Explorando el Pensamiento de Descartes, Sócrates, Platón, Nietzsche y Más: Conceptos Clave de Filosofía y Ética

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El Racionalismo de Descartes

Según Descartes, la razón es la única facultad que puede conducir al hombre al conocimiento de la verdad. Solo se debe aceptar lo que sea evidente, claro y distinto.

Las reglas del método cartesiano son cuatro: evidencia, análisis, síntesis y enumeración.

Para Descartes, la razón es la única facultad que puede conducir al hombre al conocimiento de la verdad. Para ello es preciso: método, reglas y evidencia.

La duda metódica es una estrategia: metódica, basada en el escepticismo, buscando lo claro y distinto.

Descartes defiende un dualismo antropológico radical: cuerpo y alma/mente, donde reside la libertad.

Aquello que no necesita de otra cosa para existir es la sustancia, ya sea cogitans/pensante, extensa o Dios.

La duda cartesiana era una duda metódica, que cuestionaba los sentidos, la vigilia y la posibilidad de un genio maligno.

La metafísica cartesiana distinguió tres sustancias: infinita, extensión y pensante.

Descartes distingue entre tres tipos de ideas: adventicias, facticias y las claras y distintas.

El objetivo de la duda cartesiana es encontrar la verdad, superando los engaños de los sentidos, el sueño y el genio maligno.

En la metafísica cartesiana se establece la existencia de sustancias: extensa y pensante/cogitans.

Para Descartes, las ideas claras y distintas no se derivan de los sentidos ni de la imaginación, sino que son innatas y conducen a la verdad.

La duda cartesiana tiene como objetivo la búsqueda de la verdad: metódica, no escéptica, buscando ideas claras y distintas.

Cuando habla de la res extensa, se refiere a las cualidades primarias, secundarias y al movimiento.

Descartes defiende un dualismo antropológico radical, porque considera que el hombre es una unión de sustancias, donde existe mecanicismo y libertad.

Para hacer frente al escepticismo, Descartes utiliza la duda metódica en busca de la verdad.

En la segunda parte del Discurso del método se establecen las reglas, la evidencia, evitando la precipitación y promoviendo el análisis.

La duda metódica es de carácter teórico, no práctica, buscando superar el escepticismo y alcanzar la verdad.

La filosofía cartesiana es un racionalismo, que prioriza la razón sobre la experiencia.

Puesto que Descartes desea entregarse a la búsqueda de la verdad, comienza con la duda, superando el sueño y el genio maligno.

Descartes define el término sustancia como aquello que puede existir por sí mismo, ya sea infinita o pensante/cogitans.

Contra el escepticismo, Descartes utiliza la duda metódica en busca de la verdad, superando el genio maligno.

La duda metódica es una estrategia con la que Descartes pretende combatir el escepticismo y alcanzar la verdad.

Descartes defiende un dualismo antropológico radical entre cuerpo y mente, donde reside la libertad.

Cuando habla de la res extensa, Descartes distingue entre cualidades primarias, secundarias, la extensión y el movimiento.

La metafísica cartesiana se basa en la existencia de sustancias: pensante/cogitans, extensa e infinita.

Para Descartes, el principio de su filosofía es «pienso, luego soy», una verdad que supera a los escépticos y la duda.

La razón matemática cartesiana se basa en la intuición, el método, las reglas y la evidencia.

La moral cartesiana es provisional, no teórica, basada en las costumbres y el conocimiento/pensamiento.

La duda cartesiana era una duda metódica, que cuestionaba los sentidos, la vigilia y la posibilidad de un genio maligno.

Una vez que se ha procedido al análisis, se busca lo simple para llegar a lo complejo.

Contexto Histórico y Filosófico

La Guerra del Peloponeso, que tuvo lugar entre 431 y 404 a.C., enfrentó a Atenas y su imperio con la Liga del Peloponeso, liderada por Esparta. Más que un conflicto militar, fue una lucha de ideologías y sistemas políticos: la democracia ateniense contra la oligarquía espartana. Este conflicto transformó el panorama político griego, provocando el declive de Atenas y el breve ascenso de Esparta.

