Explorando los Temas Centrales en la Ficción de Jorge Luis Borges: Un Viaje Metafísico
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Los cuentos de Jorge Luis Borges se caracterizan, ante todo y salvo excepciones, por ponernos en contacto con lo excepcional y lo insólito. No es, sin embargo, un simple autor de «cuentos fantásticos», aunque muchos de ellos puedan ampararse bajo tal etiqueta, y así lo haya reconocido su propio autor. Su verdadero objetivo es proponernos sutiles juegos mentales, invitarnos a complejos ejercicios de imaginación y confrontarnos con abismales problemas metafísicos. Frecuentemente, todo ello consigue producir en el lector un auténtico vértigo intelectual.
En el fondo, sus cuentos son variaciones sobre temas obsesivos. A continuación, se presentan los ejes temáticos centrales de su obra:
La Identidad Humana
Es decir, la personalidad del hombre, su consistencia o su inconsistencia, sus extraños desdoblamientos y la posible identidad de todos los hombres. ¿Somos uno o varios? ¿Son todos los hombres un mismo hombre? ¿Somos simples criaturas soñadas por otro, por Dios tal vez? Así se producen, por ejemplo, usurpaciones de identidad entre parejas de personajes con destinos paralelos (como Juan de Panonia y Aureliano, Villari y Alejandro Villari, o Zaid y Abenjacán).
El Destino del Hombre
¿Somos libres? ¿Estamos acaso desempeñando un papel escrito de antemano? ¿Estamos repitiendo sin cesar una misma historia? Por este camino, las meditaciones de Borges desembocan en inquietantes preguntas sobre el destino de la civilización o sobre la fatalidad: muertes violentas, revelación instantánea, venganzas, caminos intercambiables o paralelos. Ejemplos notables incluyen «El muerto», «La espera», «Los teólogos» y «El hombre en el umbral».
El Tiempo
Pasado, presente y futuro se entrelazan con frecuencia en estos cuentos, como para poner aún más en entredicho el destino del hombre y el sentido de la historia. ¿Es el tiempo una ilusión? Lo que va a suceder, ¿ha sucedido ya en otros niveles que solo aparentemente son distintos de aquel en el que estamos? La vieja idea del tiempo circular o del «eterno retorno» es materia esencial en los cuentos de Borges. Hay juegos con la temporalidad, aliados con frecuencia a la actividad onírica. El ejemplo más significativo es el cuento titulado «La otra muerte».
La Eternidad y el Infinito
Son el reverso de las meditaciones sobre el tiempo y la inconsistencia del mundo. La eternidad (o abolición del tiempo), ¿es una salvación o una condena? La idea del infinito, ¿es un consuelo o una pesadilla? La visión del infinito se presenta como una experiencia mística y sobrenatural, a menudo representada en imágenes microcósmicas a través de objetos simbólicos. Ejemplos claros son «El Aleph», «El Zahir» y «La escritura del dios» (el jaguar).
El Mundo como Laberinto
Todos los interrogantes con que, inevitablemente, hemos resumido la temática de Borges, confluyen en una visión laberíntica del ser del mundo y del existir del hombre. Es el laberinto de no saber qué es real y qué es ilusorio; de no saber cómo escoger ante esos «senderos que se bifurcan» en el espacio o en el tiempo. El laberinto se manifiesta de diversas formas: como un laberinto real, como el de Creta en «La casa de Asterión»; como una ciudad degradada en «El inmortal»; o como un espacio de destrucción y pesadilla en «Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto».
La Muerte
Es el tema que inevitablemente espera al hombre al final del sendero o del laberinto. Es la coronación de los destinos, condena o alivio. ¿O acaso es otra apariencia, y seguimos viviendo para repetir nuestra historia o para vivir otras historias, para vivir toda la historia?
La Violencia
Es general y multiforme en la mayor parte de los cuentos de Borges. En algunos aparece el tema de la venganza (la estrategia de la ofensa-venganza), como en «El muerto», «La espera», «Emma Zunz» y «Los dos reyes y los dos laberintos».
Recapitulación y Conclusión
Recapitulando, los temas recurrentes incluyen el tiempo cíclico, los laberintos que simbolizan el universo, las bibliotecas como conocimiento inaccesible, los espejos como imagen del desdoblamiento de la personalidad humana, y la omnipresente muerte. En la obra de Borges, se interpolan constantemente tres planos: la realidad, la fantasía y la sátira. Su estilo sugiere más de lo que dice explícitamente, adecuando el lenguaje con un tono profundamente filosófico e irónico.
Al leer los cuentos de Borges, se observa cómo estos temas se presentan y entrecruzan de manera magistral. Los distintos relatos son, en esencia, variaciones de unos pocos argumentos posibles. Estamos, sin duda, ante una narrativa de alcances metafísicos: en sus cuentos se esconden sus inquietudes, sus interrogantes y hasta su angustia por los absurdos del mundo y los enigmas del vivir humano.