Explorando el Pensamiento de Nietzsche y Kant: Voluntad de Poder, Superhombre y la Ética del Deber
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Nietzsche: Propuestas
La voluntad de poder designa el conjunto de fuerzas, energías positivas y negativas, activas y reactivas, que constituyen la realidad, es decir, la vida. Supone que el universo entero, incluido el ser humano, es un conjunto de fuerzas y energías en constante devenir, que chocan entre sí, sobreponiéndose unas a otras. Esas fuerzas buscan producir fenómenos más elevados y perfectos. Mediante la voluntad de poder como impulso creador de formas que caracteriza la vida, Nietzsche trata de reconciliar el impulso formal y el impulso instintivo que la metafísica occidental había separado artificialmente.
El eterno retorno se inspira en la concepción cíclica del tiempo propia del pensamiento presocrático. Si no hay más mundo que este, constituido por un conjunto finito de fuerzas que se despliegan en un tiempo infinito, la configuración del universo deberá repetirse eternamente. Esta unión de devenir y eternidad le permite separar lo que establecía el cristianismo entre tierra y cielo, ya que ahora cada instante adquiere un rango de eternidad.
La idea del eterno retorno es trágica, terrible, pero anula toda esperanza: sólo queda la vida repitiéndose eternamente con su carga de dolor y de alegría. Pero ese hombre no es sino un puente que ha de conducir al superhombre (no alude a ninguna raza biológicamente superior, sino a un nuevo modelo humano espiritualmente más elevado). Primero se asemeja al camello, ya que carga con el peso de la ley moral; luego se asemeja al león, que arroja dicha carga y busca el conocimiento; finalmente, se asemeja al niño, cuyas acciones fluyen sin someterse a ninguna restricción ajena al mismo.
El superhombre, alternativa al filósofo platónico esclavo de un mundo ideal vacío, dice sí a la vida y no cree en la igualdad. Concibe la existencia como un continuo experimento de la vida, ensaya formas cada vez más potentes y bellas. Es un filósofo artista y se esforzará por presentar aquellos simulacros o apariencias que mejor expresen el poder creador de la vida.
Nietzsche: Exponer Ideas
La idea fundamental es la muerte de Dios, el proceso por el que los hombres dejan de creer en la existencia de un ser absoluto sobre el que se asientan los valores supremos que venían sustentando la civilización occidental. Como consecuencia, surge el nihilismo, que lleva al hombre a experimentar una confusión y una desorientación completas al pensar que su vida carece de sentido. Este nihilismo reactivo es el peor síntoma de la crisis actual, caracterizada por el pesimismo y la decadencia de las fuerzas vitales.
Pero la muerte de Dios también tiene un matiz positivo que algunos filósofos y espíritus han sabido apreciar, pues la ausencia de un dios creador destruye las ilusiones religiosas, metafísicas y morales, y abre al hombre al horizonte del saber trágico, ofreciéndole la posibilidad de superarse a sí mismo y de elevarse al rango del superhombre.
Nietzsche expone este proceso estableciendo una relación de causalidad entre la muerte de Dios y sus efectos: el nihilismo que deja el mundo sin valores y ese otro nihilismo que ofrece la posibilidad de que el hombre sea dueño de su vida y que afronte el peligro de vivir sin tutela.
Kant: Acción Ética
Kant aborda el análisis del uso práctico de la razón en la Crítica. Advierte que el único criterio que permite determinar el valor moral de la acción es la buena voluntad, aquella voluntad que actúa inspirada en el deber y no en el interés personal. Ahora bien, las éticas anteriores han sido incapaces de encontrar el fundamento del deber porque formulaban imperativos hipotéticos que tienen una validez condicionada a la consecución de algún fin exterior al sujeto. Frente a ellas, Kant propone su ética formal, única que, a su entender, puede fundamentar la idea de deber. Esta ética descubre en la razón del sujeto una ley moral abstracta y universalmente válida, el imperativo categórico (ley moral universalmente válida, presente en la razón del sujeto, que indica de un modo absoluto cómo ha de adoptar su conducta para actuar moralmente), que le ordena de un modo absoluto cómo comportarse, sin concesión alguna a sus inclinaciones.
El imperativo categórico presupone la libertad del sujeto, porque sólo un ser dotado de voluntad libre puede darse a sí mismo una ley moral. El individuo es libre en el ámbito moral porque sólo se obedece a sí mismo, a su razón.
La virtud es la voluntad de actuar siempre por deber. Una conducta virtuosa exige respetar a todas las personas, porque se trata de seres racionales. Estos forman parte del reino de los fines, esto es, la esfera de las relaciones morales entre sujetos racionales que se deben respeto mutuo.
Su ética culmina con la formulación de los tres postulados de la razón práctica (proposiciones exigidas por la razón desde el momento en que existe en ella el imperativo categórico o ley moral: son la libertad del sujeto, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios). Estos tres postulados muestran qué puede esperar el hombre y el verdadero significado de las ideas de la razón: Kant demostró que se trata de noúmenos para el conocimiento científico, pero ahora sabemos que el verdadero sentido de estas ideas no es en absoluto teórico, sino práctico o moral.
Kant: Exponer Ideas
Se expone que el conocimiento de la razón se encuentra limitado a los fenómenos; estos suponen la colaboración entre las intuiciones de la sensibilidad y las categorías (conceptos puros del entendimiento) que, desde la mente del sujeto, organizan el material sensible previamente estructurado por las formas a priori del espacio y del tiempo.
En cambio, los noúmenos no podemos conocerlos, sino sólo pensarlos, ya que carecemos de datos sensibles sobre ellos que podamos organizar mediante las categorías mentales del sujeto.
No obstante, aunque los noúmenos no pueden conocerse, tienen que existir. Kant relaciona su distinción entre fenómenos y noúmenos con la antinomia de la razón práctica referida a la libertad del sujeto: el hombre, entendido como fenómeno, no es libre al estar sometido a la necesidad natural, pero como noúmeno sí posee una voluntad libre sometida al imperativo categórico de la razón.
El texto refleja la relación entre las ideas centrales de la filosofía crítica de Kant: la distinción entre lo empírico y lo inteligible, la dependiente existencia de lo primero respecto de lo segundo y la posibilidad de que el hombre supere el sometimiento a las leyes naturales gracias a su nouménico ser moral.