La guerra generó un clima de incertidumbre y desconfianza que influyó en las actitudes hacia la democracia y la política en general. Durante este periodo, se observaron cambios en el poder y en las leyes, reflejando a menudo el malestar popular y la inestabilidad.

Sócrates y su Método Dialéctico

Sócrates, quien vivió entre el 470 y el 399 a.C., fue contemporáneo de este período de inestabilidad política y social. Se dedicó a explorar las creencias y valores de sus interlocutores, adoptando un enfoque crítico hacia las normas aceptadas y cuestionando constantemente la autoridad. Sin embargo, su actitud no siempre fue bien recibida, lo que finalmente resultó en su condena y ejecución por impiedad y corrupción de la juventud ateniense.

Pitágoras y la Armonía Numérica

Pitágoras, más que un matemático, fue un filósofo místico cuyas enseñanzas abarcaban doctrinas éticas y metafísicas. Su concepción del universo estaba profundamente arraigada en la creencia de la armonía numérica como principio subyacente de toda realidad. Además, sostenía que los números no solo tenían propiedades matemáticas, sino también cualidades espirituales, y proponía la inmortalidad del alma humana y su transmigración entre cuerpos, una idea luego adoptada por Platón en su teoría de la reencarnación.

La Influencia de Pitágoras y Parménides en Platón

La influencia de Pitágoras en Platón se evidencia en el énfasis de este último en la importancia de la educación matemática dentro de su academia. Platón consideraba que las matemáticas no solo disciplinaban la mente, sino que también brindaban acceso a formas más elevadas y eternas de conocimiento, reflejando directamente las enseñanzas pitagóricas sobre la relación entre la realidad y la percepción numérica.

Por otro lado, Parménides ofreció un contrapunto filosófico significativo al pluralismo y al cambio perpetuo característicos de muchas corrientes filosóficas griegas de su tiempo. Argumentaba que el cambio era una ilusión y que la única realidad verdadera era "el ser", perfecto, inmutable, eterno e indivisible. Esta idea influiría profundamente en Platón y su Teoría de las Formas, donde propone que las formas perfectas son eternas e inmutables, mientras que el mundo sensorial percibido es solo una copia imperfecta de estas formas.

La Influencia de Sócrates en Platón

Sócrates también ejerció una influencia directa sobre Platón. Su método dialéctico, que implicaba la búsqueda de definiciones y clarificación de conceptos a través de preguntas y respuestas, no solo estructuró muchos diálogos platónicos, sino que también subyace en el enfoque platónico hacia la filosofía como una disciplina dirigida hacia la búsqueda de la verdad.

El intelectualismo moral de Sócrates es otra pieza clave adoptada y desarrollada por Platón. Sócrates sostenía que conocer el bien equivale a hacer el bien, una idea reflejada en la convicción de Platón de que el conocimiento adecuado necesariamente conduce a la acción correcta, y que la educación filosófica puede transformar el alma hacia una vida virtuosa.

Nietzsche: El Devenir y la Voluntad de Poder

El Ser es Devenir

Nietzsche rechaza la noción de un mundo de formas inmutables y eternas. Para él, el ser no es estático sino que es constantemente devenir. Este flujo incesante de cambio es la verdadera naturaleza de la realidad. La idea de un ser eterno e inmutable es, según Nietzsche, una ilusión creada por la mente humana.

Instinto vs. Razón

Mientras Platón eleva la razón como la facultad superior del ser humano, Nietzsche argumenta que la razón a menudo ha sido utilizada para negar y reprimir los instintos naturales, que son vitales para la vida. Los instintos no son irracionales en un sentido peyorativo; más bien, son expresiones de la voluntad de poder, el impulso subyacente hacia la afirmación y expansión de la vida.

Máscara y Moral

Nietzsche utiliza la metáfora de la "máscara" para ilustrar cómo las personas adoptan y cambian roles, lo que considera no sólo inevitable sino esencial para la existencia humana. Estas máscaras no son falsas apariencias que deben ser descartadas para revelar una "verdad" subyacente, sino manifestaciones de nuestra capacidad para crear y vivir a través de múltiples interpretaciones de nosotros mismos. En cuanto a la moral, Nietzsche ve las normas morales tradicionales como imposiciones que limitan la expresión de la voluntad de poder. Propone reevaluar y recrear nuestras propias tablas de valores de manera que reflejen y afirmen la vida, en lugar de negarla.

