Explorando las Relaciones Humanas: Amor, Idealización y Compromiso

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1. Mud

Es difícil ver quién es el protagonista. La imagen del principio de la película es importante. Dos niños descubren un barco en un árbol y quieren devolverlo al agua. Los padres de Elise están mal y no se comunican. Hay una ruptura inminente. Él también tiene su “1ª novia”, ha idealizado a una chica. Y al mismo tiempo descubre a un personaje muy curioso: un hombre libre que le buscan y que ama a una mujer, ha matado por ella, por defenderla y por eso la política le busca. Pero aparece un amor imposible. Vemos a través del niño algo interesante. El niño idealiza las cosas, quiere verlas en su ideal. Echa en falta que los mayores no quieren lo suficiente. Ese suficiente quiere decir algo definitivo: “si quieres a esa persona, quiere a esa persona”. Ese “definitivo” es lo que define tu personalidad. Ser incapaz de querer lo suficiente hace que tu personalidad quede indefinida. Todas las escenas de la película giran en torno a esa idea. Para que uno encuentre su propia identidad, ese sentirse identificado plenamente conmigo mismo reclama estar compenetrado con otro. Lo que el niño intuye es ese deseo profundo del ser humano que es llegar a esa plena identificación.

2. Mi pie izquierdo

Muestra un caso real. Empieza mostrándonos al personaje principal en su momento de triunfo, cuando consigue realizarse. Le recogen en limusina a presentar su libro “Mi pie izquierdo” y comienza a narrar el libro. Una persona limitada con parálisis cerebral llega tan lejos gracias a su madre. Todos piensan que él es tonto, que no sabe hablar.

  • Pero su madre es la única que le conoce realmente (él siente). Su madre ve sus posibilidades, su yo más profundo y él no se convierte en alguien incapaz, sino que entiende todo y aprende a escribir sin que nadie le enseñe. De su madre aprende a conocerse.
  • En un momento él se empieza a enamorar de su maestra. La madre no es complaciente. Él empieza a idealizar a su maestra, pero ella no está enamorada de él. Él necesita algo más y busca el amor. La madre le aporta compromiso. El conocimiento del yo ideal tiene la fuerza del compromiso. Alguien cree en mí hasta el final. Su madre tiene fe en él y él empieza a confiar en sí mismo otra vez. Ella le da impulso y libertad.

El conocimiento del yo ideal no dicta lo que tienes que hacer. ¿Qué se siente cuando hay idealización? Me siento vigilado. El control se manifiesta en vigilancia, no hay libertad ni impulso. Kristi siente un gran agradecimiento por su madre. ¿Qué pasa cuando hay una idealización? Uno piensa: ¿qué sería de mí sin ti? Esa persona no se fía de mí porque me dicta y me controla. No hay confianza. Por eso la persona idealizada siente que le controlan, siente hundimiento y se genera un resentimiento. Kristi se hunde borracho y su madre no deja de creer en él, no le rechaza. En cambio, cuando una persona idealiza a otra y le engaña, se olvida de él. Por eso, cuando el conocimiento del ideal es verdadero, uno se siente comprendido y hay una confianza. Cuando se da esa conexión, ese conocimiento tan especial, surge una profunda confianza. Él sabe cómo tratarme y me fío.

3. Samanta

Plantea una situación que vemos que algo no funciona. Samanta, la protagonista, está atrapada. Le dicen que vaya a la universidad, pero en el fondo le presionan para que se quede y ella no tiene más remedio. En esa situación familiar, los padres están necesitados. El padre tiene una enfermedad y la madre está cansada. Samanta es el punto de unión entre los padres.

  • AFECTO
  • Necesidad
  • Aprecio posesivo platónico irreal

Al final, cuando cierra la puerta, en su momento de soledad, su madre le llama. Es imposible que viva su propia vida, no tiene soledad y abre la puerta a su disposición. La relación se establece en términos de exigencias. Se pasa de un reproche a una satisfacción (primero le dicen que solo piensa en ella y luego que es la hija ideal). Este carácter bipolar hace que la relación sea agobiante, es pesada. Por eso las relaciones posesivas se autodestruyen. ¿Por qué se establecen relaciones posesivas? Siempre responde a que hay una sensación de inseguridad, necesita el apoyo y compañía de otro. Necesita sentir que controla al otro. No confía en la libertad del otro. Tanto en lo posesivo como en lo platónico se da una inmadurez donde se han integrado necesidad y aprecio.

4. Ciego y su novia

La novia le dice de manera poética que su amor ha terminado. Él comienza a dudar y empieza a recordar su vida con ella. Interpreta todos sus datos y saca la conclusión de que lo ha estropeado todo. La 2ª vez que le llama, le pide ella la opinión de cómo ha interpretado el texto y él se queda callado. Ella le dice: “¿me escuchas?” Y él le responde: “No, te estoy viendo”. Está volviendo a ver a su novia como su gran amor. Hasta ahora no le había visto porque se fijaba en los datos, pero ahora sabe cómo interpretarle. El trato se fundamenta en la confianza. El ambiente en que se desenvuelve, el trato es la confianza. No se puede quedar en los datos porque no hay confianza, tengo que ver a la persona en su totalidad.

