Explorando los Géneros Teatrales y Conceptos Clave de la Semántica Española
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Los Géneros Teatrales Mayores
La Comedia
En la comedia, la acción está plagada de situaciones humorísticas y termina felizmente. Sus características principales son:
- Los protagonistas son seres corrientes a los que les ocurren peripecias graciosas que provocan la risa del espectador.
- Su final es feliz y su protagonista, a menudo un antihéroe cobarde pero ingenioso, termina consiguiendo su propósito.
- Las situaciones disparatadas y las frases ingeniosas son dos de los recursos más utilizados para producir humor. Muchas veces, detrás de la risa, el autor esconde la crítica social.
La Tragedia
La tragedia representa un conflicto insuperable entre el héroe y su destino. Sus rasgos distintivos incluyen:
- El protagonista aparece marcado por un destino que es más fuerte que él y luchará en vano contra él.
- El final es siempre desgraciado, pues acaba con el fracaso o la muerte del héroe.
- Son famosas las tragedias de William Shakespeare. Una de las más conocidas es Romeo y Julieta.
- En el teatro español también se producen desenlaces trágicos a causa del honor y los celos, como en Fuenteovejuna, de Lope de Vega.
El Drama
El drama es un género teatral que se sitúa como intermedio entre la tragedia y la comedia. Aúna el desenlace a menudo trágico de la tragedia con los personajes más comunes y realistas de la comedia.
- Los personajes se enfrentan a conflictos y situaciones de gran tensión que, habitualmente, los conducen al fracaso.
- A diferencia de la tragedia, los personajes del drama no son seres heroicos, sino individuos corrientes enfrentados a situaciones realistas y cercanas.
En el Romanticismo, destacan los dramas Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas, y Don Juan Tenorio de José Zorrilla, prototipo este último del héroe rebelde que se enfrenta a todas las leyes humanas y divinas.
Sinónimos y Antónimos: Claves para la Riqueza Léxica
Las palabras sinónimas son aquellas que poseen el mismo significado o uno muy parecido. Su uso nos ayuda a evitar repeticiones y a aportar mayor variedad y riqueza a nuestros textos.
Las palabras antónimas, por su parte, son las que significan lo contrario. Con ellas podemos crear efectos de contraste y enfatizar ideas opuestas.
Tipos de Antónimos:
- Antónimos excluyentes: Palabras que se excluyen mutuamente, como muerto y vivo. Una persona está muerta o está viva, no hay término medio.
- Antónimos graduales: Palabras que se sitúan en los extremos de una relación que admite términos intermedios, como caliente y frío (entre los cuales existe templado o tibio).
- Antónimos complementarios: Palabras que existen en relación una con la otra, como padre e hijo.
Muchos antónimos se forman con prefijos como in- (invisible), des- (deshacer), anti- (antinatural), a- (amoral), an- (anormal), entre otros.
En literatura, existe la figura retórica llamada antítesis, que consiste en contraponer en un mismo texto palabras o ideas que significan lo contrario, creando un efecto de contraste.
Polisemia y Monosemia: La Riqueza de los Significados
La mayoría de las palabras de la lengua común tienen varias acepciones, es decir, múltiples significados.
Palabras Polisémicas
Las palabras polisémicas son aquellas que han adquirido diversos significados a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la palabra bajo puede referirse a "de poca altura" o a "que está en un lugar inferior".
La polisemia puede ocurrir por diversas razones:
- Por el uso en sentido figurado (ej. falda de montaña).
- Por adaptación a ámbitos nuevos (ej. ratón de ordenador).
- Por otros motivos de evolución lingüística.
Palabras Monosémicas
Por el contrario, llamamos palabras monosémicas a aquellas que poseen un solo significado. Son especialmente frecuentes en el lenguaje científico y técnico, donde la precisión es crucial (ej. linfocito, protón).