Explorando la Renovación Teatral: Lorca, Grau y Casona

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El teatro renovador: Lorca y otros dramaturgos (Jacinto Grau y Alejandro Casona)

Frente al teatro que triunfa en los escenarios en esta época, existieron varios intentos de renovación teatral encaminados a situar a nuestro teatro a la par que el del resto de Europa. Sin embargo, estos intentos renovadores no siempre contaron con el favor del público. Entre los dramaturgos renovadores, destacan:

  • Los autores de la generación del 98: cultivaron un teatro de gran calidad literaria y que representa el primer intento de introducir en España las novedades estéticas europeas. Un ejemplo es Fedra de Unamuno.

  • Los autores de la generación del 14: dentro del intelectualismo propio de los novecentistas, destacó el dramaturgo Jacinto Grau, autor de obras de carácter intelectual y minoritario, como El Conde Alarcos.

  • Los autores de la generación del 27: también cultivaron un teatro innovador al que aplicaron las técnicas vanguardistas, aunque no gozó del favor del público. Ejemplos son El hombre deshabitado de Alberti y la obra de Alejandro Casona, que mezcla humor y poesía con toques modernos, como La Dama del Alba.

El autor teatral más importante de la generación del 27 y, junto con Valle-Inclán, el más importante de nuestro siglo es Federico García Lorca.

Fue el creador del verdadero teatro poético, con la búsqueda de un lenguaje teatral renovador. Su producción dramática expresa, de manera profunda y sumamente lírica, los problemas de la vida y del ser humano.

La temática profunda de las obras teatrales de Lorca asombra por su variedad y se puede resumir en una palabra: la frustración. Frustración que deriva del choque de dos fuerzas contrapuestas: el principio de autoridad (el orden, la tradición, la realidad, la colectividad) y, por otro lado, el principio de libertad (el instinto, el deseo, la individualización, la imaginación). El enfrentamiento de ambas fuerzas lleva a la tragedia, normalmente encarnada en una figura de mujer.

Tres momentos clave en la obra de Lorca

  • Los comienzos: obras teatrales emparentadas con el teatro modernista por estar escritas en verso y tener como tema un asunto histórico (Mariana Pineda, canto a la libertad y al amor con final trágico) o con el teatro para títeres, con una deformación grotesca de la realidad y con personajes tipo que tienen como tema común el casamiento entre un viejo y una niña, como en La zapatera prodigiosa y Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín.

  • El teatro imposible: esta etapa está influida por las vanguardias artísticas y literarias que estaban triunfando en Europa. Son piezas teatrales extremadamente difíciles y características por su complejo simbolismo y su carácter surrealista. En estas obras, Lorca rompe todas las convenciones vigentes ante la necesidad de un teatro renovador, como en El público y Así que pasen cinco años.

  • La plenitud: Lorca abandona el camino del “teatro imposible” y alcanza la plenitud de su obra dramática con tres tragedias de ambiente rural en las que el personaje femenino va a alcanzar un lugar central. Sobre todas sus protagonistas pesará un destino trágico que acabará por imponerse. En estas obras, Lorca parte de lo andaluz para llegar a lo universal, es decir, parte de lo local para llegar a plantear los grandes temas de la condición humana: el deseo de libertad, el deseo sexual, la maternidad y la muerte.

Las obras que forman parte de esta etapa son: Bodas de sangre, sobre el poder del deseo por encima de las convenciones sociales; Yerma, que tratará el tema de la esterilidad; y La casa de Bernarda Alba, culminación del enfrentamiento constante en toda su obra entre el principio de autoridad y el de libertad.

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