5. Mujer leucemia

La historia que se presenta es muy interesante. Es una historia breve que nos llega. Él ha dejado de querer a su mujer porque esas cualidades que le habían enamorado, ya no le llamaban tanto la atención. Se había enamorado de las cualidades de otra más joven y estaba dispuesto a dejar a su mujer por esta otra. Su mujer sufre leucemia y el hombre (que quería dejarla) deja de tener interés en lo que le iba a decir y se da cuenta de que ella le importa. Se siente atraído por ella, no por las cualidades. Por eso, el hombre le dice a la azafata que le olvide, porque en el fondo no quería a ella sino a sus cualidades. Él quiere realmente a su mujer. Ahí se da cuenta de que es única e irrepetible su amor. Descubre que es su mujer la única e irrepetible. Él cuando descubrió a la azafata, se fijó en las cualidades, pero cuando se da cuenta de que lo que le importa es la persona, se vuelve a enamorar de su mujer. En el momento en que ella muere, él no supera la muerte. No le puede reemplazar.

6. Vampiros

Se encuentran los dos. La sangre significa la vida y como ella se enamora de él, no quiere quitarle la vida. Pero él le ofrece su sangre, se cae y es ella la que le da su sangre. El beso final es chuparse la sangre el uno del otro. Es una relación muy desequilibrada. Este planteamiento hace que sea más evidente lo que estamos viendo. La situación desequilibrada es lo que hace que uno pueda agradecer la generosidad del otro. ¿Cómo ha podido hacerme esto? ¿Qué le devuelvo? No se puede pagar, es un agradecimiento infinito. Si en una relación todo es desinteresado, no avanza. Igual que nos enamoramos de las personas menos cómodas porque habrá un desequilibrio. Las relaciones más profundas son las más desequilibradas.

7. Sonia

Parece que en la pareja, ella está muy enamorada de él pero él no. Ella quiere continuar y seguir adelante, pero ¿a qué precio? Ella se está sometiendo. Él quiere irse, no está a gusto y se lo hace ver. Él manda (no puede subir por las escaleras a pesar de la claustrofobia). Sonia está sistemáticamente sometiéndose a él. Nunca hacen nada entre los dos. Él toma las decisiones (aborta porque lo dice él). Sonia está aceptando ese sometimiento con tal de seguir (brindis por la continuidad). Él la desprecia. Cuando uno mantiene la resistencia, ¿qué pasa? Esto lo vemos en el corto de la musulmana: “Tienes el cabello muy bonito, ¿por qué lo ocultas?”. Eso es una presión y ahí ella resiste, se siente hermosa y reafirma su identidad. Lo hace por ella.

8. Pareja en un cementerio

Es una comedia de reconciliación. Se ve cómo marca la distancia. Ella es la que es más consciente de cómo va la relación. Ella le lleva a él y él va más despistado por detrás. Ella juega un poco con él. Hay dos formas distintas:

  • Ella no busca desternillarse de risa sino levedad, que el humor sea bueno para la relación.
  • Él tiene que entrar en ese juego (jugar al escondite, bromas…) pero él es más serio. Y ella quiere más ligereza.

De pronto a él se le aparece un fantasma y comprende esa parte de juego que debe haber en una relación. Es decir, lo que permite esa levedad, ligereza, diversión… en una pareja es precisamente esa polaridad que se da entre los sexos. Por eso se da de forma distinta una relación entre dos seres del mismo sexo que de diferente. Ese carácter distinto es algo que el humano busca desde que nace. Uno sabe que las reacciones de un padre y de una madre son distintas. Esa polaridad que despierta el atractivo siempre tiene un carácter de tensión. La tensión hace que las cosas sean más divertidas y emocionantes. Nos despierta la imaginación, curiosidad, fascinación… pero al mismo tiempo cansa.

9. Antes del atardecer

Esta película muestra el encuentro entre dos estudiantes en el tren. Se enamoran pero como cada uno debe seguir su viaje dicen: “Si esto que sentimos es tan profundo, dentro de 1 año nos veremos”. Pero al año siguiente no se encuentran por diferentes circunstancias. 10 años después él va a París a presentar el libro y ella va a ver. Aquí se plantea ese sentimiento que se ha democratizado con la carga de idealización. Ellos no han podido reconstruir su vida amorosa. Tuvieron una experiencia que ninguno olvida. Descubrieron cosas el uno del otro tan ideales que ya no son capaces de vivir eso con otras personas.

