Factores Humanos: Modernización de la Estructura Agraria
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El sistema agrario tradicional empleó masivamente mano de obra y tuvo escaso desarrollo tecnológico. Fue dominante hasta 1920. Entre 1920 y 1960, hubo una reducción de la población activa agraria y se importaron abonos y maquinaria agrícola, lo que mejoró los rendimientos por hectárea. Entre 1960 y 1980, se produjo un éxodo rural y la mecanización del campo. La población rural comenzó a envejecer y aumentó la productividad agraria. La adhesión a la UE en 1986 conllevó un cambio significativo en la situación actual, con la incorporación de tecnología y un sistema de explotación de mercado. El envejecimiento y descenso de la población rural ha llevado a una escasa ocupación en las actividades agrarias, con diferencias territoriales en Andalucía, Extremadura y Murcia, y valores más bajos en Madrid, País Vasco y Cataluña.
El desarrollo económico que ha experimentado España desde mediados del siglo XX ha provocado un éxodo rural y pérdida de empleo en el sector, así como un acusado envejecimiento de la sociedad rural. También existen contrastes en la propiedad de la tierra y la estructura de las explotaciones. El espacio agrario se organiza en parcelas y explotaciones con superficie agrícola utilizada. La propiedad y el régimen de tenencia son factores que inciden en la estructura de las explotaciones y en el dinamismo del sector. Las propiedades pequeñas (minifundios) de hasta 10 hectáreas representan el 66,7% del total y solo el 8,5% de la SAU. Predominan en el norte y su rentabilidad es limitada si son minifundios tradicionales a tiempo parcial, pero son modernas, rentables y trabajan a tiempo completo.
Las propiedades medianas, entre 10 y 100 hectáreas, representan el 28% del total y el 36,3% de la SAU. Las propiedades de más de 250 hectáreas son latifundios y se originaron tras las particiones tras la reconquista. Están evolucionando hacia grandes propiedades de empresas. La excesiva parcelación de las explotaciones dificulta las actividades agrarias y limita su modernización, lo cual se explica por la antigua organización del espacio agrario, con rotación de cultivos y barbecho, y también por la transmisión familiar. El régimen de tenencia es la relación jurídica que el agricultor mantiene con las tierras de su explotación. En España, la propiedad es el más común, pero también existen otros como el arrendamiento, en el cual el agricultor alquila la tierra al propietario, y la aparcería, en la que se comparten los gastos y beneficios en diversas proporciones.
La desigualdad y modernización de las explotaciones se ha dado a través de transformaciones técnicas como la mecanización, el uso de productos fitosanitarios y los avances tecnológicos. Esto ha supuesto un aumento de los costes de explotación y una diversificación de la producción. Los aprovechamientos forestales se dividen en superficie forestal arbolada y superficie forestal no arbolada. España tiene una gran superficie forestal, ocupando el 54,8% del territorio, siendo el segundo país de la UE en cuanto a superficie forestal. Los bosques españoles se caracterizan por su distribución desigual, con Castilla y León, Andalucía y Castilla-La Mancha teniendo las mayores extensiones de superficie arbolada.
Las coníferas se han expandido rápidamente debido a su importancia económica en la producción de madera y resina. Las frondosas, representadas por la encina, han retrocedido debido al cultivo, mientras que el alcornoque, el haya, el roble y el castaño han experimentado un retroceso debido al avance de las repoblaciones forestales de eucaliptos y pinos. La producción de madera en los últimos 20 años ha aumentado su valor comercial, destacando las coníferas. España es deficitaria en esta materia prima y la importa. Los espacios forestales proporcionan beneficios ecológicos y sociales, como el control de la erosión y la desertización, la captura de carbono y la regulación hídrica.
Las materias primas, tanto orgánicas como minerales, son los productos básicos procedentes del subsuelo, la agricultura o la explotación forestal. Son la base de las actividades industriales y tienen gran importancia económica. Las materias primas orgánicas provienen de la actividad agrícola, ganadera y forestal, mientras que las materias primas minerales se extraen de yacimientos de rocas y minerales. Los minerales metálicos, como el cobre, el zinc, el níquel, el oro, la plata y el plomo, se encuentran en zonas paleozoicas y formaciones alpinas, y su producción es variada, representando un alto porcentaje del valor de la producción minera en Andalucía, Extremadura y Asturias.
Los minerales no metálicos o industriales, como el cuarzo, el feldespato y la bentonita, se encuentran en formaciones paleozoicas y terciarias, y se destinan a la industria química y a la construcción. España es el único productor de Europa de sulfato sódico y sepiolita, y el primero de fluorita. Las rocas ornamentales, como la caliza, la cuarcita y el granito, se destinan a la construcción. España es uno de los principales productores del mundo de yeso y piedras ornamentales. Sin embargo, la caída de la industria de la construcción ha reducido la contribución de los productos de cantera al valor de la producción, afectando a este sector.
Las exportaciones mineras en España han experimentado altibajos económicos a pesar de la creciente demanda. El sector minero está regulado por la Ley de Minas de 1973. El declive de la minería se afronta con tres tipos de actuaciones: procesos de reconversión, cierre de minas poco rentables y aumento del paro, y ayudas económicas para el desarrollo de actividades alternativas, como la explotación del patrimonio minero con fines turísticos y el fortalecimiento de la investigación y el desarrollo tecnológico para incrementar la competitividad y mejorar la calidad y el valor de los productos extraídos de las minas en explotación. La reducción del impacto ambiental también es importante, ya que la actividad minera ha conllevado la sobreexplotación de los yacimientos, la contaminación del medio ambiente y la alteración del paisaje. Se emplean tecnologías más limpias y se realizan operaciones de descontaminación y rehabilitación de las áreas mineras, como las llevadas a cabo por ENDESA en As Pontes y Andorra, y por Asturiana de Zinc en Reocín.