Explorando Tartessos: Hallazgos Arqueológicos Clave en La Angorrilla, Turuñuelo y Setefilla

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Tartessos: Descubrimientos Arqueológicos Clave

La Angorrilla

Se sitúa en Alcalá del Río. Su descubrimiento se produjo en 2004, durante la urbanización de terrenos previamente agrícolas, lo que motivó una intervención arqueológica. Se documentaron tres grandes fases de ocupación y dos intermedias de abandono. Se constató que el poblado estaba separado de la necrópolis.

Se documentaron 69 enterramientos, de los cuales uno no fue excavado. De estos, 56 corresponden a inhumaciones. Destacan las tumbas 20, 30 y 34.

Turuñuelo

Es un yacimiento arqueológico tartésico del siglo V a.C., ubicado en el término municipal de Guareña (Badajoz), cerca de Yelbes. A unos 3 km se localiza la necrópolis tartésica de Medellín. Los trabajos de excavación, llevados a cabo por el Instituto de Arqueología de Mérida (IAM), están coordinados por Sebastián Celestino Pérez y Esther Rodríguez González.

En 2015 se descubrió un habitáculo de 70 m² en excelente estado de conservación. En su centro se hallaron un altar de adobe con forma de piel de toro, bancos corridos y una bañera de 1,70 m.

Setefilla

Bonsor y Thouvenot excavaron, en las primeras décadas del siglo XX, varios túmulos (concretamente diez), los cuales enumeraron alfabéticamente. El espacio funerario se ubicaría al otro lado de un río, siendo el Cerro de los Castillejos la “ciudad de los vivos”, de la cual apenas se tiene conocimiento.

En los años 70, María Eugenia Aubet volvió a excavar dos de esos túmulos: el Túmulo A y el Túmulo B, empleando una técnica bastante actualizada.

Túmulo A

En 1973, se documentaron cuarenta tumbas de cremación de gran tamaño en el Túmulo A. Presenta una planta circular con pequeños hoyos donde se depositaron los restos en urnas (de dos tipos). Posteriormente, se construyó una tumba de cámara de planta rectangular, la cual fue saqueada en la antigüedad, conservándose únicamente su arquitectura. Para delimitar el túmulo, María Eugenia Aubet detectó varias estelas (no decoradas) que aparentemente marcaban su contorno.

El Túmulo A se fecha entre mediados del siglo VIII y finales del siglo VII a.C. Algunos de los materiales son indígenas (broches de cinturón y cerámica bruñida y a mano), pero también se encontraron otros con engobe rojo fenicios.

Túmulo B

En 1975, se detectaron 30 enterramientos de cremación con características similares. En una gran fosa oval, supuestamente un ustrinum, se quemaron los restos de los difuntos. Un estudio de la ubicación, sexo y ajuar de los restos sugiere que los individuos masculinos con ajuares más importantes se encontraban en el centro, mientras que mujeres y jóvenes con ajuares más modestos se ubicaban en el exterior (aunque también se hallaron jóvenes con ajuares significativos). La edad de fallecimiento oscila entre los 30 y 35 años. Los análisis faunísticos también documentan la presencia abundante de bóvidos.

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