La Fascinante Historia del Pueblo Judío: Exilios, Resistencia y Legado Cultural
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La historia del pueblo judío es un relato de resiliencia y perseverancia a través de diversas dominaciones imperiales y períodos de exilio. Este documento traza los momentos clave desde las invasiones asirias hasta el dominio romano.
El Exilio Asirio y Babilónico
El Reino del Norte de Israel fue invadido por los asirios, quienes deportaron a sus habitantes. La mayor parte del pueblo, compuesto por hebreos, desapareció tras la invasión asiria, sobreviviendo solo aquellos que se refugiaron en el Reino del Sur (Judá).
Más tarde, el Reino del Sur sería invadido por los babilonios y caldeos. Jerusalén se rindió, su rey fue deportado y la élite capturada. Los babilonios destruyeron Jerusalén y se llevaron a sus habitantes cautivos a Babilonia.
Durante este período, el profeta Ezequiel galvanizó la esperanza del pueblo, animándolos a ser fieles y a aprender a ser judíos, a mantener su identidad. Se reunían los sábados y, aunque no poseían templo, recordaban sus tradiciones y cantos, reforzándose como un pueblo diferente. Mantener su identidad y su forma de vestir fue fundamental, lo que les permitió perdurar como pueblo judío.
El Retorno y la Reconstrucción bajo Dominio Persa
La deportación a Babilonia ocurrió en agosto del 586 a.C. La destrucción del Templo marcó el inicio de este exilio. Unos 70 años después, los persas conquistaron Babilonia.
Los persas dominaron al pueblo judío con una actitud paternalista. Permitieron la práctica de la religión y dejaron que el pueblo hebreo regresara a su territorio. Muchas familias habían prosperado en Babilonia y no regresaron; los que volvieron fueron los más pobres, con la ayuda de los ricos.
Esta época se conoce como el «Retorno». La poca tierra fértil estaba ocupada por quienes se habían quedado. En el año 515 a.C., reconstruyeron el Segundo Templo. Sin embargo, el Arca de la Alianza, recubierta de oro por dentro y por fuera, se había perdido y el templo estaba vacío.
Dos figuras clave del Imperio Persa fueron:
- Esdras: Escriba que organizó las tradiciones, componiendo el núcleo de la Biblia (el Pentateuco) al poner por escrito las tradiciones orales, cuyo resultado es la Torá.
- Nehemías: Ayudó al pueblo en la reconstrucción de Jerusalén y sus murallas.
El Período Griego y la Helenización
La siguiente etapa es el Período Griego. Alejandro Magno se convirtió en rey a los 16 años. En el año 333 a.C., se produjo la Batalla de Isos. Alejandro dominó Oriente; antes de ir a Persia, conquistó Egipto y fundó una nueva Alejandría. Regresó a Babilonia y murió de agotamiento a los 33 años, sin descendencia. Sus generales se repartieron el territorio.
En un primer momento, los reyes de Alejandría, los Ptolomeos, dominaron al pueblo judío. Fueron tolerantes y les permitieron mantener sus tradiciones. Durante 110 años, hubo confrontaciones entre judíos y griegos (o helenistas). En este tiempo, la Biblia Hebrea se tradujo al griego, ya que muchos judíos ya no entendían el hebreo. La Biblia de los Setenta (Septuaginta) permitió difundir la cultura judía por todo el Mediterráneo.
Literatura Sapiencial y Apocalíptica
Durante este período, surgieron importantes obras literarias:
- El Libro de Job: Una profunda reflexión de tipo filosófico sobre el mal injusto.
- El Libro del Eclesiástico: Obra de un sabio judío-hebreo, cuyo nieto la tradujo al griego.
- El Libro de la Sabiduría: Presenta un pensamiento de tipo griego.
- Los Libros de los Macabeos: Narran historias heroicas, subrayando el fervor patriótico y la resistencia.
La Revuelta Macabea y la Dinastía Asmonea
Los reyes y faraones de Alejandría perdieron poder, que fue ganado por los reyes de Antioquía (los Seléucidas). El pueblo de Israel quedó bajo el dominio de Antioquía. Los judíos, deseosos de mantener su identidad, sufrieron una cruel persecución. Jerusalén, convertida en una polis griega, fue el epicentro de una rebelión.
La Rebelión de los Macabeos contra los opresores griegos fue victoriosa. Judas Macabeo conquistó Jerusalén, purificó el Templo y consiguió una autonomía, celebrando así la festividad de la Janucá. Los Macabeos restablecieron un tipo de monarquía: la dinastía Asmonea. Sin embargo, lejos de seguir las tradiciones, las familias asmoneas lucharon entre sí por el poder, a pesar de no pertenecer a la tribu de Judá.
El Dominio Romano y el Nacimiento del Cristianismo
El pueblo despreció a los asmoneos, lo que propició la aparición de diversos grupos religiosos y políticos. En este contexto de inestabilidad, los asmoneos acudieron al pueblo romano en busca de ayuda. El general Pompeyo conquistó Jerusalén y declaró el dominio Romano.
Herodes el Grande, rey de Judea (nombrado por Roma), fue odiado por los judíos debido a su colaboración con los romanos. A pesar de ello, fue un gran rey que administró bien el territorio y aumentó la riqueza; construyó teatros, circos y un templo para los judíos. En tiempos de Herodes, nació Jesús. Herodes murió en el año 4 a.C.
Décadas después de la muerte de Jesús, sus seguidores en Jerusalén iniciaron el Cristianismo. En el año 66 d.C., los judíos se rebelaron contra el Imperio Romano, y en el año 70 d.C., los romanos conquistaron Jerusalén y la arrasaron, destruyendo el Segundo Templo.