Explorando el Surrealismo: Magritte, Percepción y el Mundo Onírico de Miró
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La Percepción en el Surrealismo de Magritte
La luz es proyectada a través de un foco no visible, situado fuera de la tela en la parte superior derecha. El cuadro evoca el problema del paso del tiempo utilizando una escena completamente irracional procedente del mundo inconsciente de los sueños.
Es una obra representativa del surrealismo de Magritte, ya que no está interesado en el inconsciente, sino en infundir en el espectador una sospecha sobre la realidad. Existe un contraste entre una técnica visualmente comprensible y unos significados oscuros (falsa transparencia del vidrio). La obra plantea más dudas que respuestas, siendo la más importante la confusión entre la realidad e ilusión.
La metáfora de la ventana ha servido tradicionalmente para referirse a la pintura. El pintor, mediante la perspectiva y otras técnicas miméticas, trataba de engañar al ojo para hacerle creer que la plenitud del lienzo no existía, generando una ilusión de profundidad en la que plantea una sospecha perceptiva de la realidad.
Contexto y Evolución Artística de Miró
Fue un pintor, escultor, grabador y ceramista español, considerado uno de los máximos representantes del surrealismo. En su obra reflejó su interés en el subconsciente, en lo «infantil» y en la cultura y tradiciones de Cataluña. Aunque se le asocia al arte abstracto por su estilo maduro de formas estilizadas e imaginarias.
En su juventud se inició en la figuración, con fuertes influencias fauvistas, cubistas y expresionistas, pasando a una pintura plana con cierto aire naïf, como lo es su conocido cuadro La Masía del año 1920.
A partir de su estancia en París, su obra se vuelve más fantasiosa y onírica, coincidiendo con los puntos del surrealismo e incorporándose a este movimiento.
En numerosas entrevistas y escritos que datan de la década de 1930, Miró manifestó su deseo de abandonar los métodos convencionales de pintura, en sus propias palabras de "matarlos, asesinarlos o violarlos", para poder favorecer una forma de expresión que fuese contemporánea, y no querer doblegarse a sus exigencias y a su estética ni siquiera con sus compromisos hacia los surrealistas.
Su lenguaje es minucioso y con él quiere plasmar la realidad surgida del sueño. Su tendencia a la no figuración y su libertad hacen posibles asociaciones fantásticas de símbolos, ondulaciones y curvas que dotan a su pintura de un carácter rítmico y festivo.
Ha creado un estilo propio en el que los colores y las figuras conforman un mundo plástico muy propio y singular. Conceptos recurrentes como figuras, mujeres, pájaros, la luna, el sol y constelaciones se convierten en elementos que el artista combina en busca de un ideal de armonía.
Estas [figuras/conceptos] sobre fondos neutros y planos de colores brillantes: azul, rojo, amarillo, verde, negro. Sobre ellos dispone figuras de vivos colores, estrellas, lunas, filamentos, repitiéndose hasta la saciedad, y provocando una sensación de emoción y lirismo en el espectador.
Posteriormente desarrolló obras más etéreas en las que las formas y figuras orgánicas se reducen a puntos, líneas y explosiones de color, abriéndose paso a la abstracción.