombatientes, que una vez desmilitarizados se encontraban sin trabajo en un país con un déficit galopante y una constante subida de precios, sirve para explicar el surgimiento del nazismo y el porqué de que una parte de la población alemana volviese sus ojos a la ideología liderada por Hitler y por su partido.