Comparación Detallada de la Aproximación a la Verdad

En la filosofía platónica, la verdad es objetiva, eterna e inmutable, accesible a través del intelecto y la razón. La verdad es universal y existe en el mundo de las formas, independientemente de la experiencia humana individual. Para Nietzsche, no hay verdades objetivas o eternas; la "verdad" es una cuestión de interpretación y perspectiva, sujeta a cambios y revaluaciones constantes. Lo que las personas consideran verdad es el resultado de diversos factores históricos, culturales y psicológicos.

El Papel de la Razón y los Instintos

Para Platón la razón es el medio para alcanzar el conocimiento y la iluminación, guiando al alma hacia la comprensión de las verdades eternas del mundo inteligible. La razón nos libera de las cadenas de la ignorancia representadas por el mundo sensible. Para Nietzsche la razón ha sido sobrevalorada y que sirve para reprimir los aspectos vitales de nuestra existencia. Los instintos son fundamentales y deben ser integrados conscientemente en nuestra vida para lograr una existencia plena y auténtica. La vida está por delante de la razón.

La Naturaleza de la Realidad

Para Platón la realidad verdadera es estática, representada por las formas inmutables y perfectas. El mundo sensible es una mera sombra de esta realidad. Nietzsche, en cambio, niega que exista una realidad estática o eterna; todo está en constante flujo. La realidad es dinámica y está siempre en proceso de cambio y reinvención.

Voluntad de Poder vs. Voluntad de Razón

La noción de "voluntad de poder" de Nietzsche y la elevación de la razón por Platón representan dos perspectivas filosóficas profundamente diferentes sobre la motivación humana y el entendimiento de la realidad. Nietzsche propone que la "voluntad de poder" es una fuerza subyacente que impulsa toda conducta y fenómeno natural, no solo como un deseo de dominación, sino como un impulso hacia la auto-realización y la expansión de la propia potencia. Critica la sobrevaloración de la razón en la tradición filosófica occidental, argumentando que puede convertirse en una herramienta de negación de la vida al imponer normas que contradicen la naturaleza fluida y dinámica de la existencia.

Por otro lado, Platón considera que la razón es la facultad suprema del alma, permitiendo acceder al mundo de las formas, la realidad más verdadera y perfecta. A través de la razón, se puede alcanzar el conocimiento verdadero, trascendiendo el mundo sensible de las apariencias engañosas e impermanentes. En su ideal, los gobernantes filósofos, quienes han cultivado y dominado la razón, son los más aptos para liderar hacia el bien y la armonía.

Eterno Retorno y Teoría del Conocimiento Platónico

El concepto de "Eterno Retorno" de Nietzsche y la "Inmutabilidad del Mundo de las Ideas" de Platón representan dos visiones filosóficas opuestas en cuanto a la temporalidad, el conocimiento y la existencia. Mientras Platón se enfoca en un reino de verdades eternas e inmutables, accesibles solo a través de la razón y separadas del flujo del tiempo, Nietzsche introduce la idea de repetición y ciclicidad que desafía cualquier concepción estática de la vida. Para Nietzsche, cada momento se repetirá eternamente, lo que plantea la pregunta crítica: ¿Cómo deberíamos vivir nuestra vida si tuviéramos que vivirla de la misma manera una y otra vez? Por otro lado, Platón postula la existencia de un mundo de Ideas donde residen las esencias verdaderas y perfectas de todas las cosas, accesibles a través del intelecto y la razón. Estas dos visiones ofrecen un enfoque radicalmente diferente hacia la ética y el propósito de la vida. Mientras que Platón busca certeza y estabilidad en las verdades inmutables, Nietzsche celebra la intensidad de la vida que debe ser vivida plenamente en cada momento bajo la premisa de que se repetirá eternamente.

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