10. Película Trust

Una chica muy guapa que se arregla mucho es la novia del capitán del equipo de hockey y se queda embarazada. Ella se quiere casar pero él se va con su beca a estudiar fuera. En ese momento ella conoce a otro chico. Él es muy auténtico, quiere ser bueno en el trabajo y le despiden mucho. Entre ellos surge una amistad y ella decide abortar y le pide ayuda. Él siempre llevaba una bomba que era de su padre en el bolsillo y ella consigue desactivarla. Se cuidan entre ellos. La amistad que ha surgido les lleva a admirarse. Ella va vestida de una manera totalmente desarreglada. Él le pide que tenga el niño y que se casen. No hay romanticismo. Ella le dice que si afirma que respeto, admiración y confianza es igual a amor, se casará. Él dice “vale”, sin emoción ni nada. Ella se sube a un muro y se tira de espaldas sabiendo que le cogería por detrás ya que confiaba en él y se fiaba.

11. El tiempo y la compenetración; la pasión y la normalidad

El paso del tiempo: sin tiempo no hay historia. Hay una tendencia de ver el tiempo como una amenaza: “¿No se cansará de mí?”. Existe el miedo a que con el tiempo se pierda la emoción. El romanticismo sostenía que el punto culminante de una relación es el comienzo. Todo lo demás es cuesta abajo, por eso muchas historias terminan con el reencuentro. A lo largo de la historia hay tres maneras diferentes de considerar la unión:

  1. Amoldamiento: consiste en amoldarse el uno al otro. Esto suponía una subordinación. Generalmente la mujer se subordinaba al varón. Ella tenía que ser sumisa, obediente… era una relación que despersonalizaba, no eran ellos mismos. El matrimonio era alienante. El ideal romántico era tener el derecho a ser feliz, encontrar el amor.
  2. Fusión: sentirme fusionado a otro, totalmente unido al otro. Se realiza de forma suprema en la pasión. Con ese momento de pasión llegas a lo culminante, apasionadamente unidos. El problema psicológico que se plantea es que el apasionamiento resulta una manera de resolver el distanciamiento. El apasionamiento tiene algo de renuncia de uno mismo, dejo de controlar mi vida. El carácter pasajero es otro problema, deja de ser tan emocionante con el paso del tiempo.
  3. Compenetración: cumple 2 aspiraciones en ese enamoramiento-amistad: a) Uno es él mismo. Se subraya la individualidad de cada uno: “yo soy yo” (tengo mi personalidad). b) Uno mismo quiere sentirse con el otro una misma realidad. Uno se siente totalmente identificado con el otro. El otro no es alguien extrínseco a mí, no se queda fuera. Tiene que ser intrínseco: no entiendo mi historia sin esa persona. Se ha metido en mi vida, en mi personalidad. Estas 2 premisas son el fenómeno psicológico humano más radical.

12. Camille

Ella le toma el pelo. Vemos una turbulencia en la relación que a primera vista parece que no funciona. A medida que avanza, descubrimos que entre los dos hay una sintonía muy especial, pese a que se digan “te odio”. Ella le cuenta las impresiones más profundas: “tienes el mismo rostro que antes”. Antes era un extraño y ahora ya no. Expresa de una manera poco elaborada lo que supone esa compenetración. Y cuando se empieza a dormir, balbucea diciendo que somos afortunados. Ella se siente unida, forma parte de algo. En ese momento cuando nada tiene sentido, es el más emocionante. Cuando ella ya no puede llevarle la contraria y se duerme, él le susurra: “siempre estaremos juntos”. Se expresa muy bien la compenetración, pero ¿cómo se llega a eso? Siempre hay un momento en el que empiezan las peleas. Esas peleas son turbulencias de la superficie y manifiestan algo. Cada individuo sigue siendo él mismo. Cuando surgen las tensiones, cada uno tira para su lado, para proteger su individualidad. Si hay más amistad, hay más tiranteces. En el fondo buscan que el otro abra su cómoda individualidad y me acepte como soy. Las heridas que se producen en esos choques son heridas en las que el otro quiere entrar. Por eso, a veces en la relación se plantea el campo de batalla. En un momento, se establece un campo de batalla por una pelea. Da igual que nos digan que nos calmemos. No es algo peligroso, es algo necesario. “Ahora hay que discutir”. Si en una pareja no hay discusiones, no es sano: si encajan muy bien, pueden desencajar muy bien también. Las heridas que se han producido, con el paso del tiempo cicatrizan juntas. Se produce un injerto. Por eso, cuando pasa el tiempo, esas heridas ya no duelen, han cicatrizado. A través de las heridas se ve la unión que tienen. En toda relación de pareja hay momentos de crisis, pero no son malas por sí mismas, es necesario que en esa crisis la pareja se sobreponga y ahí afirmar el querer. “Yo me sobrepongo a la crisis porque quiero a esa persona”. La compenetración es un querer, una tarea, algo que me propongo. Los ancianos tienen una gran capacidad de discutir y de dejar de discutir. Tienen una gran compenetración. Hay que querer. La normalidad tiene que ver con la rutina, acostumbramiento. La compenetración se encuentra en la normalidad, en la vida misma. Ahí es donde más te compenetras. Donde reconocen una y otra vez al otro y no te cansa.

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