Explorando la Música Instrumental y la Ópera Italiana del Siglo XIX
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La Música Instrumental: El Piano en el Siglo XIX
A principios del siglo XIX el pianoforte, denominado así por su capacidad para contrastar intensidades suaves y fuertes, acaba destronando definitivamente al que durante los siglos XVII y XVIII había sido el instrumento de tecla dominante: el clavicémbalo. El piano se convirtió en el instrumento rey durante el Romanticismo.
En el siglo XIX se popularizaron las obras breves para piano solo (polonesas, mazurcas, nocturnos, etc.). Este es uno de los géneros musicales románticos por excelencia, ya que permite expresar de manera íntima e individual la sensibilidad estética del intérprete. Algunas formas clásicas para piano solo como la sonata, de mayor extensión, también se siguen componiendo. Los compositores más representativos de la música para piano solo son Chopin, Schumann, Mendelssohn y Liszt.
El piano también está muy presente en el repertorio de cámara del siglo XIX. Tríos, cuartetos y quintetos con piano se interpretaban con frecuencia en conciertos públicos o audiciones privadas y gozaban de una gran aceptación.
Los géneros musicales de grandes dimensiones también recurrieron a este instrumento. Es el caso del concierto para piano y orquesta, que se impuso sobre el resto de conciertos solistas.
La Ópera Italiana y el Bel Canto
Durante la primera mitad del siglo XIX el estilo del bel canto alcanzó su más alto nivel. El bel canto era un estilo presente en la ópera italiana que se caracterizaba por el virtuosismo, la gran expresividad y la ornamentación que demostraban los solistas en su interpretación. En el estilo del bel canto destacan Gioacchino Rossini con óperas como El barbero de Sevilla, Vicenzo Bellini con Norma y Gaetano Donizetti con El elixir de amor.
Giuseppe Verdi: La Cumbre de la Ópera Italiana
Giuseppe Verdi (1813-1901) representa la cumbre de la ópera italiana. Este compositor pone su música al servicio del drama. Profundiza en la psicología de los personajes y en el argumento de la historia, mezclando magistralmente en sus obras la comedia y la tragedia, el patriotismo y la crítica social. Construye melodías sencillas con ritmos claramente marcados y otorga gran importancia a los coros. Algunas de sus óperas más famosas son Nabucco, La Traviata, Rigoletto o Aida.
El Nacionalismo Musical en el Siglo XIX
Se desarrolló principalmente en la segunda mitad del siglo XIX en países que carecían de una tradición musical propia y que habían dependido musicalmente de otras naciones como Francia, Alemania o Italia.
Los artistas e intelectuales de países como Rusia, Suecia, Noruega, Checoslovaquia o España se interesaron por recuperar su identidad cultural: folclore, lenguas regionales, costumbres y saber popular.
Por ello, la música se convirtió en un elemento ideal para ensalzar las virtudes y características de sus gentes, sus paisajes, su historia, etc., por lo que estos compositores encontrarían en las melodías y ritmos populares del folclore de su país un recurso efectivo.
Los géneros preferidos por los compositores nacionalistas son el poema sinfónico y la ópera, ya que, debido a sus características, se podían llenar de contenido patriótico y político.
Principales Compositores Nacionalistas
En Rusia destaca Mijail Glinka (1804-1857), iniciador del movimiento. La influencia de este tendrá su continuación en el llamado “Grupo de los Cinco”.