Explorando el Realismo y Tenebrismo en la Obra de Caravaggio

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Caravaggio, con un estilo cada vez más realista, a veces enfrentó el rechazo de sus comitentes, quienes no aceptaban las primeras versiones de sus obras.

Suplicio de San Pedro (segunda versión)

En esta obra, se aprecia la marcada tendencia tenebrista, con un Pedro crucificado al revés (a petición propia, para no ser crucificado como Cristo). Caravaggio dirige la atención del espectador hacia Pedro mediante el uso de la luz, destacando su figura en una diagonal. Un detalle característico es el punto rojo, en este caso, en los pies de Pedro. Las figuras secundarias, de espaldas, guían la mirada hacia la luz, complementando la composición en diagonal.

El espacio se presenta como infinito, dominado por la ausencia de luz, el tenebrismo puro. Las figuras trazan una diagonal, formando una cruz al unirse con la diagonal de Pedro. Los estudios anatómicos son impresionantes, y el color y la luz se utilizan para unificar y diferenciar las figuras. Predominan los colores pardos, ocres y arenas, junto con el blanco y el rojo, que Caravaggio emplea para resaltar detalles clave. Su pintura se caracteriza por un estilo muy dibujado.

La cabeza de Pedro

Es una figura llena de vida, que mira su mano clavada, reflejando dolor espiritual, soledad y gran pena. El rostro de anciano, curtido, y la barba impresionista, formada por manchas de color diluido, contribuyen a una anatomía perfecta.

Los pies

El naturalismo y realismo de los pies intensifican la experiencia sensorial del cuadro. No se trata de un pie plano o liso, sino contraído y arrugado, con la deformación de los huesos y músculos causada por el clavo. Los pies de la figura agachada son sucios (recordando a los del Mateo indecoroso rechazado en la capilla Contarelli), y tensos. Existe una relación con el cuadro del Milagro de San Marcos de Tintoretto, que Caravaggio toma como referencia para muchas de sus figuras.

El cuadro de Tintoretto presenta escorzos que dirigen la mirada hacia el interior, en diagonal. Este tipo de escorzo también aparece en la Conversión de Pablo de Caravaggio.

La Conversión de Pablo

Pablo, un perseguidor de cristianos, queda cegado por una luz al llegar a Damasco, escuchando una voz que decía: "Santo, santo, ¿por qué me persigues?". En el cuadro, Pablo parece irradiar la luz que lo cegó, como si la hubiera absorbido y ahora la reflejara. El caballo y la otra figura solo están parcialmente iluminados, sugiriendo una escena más amplia detrás. La fuerte expresión y el naturalismo transmiten un éxtasis, una representación del contacto humano con lo divino.

El Entierro de Cristo

Esta obra, encargada por la familia Vitrice para la iglesia de Santa María in Vallicella (sede de los oratorianos) en Roma, no fue rechazada, ya que encajaba con el espíritu oratoriano. Quien sostiene a Cristo es un hombre común, pero la luz se centra en Cristo. La diagonal se marca desde el paño de Cristo hasta la figura femenina. Las dos mujeres del fondo son vírgenes, y la figura llorando se identifica con María Magdalena. En primer plano, la piedra angular se presenta al espectador.

Cristo vino a la tierra por y para la Iglesia, y por y para nosotros. El punto de contacto, el ángulo tocado con su mano, es el medio que utiliza Caravaggio para introducirnos en el cuadro. Desde ahí, la diagonal se extiende hasta el final, donde la figura que cierra la diagonal nos guía.

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