La Familia y el Trabajo en la Sociedad Contemporánea: Desafíos y Transformaciones
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La Familia en la Sociedad Actual
En nuestros días, la familia y el matrimonio vuelven a gozar de un gran prestigio entre los jóvenes, en contraste con la juventud de Mayo del 68 y la cultura del hipismo norteamericano y europeo. Estos movimientos defendían uniones libres con poco o ningún compromiso, rechazaban la procreación y, a la vez, promovían las comunas, donde se defendía la vida grupal, se compartía el trabajo, los gastos, el dinero y el cuidado de los hijos, y donde a menudo las parejas no tenían exigencia de fidelidad.
Actualmente, se percibe que la familia atraviesa una crisis, ya que los lazos familiares son más frágiles y coexisten múltiples tipos de estructuras familiares. Es cierto que la institución familiar se ha debilitado, y con ella la autoridad paterna, en parte porque ya no hay una profesión o una herencia que transmitir. De este modo, la familia, en su forma tradicional, parece sustentarse principalmente en las clases populares. Hoy en día, por ejemplo, el padre ya no emplea a sus hijos en su taller, fábrica o en el cultivo de sus fincas. Por otro lado, junto a la familia tradicional casada por la Iglesia, coexisten el matrimonio civil, el matrimonio homosexual, las unidades monoparentales (frecuentemente, un miembro de la familia con hijos fruto de un divorcio) y las parejas de hecho.
La fragilidad de la familia también se relaciona con el individualismo contemporáneo. Durante siglos, todos los miembros de la familia se sacrificaron por el bienestar colectivo, mientras que hoy en día se prioriza el bienestar individual. Esto se refleja, por ejemplo, en el aumento del 330% en el número de divorcios durante el primer año de matrimonio.
El Trabajo en la Era Contemporánea
A diferencia de nuestros padres y, sobre todo, de nuestros abuelos, los jóvenes de hoy en día otorgan mayor importancia al ocio que al trabajo. Esta tendencia está ligada a la sociedad de consumo, donde los individuos se definen más por el placer de consumir que por su labor. Sin embargo, la cuestión que se plantea es si, como sugieren los sociólogos, detrás del rechazo al trabajo se esconde en realidad el rechazo a los trabajos precarios, la inestabilidad laboral, la falta de interés en las tareas o la percepción de que la formación escolar no capacita adecuadamente para un buen empleo.
No obstante, es fundamental considerar que resulta difícil reemplazar el salario que proporciona un empleo, la independencia económica, la posibilidad de formar una pareja y de emanciparse del hogar, todo ello a menudo fruto de una buena formación escolar. Estos beneficios son difíciles de sustituir por otra cosa.
Actualmente, existen propuestas alternativas como la renta básica universal, que plantea que, por el simple hecho de ser ciudadanos, se debería tener derecho a una renta básica.
Una renta básica permitiría reducir la carga laboral, disponer de tiempo para la formación personal y buscar un empleo que realmente satisfaga. Además, aunque el trabajo asalariado careció de derechos y seguridad durante siglos, hoy en día constituye la base de nuestros derechos sociales, como la Seguridad Social, la educación pública y las prestaciones por vejez y desempleo, entre otros.